Los líderes africanos fueron llamados a encabezar la construcción conjunta de la mitigación, resiliencia y adaptación a los impactos del cambio climático, durante una cumbre de tres días sobre el tema realizada en la capital etíope.
La convocatoria a caminar juntos para afrontar el desafío del recalentamiento planetario fue común, con más o menos énfasis, en los discursos y declaraciones durante la octava Conferencia sobre Cambio Climático y Desarrollo de África (CCDA), que acogió este año Addis Abeba entre el miércoles 28 y este viernes 30.
«Nuestra primera acción urgente es construir la resiliencia y la adaptación a los impactos adversos del cambio climático para las comunidades más vulnerables de África», sentenció James Kinyangi, director de Política Climática del Banco Africano de Desarrollo (BAFD), cuando subrayó que la institución ha articulado su compromiso financiero con la respuesta al fenómeno global.
«Ahora es el momento de traducir el Acuerdo de París (2015) en acciones concretas, para salvaguardar los logros del desarrollo y abordar las necesidades de los más pobres y vulnerables», dijo ante la CCDA anual, que reunió a los responsables políticos, la sociedad civil, la juventud, el sector privado y la academia.
El encuentro debatió tanto situaciones actuales provocadas por las alteraciones climáticas en África, como la posición del continente ante la 25 Conferencia de las Partes (COP25) de la Convención de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (CMNUCC), que tendrá lugar en Santiago de Chile en diciembre.
También promovió la posición común ante la Cumbre sobre la Acción Climática, que se celebrará en la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en Nueva York el 23 de septiembre, convocada por su secretario general, António Guterres.
Mithika Mwenda, secretario general de la Alianza Panafricana de Justicia Climática, llamó a los líderes continentales a encabezar el diálogo y la acción porque los “hermosos discursos” no serán suficientes para alcanzar los objetivos del Acuerdo de París sobre cambio climático, recogiendo un pronunciamiento reciente en ese sentido de Guterres.
La Alianza, que aglutina a un centenar de organizaciones ambientales, fue una de las organizadoras de la Conferencia, junto con el BAFD y otras entidades continentales, bajo la egida de la Comisión de la Unión Africana, en cuya sede se celebró el encuentro, convocado con el lema: “Intensificar la acción climática para economías resilientes en África: una carrera que podemos (y debemos) ganar”.
Hasta el momento, 53 países africanos se han comprometido a realizar contribuciones determinadas a nivel nacional para frenar el impacto del cambio climático, identificando la necesidad de unos 3,5 billones (millones de millones) de dólares de inversión para 2030 con ese fin.
Según Kinyangi, estos compromisos presentan una oportunidad para que el AfDB contribuya a políticas y acciones que movilicen los recursos financieros necesarios para apoyar las inversiones a largo plazo en resiliencia y la transición de África hacia un desarrollo bajo en carbono.
Recordó una sentencia reciente del presidente de la institución, Akinwumi Adesina, que aseguró que «África no puede adaptarse al cambio climático a través de las palabras. Solo puede adaptarse al cambio climático a través de los recursos».
«África ha tenido un cambio corto en términos de cambio climático porque el continente representa solo cuatro por ciento de las emisiones de gases de efecto invernadero, pero sufre desproporcionadamente por los impactos negativos», dijo el máximo responsable del BAFD.
La institución, detalló, lidera un esfuerzo para crear una Alianza Financiera Africana para el clima, que reunirá a instituciones financieras, bolsas de valores y bancos centrales del continente, para desarrollar un modelo de financiamiento endógeno que apoyaría a África a adaptarse al cambio climático sin depender de nadie más.
A principios de este año, los ciclones tropicales, Idai y Kenneth arrasaron en un tan solo un mes cinco países africanos: Mozambique, Malawi, Tanzania, Zimbabwe y las Comoras.
Kenneth quedó registrada como la tormenta más fuerte que haya tocado tierra en el continente, mientras que Idai es la peor tormenta en términos de pérdidas y daños, con un saldo total de más de 1.000 muertes y daños por al menos mil millones de dólares.
«En Sudán, acabamos de ganar una lucha democrática, pero nos enfrentamos a otra crisis ecológica catastrófica de proporciones monumentales, que, la semana pasada, mató al menos a 62 personas y destruyó 37.00 hogares», dijo Nisreen Eslaim, activista climático de Sudán, refiriéndose a las inundaciones que arrasaron la ciudad de Jartum.
Dado que la amenaza de inundaciones, sequías y olas de calor se amplificará por la mayor variabilidad climática, los expertos creen que la mejor estrategia de respuesta es aquella que mejore la resiliencia de las economías, la infraestructura, los ecosistemas y las sociedades a la nueva realidad.
«Por mucho que estemos tratando de responder a las calamidades relacionadas con el clima, necesitamos medidas a largo plazo para la gestión del riesgo de desastres. Esa es una razón por la que debemos hacer lo que sea necesario para implementar el Acuerdo de París», dijo Kinyangi en diálogo especial con IPS.
Para apoyar a los países africanos a adaptarse al cambio climático, BAFD se ha comprometido a garantizar que al menos 40 por ciento de los proyectos que apruebe en 2020 sean financiamiento climático, con proporciones iguales de iniciativas destinadas a adaptación y mitigación.
El banco multilateral de desarrollo también busca incorporar iniciativas de cambio climático y crecimiento verde en todas las inversiones para el próximo año.
«Por mucho que nos movilicemos significativamente para que haya más financiamiento climático nuevo y adicional en África en 2020, seguiremos presionando a los países ricos para que entreguen los 100.000 millones de dólares anuales comprometidos», dijo Kinyangi.
«El enfoque de nuestros líderes se está volcando lenta pero decididamente a otros asuntos que dominan las interacciones diplomáticas internacionales como la crisis Irán-Estados Unidos, el Brexit, el terrorismo y los movimientos emergentes de extrema derecha, que constituyen el peligro de un mayor escepticismo climático», analizó Mwenda por su parte.
«Nuestra única esperanza es la unidad de propósito, el que nos trajo a Addis Abeba: contribuir a un proceso que moldee el futuro de la humanidad y la salud del planeta», agregó el jefe de la Alianza.
Para Josefa Sacko, responsable de Economía Rural y Agricultura de la Comisión de la Unión Africana, el continente necesita aumentar en calidad y en cantidad su ambición en la lucha contra el cambio climático.
«Sin compromisos globales ambiciosos y urgentes para abordar el cambio climático, la capacidad de la mayoría de los países africanos para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y los ideales de la Agenda 2063 de África siguen siendo esquivos», dijo.
Mientras tanto, Guterres, el secretario general de la ONU, pidió a los líderes africanos que participen en la cumbre climática de septiembre a concurrir con planes concretos, ambiciosos y realistas para la meta de la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero en 45 por ciento durante la próxima década.
Solo así se podrá lograr avanzar a la neutralidad de emisiones netas para 2050, como lo exige el informe especial del Grupo Intergubernamental sobre Cambio Climático, que apuntala la necesidad de cumplir los compromisos del Acuerdo de París.
T: MF