Ciudades de luz para refugiados contrarrestan política de Trump

Una manifestación a favor de la acogida a los refugiados de las que se producen periódicamente en ciudades del estado de Nueva York. Crédito: Dominio público
Una manifestación a favor de la acogida a los refugiados de las que se producen periódicamente en ciudades del estado de Nueva York. Crédito: Dominio público

Mientras que el gobierno de Estados Unidos restringe el acceso a los migrantes y endurece su política con los refugiados, en algunas de sus ciudades en el estado de Nueva York realizan esfuerzos para integrar en sus comunidades a los refugiados y solicitantes de asilo.

Específicamente, en las ciudades de Utica, Búfalo y Siracusa están dando la bienvenida a los refugiados para que vivan y trabajen en ellas. Son urbes que comparten la frontera con Canadá y que, por ello, se han habituado durante muchos años a facilitar a los solicitantes de asilo a que ingresen a sus comunidades.

En 2018, había en Búfalo 69.058 residentes inmigrantes en su área metropolitana, según un informe de la organización no gubernamental New American Economy, que monitorea los movimientos migratorios.

La apertura a migrantes y refugiados de la ciudad contrasta con las restrictivas medidas contra la migración de la administración de Donald Trump, desde que asumió la presidencia en enero de 2017, especialmente en la frontera sur, con México. Igual sucede con los refugiados, cuyas cuotas anuales se reducen cada vez más.

Eva Hassett, la directora ejecutiva del Instituto Internacional de Búfalo, dijo a IPS que “la  administración de Trump redujó drásticamente el límite de admisión para los refugiados que ingresan a Estados Unidos, así que hay un número mucho menor de refugiados que llegan a Búfalo,  en el estado de Nueva York. Son números históricamente bajos para un programa que el país comenzó en 1980″.

Eso incluye a Búfalo y las otras urbes del estado con políticas similares, que las incluye en la categoría de “ciudades de  luz”, un concepto acuñado por la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur).

Así categoriza al número creciente de ciudades en el mundo que decidieron acoger a refugiados y hacerlo de una manera cálida y amigable, brindándoles oportunidades y recursos que serán beneficiosos tanto para las comunidades como para quienes llegan para integrarse a ellas.

Se trata de colaborar en que los refugiados pueden llevar vidas más seguras de las que tenían en su lugar de origen y que forzaron su huida.

Según Acnur, las soluciones comunes para los refugiados incluyen la repatriación voluntaria a su país de origen,  el reasentamiento en otra nación y la integración en la comunidad de acogida.

Liz Throssell, portavoz  de Acnur para Estados Unidos y Europa, dijo a IPS que “para los refugiados que no pueden volver a su hogar, la integración en su comunidad local puede proporcionar una solución duradera, lo que les brinda la oportunidad de construir una nueva vida. La integración suele ser una tarea compleja y proceso gradual, con dimensiones legales, económicas, sociales y culturales «.

«Establece demandas considerables tanto para el individuo como para la comunidad de acogida. Pero cuando los refugiados se integran, esto puede traer beneficios para todos, ya que la persona puede contribuir económica y socialmente a la comunidad», declaró.

Una de las imágenes que forman parte de la campaña de la ciudad estadounidense de Búfalo para promoverse como tierra de acogida para las personas refugiadas. Crédito: Alcaldía de Búfalo
Una de las imágenes que forman parte de la campaña de la ciudad estadounidense de Búfalo para promoverse como tierra de acogida para las personas refugiadas. Crédito: Alcaldía de Búfalo

Las últimas cifras de Acnur sitúan el número de refugiados por desplazamiento forzoso de sus países en 20, 2 millones de personas, mientras que se calcula que aproximadamente 1,1 millones de los solicitantes de asilo se han convertido en ciudadanos de los países de acogida.

En ello cumplen un papel esencial las ciudades de luz, al hacer sentir a los refugiados seguros y bienvenidos a través de medidas y políticas especiales, que incluyen formas de mantener su identidad cultural mientras se les ayuda a adaptarse a un nuevo entorno.

Entre esas ciudades de luz conocidas mundialmente están Yakarta, Kigali (Ruanda), Viena, São Paulo, Erbil (Iraq), Altena (Alemania) y Gdansk (Polonia).

A nivel de los gobiernos centrales, no solo en Estados Unidos sino también en países europeos se imponen crecientes restricciones a la acogida de migrantes y refugiados.

Pero, en contraste,  «cada vez más ciudades están trabajando para empoderar a los refugiados y aprovechar las oportunidades que brindan”, se congratuló Throssell.

“Los alcaldes, las autoridades locales, las empresas sociales y los grupos de ciudadanos están en la primera línea de la respuesta mundial respecto a los refugiados, fomentando la cohesión social y protegiendo y ayudando a los desplazados por la fuerza”, afirmó.

En el caso de Búfalo, los beneficios han incluido «la accesibilidad, el papel acogedor de la comunidad,  la defensa de los derechos y la inclusión, además de una gran cantidad de infraestructura de apoyo, buenos empleos y ciudades  fáciles de recorrer», destacó Hassett.

Similares medidas y positivos efectos sociales se han percibido en Utica, Siracusa y la propia ciudad de Nueva York.

Por esa razón, mientras el tope de refugiados para este año se redujo en Estados Unidos a 30.000 por imposición de la administración de Trump, el estado de Nueva York se mantiene como un foco de acogida para ellos y los migrantes en general.

Hassett recordó que el “refugiado es un estatus migratorio, otorgado a una persona por el Departamento de Estado”, así que “los refugiados llegan documentados y autorizados para trabajar”, después de ser evaluados y sometidos a diferentes verificaciones por distintos organismos de seguridad.

Parte de ellos “se naturalizarán para ser residentes permanentes legales», concluyó.

El Programa de Admisiones de Refugiados de Estados Unidos, establecido en 1980y varias veces modificado, ofrece 90 días de respaldo y apoyo financiero quienes ingresen con ese estatus, pero sus alcances han sido reducidos drásticamente por Trump.

Pero en las urbes del estado de Nueva York esas medidas del gobierno federal se contrarrestan con la promoción de empleo, así como servicios para el aprendizaje de inglés o para la ubicación de viviendas para nuevos refugiados o aquellos que ya estaban en otras partes de Estados Unidos.

La publicidad sobre el estado como tierra de acogida se realiza en gran parte a través de campañas de video efectuadas por  agencias de reasentamiento, grupos de Facebook, charlas en WhatsApp y medios impresos y digitales dirigidos por refugiados.

La política de las ciudades de este estado da una oportunidad a los refugiados, pero también permite al estado ampliar su población y su desarrollo.

El hecho de que más personas se muden a ciudades como Búfalo, Siracusa y Utica ha convertido áreas inutilizadas e inseguras en centros llenos de vida, cultura y diversidad.

T: MF

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