Las Naciones Unidas deben actuar para evitar una mayor devastación por la escalada de la crisis en Camerún, que desde 2016 ha provocado la muerte de casi 2.000 personas y el desplazamiento forzado de 430.000, plantearon con alarma organizaciones humanitarias.
Durante años, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) ha permanecido prácticamente en silencio sobre la crisis en el país centroafricano, que ahora está empeorando en el noroeste y suroeste de su territorio.
Finalmente, el Consejo de Seguridad celebró una reunión informal el 12 de mayo para abordar la situación en Camerún, pero a juicio de los especialistas en la crisis humanitaria allí, se necesita hacer mucho más que eso, y rápidamente.
«Los miembros del Consejo de Seguridad deben pedir al gobierno de Camerún y a los líderes de los grupos armados separatistas que pongan fin a los abusos contra civiles en las regiones anglófonas y responsabilicen a los responsables de los abusos», dijo Lewis Mudge, director de África Central de Human Rights Watch (HRW).
«Es una oportunidad para recordar a los agresores que el mundo está mirando», agregó.
El secretario general del Consejo Noruego para los Refugiados (NRC), Jan Egeland, hizo comentarios similares destinados al Consejo de Seguridad, al lamentar su falta de atención y respuesta humanitaria.
«Cuando los enfrentamientos brutales desplazan a cientos de miles de civiles, generalmente eso hace sonar las alarmas internacionales”, planteó.
Pero «Las necesidades insatisfechas de decenas de miles de personas que huyen de la violencia en el sudoeste y el noroeste de Camerún no han dado como resultado ningún esfuerzo sistemático de mediación, ningún gran programa de ayuda, mientras hay poco interés de los medios y poca presión sobre las partes para que dejen de atacar a los civiles», dijo el directivo de la organización humanitaria noruega.
«El silencio colectivo que rodea las atrocidades es tan impactante como las historias no contadas son desgarradoras», agregó Egeland.
Lo que en 2016 comenzó como protestas contra el creciente dominio de la lengua francesa en las regiones anglófonas de Camerún se ha convertido en un conflicto entre el gobierno y los separatistas de habla inglesa que exigen la creación de un nuevo estado independiente con el nombre de Ambazonia.
Desde entonces, las fuerzas armadas de Camerún han reprimido a los separatistas y las comunidades locales, según las denuncias, matando a decenas de civiles, quemando casas y utilizando la tortura y la detención en régimen de incomunicación con casi total impunidad.
Por ejemplo, el 30 de abril, un grupo de soldados mató a un adolescente de 16 años en la aldea noroeste de Kikaikelaki. Según testigos, las fuerzas de seguridad entraron en la aldea y comenzaron a disparar indiscriminadamente.
Un hombre también le dijo a HRW que las autoridades incendiaron y saquearon 11 casas en la aldea. «Cuando llegaron los militares, me escondí por seguridad. Los observé robar galones de combustible de una tienda y prender fuego a todo mi complejo, y luego se han ido», dijo el testigo.
Unos días antes, soldados atacaron un centro de salud en la región noroeste de Wum, cuando supuestamente buscaban algunos separatistas heridos, y golpearon a varios miembros del personal médico, lo que forzó el cierre temporal de la clínica.
«Como no encontraron a ningún joven (separatista), comenzaron a golpearnos. Me pegaron tanto que no pude comer ni tragar por días», dijo una enfermera.
Los separatistas armados también han sido cómplices de la crisis con informes de agresiones a soldados y secuestros de personas, incluidos estudiantes y maestros.
En los últimos tres años, al menos 70 escuelas han sido destruidas y más de 80 por ciento de las escuelas permanecen cerradas, dejando a más de 600.000 niños sin escolarizar en las regiones de habla inglesa del país.
Camerún se convierte en una de las crisis humanitarias de mayor crecimiento en África, con un gran aumento de los desplazamientos forzosos, como confirmó el coordinador de Asuntos Humanitarios de la ONU, Mark Lowcock, para quien la situación “es más alarmante que nunca».
«Tanto la situación humanitaria como la de seguridad continúan deteriorándose y corren el riesgo de salirse de control», dijo Lowcock al Consejo de Seguridad.
Según este diplomático británico, con rango de secretario general adjunto de la ONU, el número de personas que necesitan asistencia humanitaria aumentó 30 por ciento desde 2018, para situarse en 4,3 millones de personas en la actualidad.
Esto significa que uno de cada seis cameruneses necesita ayuda, más de la mitad de los cuales son niños, subrayó.
Solo en las regiones anglófonas del noroeste y suroeste, hay más de 1,3 millones de personas que necesitan ayuda, ocho veces más que el año anterior.
La crisis humanitaria es avivada por el hecho de que las regiones del este y norte de Camerún están recibiendo junto con desplazados internos a refugiados que huyen de la violencia de los países vecinos de Nigeria y la República Centroafricana.
Entre los mayores desafíos está la falta de financiamiento, anotó Lowcock.
En 2018, el plan de respuesta humanitaria de Camerún solo fue financiado un 44 por ciento. Este año, solo 13 por ciento de ese plan con necesidades crecientes tiene financiamiento.
Lowcock destacó que es indispensable que aumente la toma de conciencia internacional sobre la crisis humanitaria en el país centroafricano, mejorar el financiamiento y abordar las causas subyacentes de la crisis armada camerunesa.
Egeland confirmó el desaliento de las víctimas del conflicto de Camerún por la falta de atención de la comunidad internacional.
«Un grupo de mujeres desplazadas y desilusionadas que conocí me dijo que se sentían abandonadas por la comunidad internacional y por las partes en conflicto”, afirmó.
“Me preguntaron ¿dónde está la solidaridad internacional? ¿Dónde está la comunidad internacional? ¿Organizaciones africanas, las naciones donantes? ¿Dónde está Europa? Este conflicto tiene sus raíces en generaciones de interferencias de las potencias europeas”, añadió el activista humanitario noruego.
A su juicio, «la ausencia de una respuesta humanitaria proporcional a los cientos de miles de personas con grandes necesidades insatisfechas es sorprendente. Somos muy pocos actores humanitarios en el terreno, y tenemos una grave carencia de fondos».
Para Egeland es indispensable y urgente que las agencias de la ONU que están en el terreno reciban los recursos humanos y financieros necesarios.
La organización humanitaria HRW, con su base central en Washington, instó al Consejo de Seguridad a hacer de Camerún un tema formal en su agenda y presionar una investigación para procesar a los responsables.
Mudge también señaló la necesidad de que el país permita el acceso y la cooperación con organizaciones internacionales de derechos humanos.
En abril, el gobierno de Camerún negó la entrada de un investigador de HRW al país luego de documentar un ataque mortal de las fuerzas de seguridad en la región noroeste.
«La decisión de Camerún de bloquear a un investigador y observador de derechos humanos demuestra su determinación de ocultar su brutalidad … el Consejo de Seguridad de la ONU debería alentar al país a permitir el acceso a las organizaciones internacionales de derechos humanos y cooperar con ellos», dijo Mudge.
La alta comisionada de las Naciones para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, quien visitó a comienzos de mayo a Camerún, también planteó el tema de la falta de acceso para los actores humanitarios y destacó la necesidad de actuar antes de que la situación pase a estar «completamente fuera de control».
«Creo que hay una clara, aunque posiblemente estrecha, ventana de oportunidad para detener las crisis que ha provocada cientos de miles de desplazadas internas, así como los asesinatos y las brutales violaciones y abusos de los derechos humanos”, que han afectado zonas del norte y el oeste del país, dijo Bachelet en Yaunde, la capital del país.
A juicio de la expresidenta chilena, “no será fácil dar vuelta a estas situaciones” y para lograrlo “serán necesarias acciones significativas por parte del gobierno, y un apoyo sustancial y sostenido de la comunidad internacional, incluyéndonos a nosotros en las Naciones Unidas”.
“Las apuestas son altas, no solo para Camerún, sino para toda la región», agregó al finalizar una visita de cuatro días.
T: MF