El anuncio de Irán de que superó el límite de 300 kilogramos de reservas de uranio poco enriquecido, establecido por el acuerdo nuclear de 2015, es una respuesta esperada pero preocupante a la imprudente y mal concebida campaña de presión del gobierno de Estados Unidos para matar ese acuerdo, conocido como Plan de Acción Integral Conjunto (PAIC).
Es crítico que el presidente Donald Trump no reaccione de manera exagerada y aumente aún más las tensiones, ante esta violación anunciada por Teherán el lunes 1 de julio y confirmada por el Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) el mismo día.
Cualquier violación del acuerdo es una preocupación importante pero, en sí mismo, un aumento en las reservas de uranio poco enriquecido (UH6) de Teherán, por encima del límite de 300 kilogramos de uranio enriquecido del 3,67 por ciento, no representa un riesgo de proliferación a corto plazo.
Irán necesitaría producir aproximadamente 1.050 kilogramos de uranio enriquecido a ese nivel, enriquecerlo aún más hasta el grado para las armas (más de 90 por ciento de uranio-235) y luego armarlo.
Las inspecciones constantes e invasivas que lleva a cabo el OIEA proporcionarían una alerta temprana de cualquier otra medida por parte de Irán para violar el acuerdo.
Teherán no está en una carrera insensata para producir una bomba, sino que por el contrario los líderes de Irán están buscando tener elementos para poder contrarrestar la campaña de presión de los Estados Unidos, que le niega sistemáticamente cualquier beneficio por cumplir con el de cumplir con el PAIC.
A pesar de la comprensible frustración de Irán con la nueva imposición de sanciones por parte de Estados Unidos, sigue siendo de interés para Teherán cumplir plenamente con los límites del acuerdo y abstenerse de realizar más acciones que violen el acuerdo.
Si Irán cumple con su amenaza de reanudar niveles más altos de enriquecimiento el 7 de julio, eso supondría un riesgo de proliferación más grave.
El almacenamiento de uranio enriquecido a un nivel superior acortaría el tiempo que le llevaría a Irán producir suficiente material nuclear para poder fabricar una bomba, una línea de tiempo que actualmente se mantiene en 12 meses como resultado de las restricciones del acuerdo nuclear.
La fallida política de la administración de Trump en Irán está a punto de producir una nueva crisis nuclear, pero todavía hay una oportunidad para salvar el acuerdo y reducir las tensiones.
La Comisión Conjunta del PAIC, que está compuesta por las partes del acuerdo (Alemania, China, Francia, Gran Bretaña, Rusia, la Unión Europea e Irán) y supervisa su implementación, se reunió el 28 de junio.
La reunión fue una oportunidad crítica para que los Estados parte presionen a Irán para que cumpla plenamente con el acuerdo nuclear y se comprometa a redoblar los esfuerzos para cumplir con las obligaciones de alivio de las sanciones.
Por su parte, la Casa Blanca debe evitar pasos que aumenten aún más las tensiones con Irán. Trump debe dejar de hacer vagas amenazas militares y abstenerse de tomar medidas como revocar exenciones para proyectos clave de cooperación nuclear que realmente benefician las prioridades de no proliferación de los Estados Unidos.
Si Trump no cambia el rumbo, corre el riesgo de colapsar de verdad el acuerdo nuclear y provocar un conflicto en la región, de imprevisibles consecuencias.
T: MF