Después de dos años de lucha social y jurídica, las autoridades judiciales de México ordenaron 50 años de prisión en contra del expolicía Juan Carlos Reyes Lara, principal responsable de la desaparición y secuestro agravado del profesor Albino Quiroz Sandoval.
“Esto no es un triunfo, solo es un aliciente para seguir buscando a mi padre”, sostiene Georgina Quiroz Peñaloza, su hija.
El docente jubilado desapreció a sus 72 años, en el municipio de Tepoztlán, en el central estado de Morelos, el 16 de marzo del 2017.
La familia lo buscó por todo el pueblo, con familiares, amigos y conocidos.
Ese mismo día, solo fue localizado su automóvil, en la esquina de las calles Galeana y Reyna Xóchitl a dos cuadras del Centro de Tepoztlán, justo enfrente de un local comercial donde ofrecían servicio de escritorio público.
Tras 447 días de búsqueda, la interrogante permanece vigente: ¿Dónde está Albino?
A la familia Quiroz, cuya mayoría de integrantes son docentes, le cambió
la vida, como a miles en este país que están en búsqueda de sus desaparecidos; dejaron los paseos, las convivencias y dividen su tiempo para cumplir con sus labores y continuar con las investigaciones del paradero de Albino.
Lo primero fue confiar en las instituciones y el 17 de marzo presentaron una denuncia ante la Fiscalía General Estatal (FGE) por desaparición.
Pero se toparon con la inacción, dilación y omisión del personal. “No movieron un solo dedo y no activaron, ahora lo sabemos porque nos lo dijo nuestro abogado, el protocolo de búsqueda de personas desaparecidas”, narra Georgina.
Todos -hijos, nietos, primos, tíos, hermanos y amigos- se movilizaron y
empezaron indagar hasta encontrar pistas y testigos.
“Eso nos permitió ir armando un gran rompecabezas para poder saber primero lo que ocurrió y dar con el principal responsable, de los cómplices y de mi padre aún no tenemos nada”, comenta y la voz se quiebra un poco.
Así lograron marcar la ruta que siguió Albino desde que salió de su casa hasta
llegar al escritorio público donde fue visto por última vez, y encontraron la
relación entre el propietario de ese local y el profesor; se enteraron de que previamente había sido extorsionado por Reyes Lara quien, como lo hizo con más personas mayores, le pidió dinero prestado que después se negó a pagar y finalmente lo tenía bajo amenaza.
“Cada pieza o información que encontramos la proporcionamos a la fiscalía
para que se integrara la carpeta y logramos que se obtuviera una orden de cateo del lugar; ahí se encontramos algunas pertenencias de mi padre, entre éstas la credencial de elector y dos tarjetas bancarias, también se encontraron restos de sangre”, recuerda Juan Carlos, hijo de Albino.
Con esas evidencias obtuvieron la orden de aprehensión y Reyes Lara fue
detenido por privación ilegal de la libertad; de inmediato se hizo el análisis y comparación de ADN del perfil de la sangre encontrada en la oficina y de una muestra tomada de Juan Carlos Quiroz.
El resultado corroboró, con una probabilidad del 99,999 por ciento, que la
sangre pertenecía a Albino.
Pero el personal de la fiscalía “no agotó las líneas de investigaciones y
eso alargó el proceso y dilató la búsqueda”, añade Juan Carlos.
No hicieron, en su momento, el reconocimiento como calidad de víctima,
tampoco se elevó el reporte de desaparición al Sistema Nacional y no brindaron atención psicológica a la familia.
A contracorriente y gracias a la presión de la familia, lograron, primero,
establecer el delito de secuestro, y más tarde, se reclasificó a secuestro
agravado con intención de hacer daño.
Proceso judicial: incertidumbre y respiro
Durante todo el proceso judicial, siempre estuvo el riesgo de que Reyes Lara
enfrentara el proceso en libertad, por los errores y omisiones de la Fiscalía
estatal y porque la defensa del imputado intentó de todo.
“Quiso burlar a la autoridad judicial promoviendo un amparo para lograr que fuera liberado sin precisar el delito que enfrentaba”, dice Efraín Márquez, asesor legal de la familia Quiroz.
Las autoridades judiciales, sin revisar y conocer ampliamente el caso,
otorgaron el amparo, medida que fue impugnada, por lo que tras revisar a
conciencia y casi seis meses después, los tribunales lo negaron.
Reyes Lara mintió en sus declaraciones al negar conocer al profesor, esto último fue destacado por el tribunal de enjuiciamiento (integrado por Gabriela Acosta, Ramón Villanueva y Elvia Terán) que determinó -durante la audiencia de fallo el 20 de marzo en Atlacholoaya- por unanimidad fallo condenatorio.
En ese espacio, los jueces revelaron que otro elemento que permitió definir
la responsabilidad del imputado fue “lo mencionado, bajo juramento, por el
testigo protegido”.
El testigo protegido (quien accedió a dar información siempre y cuando
se cuidara su identidad por temor a represalias) comentó que caminaba por las calles Galeana y Reyna Xóchitl, cuando vio que al interior de local -donde se brindaban servicio de escritorio público- se encontraban dos personas
discutiendo- alcanzó a reconocer al profesor y a distinguir a Juan Carlos Reyes Lara (propietario del local).
Observó cuando o Reyes Lara soltó un golpe fulminante a la altura de la
mandíbula de Albino y este cayó como un trapo y fue inmovilizado por su
agresor.
Reyes Lara notó la presencia del testigo protegido, lo confrontó
exigiéndole que se marchara y lo amenazó “sino te vas tu sigues”.
La cortina se cerró.
El testigo protegido se marchó y apresuró su paso para pedir ayuda, a
dos cuadras encontró a un policía municipal y le reportó que una persona de la tercera edad era agredida dentro de un comercio y dio la ubicación; pero no hubo respuesta.
El juez Ramón Villanueva, quien dio a conocer el fallo condenatorio, ubicó
como otro elemento fehaciente para establecer la responsabilidad del acusado la comprobación -con testigos y documentos- de que Reyes Lara, previamente, había extorsionado y amenazado al profesor.
Y subrayó cada uno de los errores cometidos por Perla Hernández Estrada, la agente del ministerio público que durante más del año que estuvo al frente del caso, entre los que destacó que no integraron al expediente las pruebas de que Albino prestó dinero a Reyes Lara y tampoco las pertenencias encontradas en su oficina.
Hasta el último segundo, previo a conocer el fallo, la familia y los asistentes experimentaron la incertidumbre de que el expolicía pudiera ser puesto en libertad por las fallas de la fiscalía.
Al escuchar de la voz del juez “por unanimidad se determina fallo condenatorio”, sobrevino – en cada uno de los familiares de Albino- una expresión corporal de alivió y en silenció se abrazaron con la certeza de que habrían dado un paso más en el camino que aún falta por recorrer.
Reyes Lara afrontó la resolución sin ninguna expresión, se limitó a confirmar que se daba por notificado.
La familia del acusado experimentó un trago amargo y junto con sus abogados abandonaron rápidamente la sala.
Este 3 de abril conocieron la sentencia, el tribunal de enjuiciamiento, que
estudió el expediente y evalúo la responsabilidad del imputado, determinó
imponer 50 años de prisión.
Reyes Lara, presente en la audiencia de individualización de sentencia,
lanzó una mirada para la familia Quiroz.
Por ahora su defensa legal, a cargo de José Manuel Salgado Vergara, tiene 10
días -a partir de que se dictó sentencia- para apelar la resolución.
¿Dónde está Albino?
“Yo no estoy feliz por la sentencia, porque aún no sabemos nada de mi esposo”, dice Maricela Peñaloza Flores, quien a pesar de la tristeza que se refleja en sus ojos se mantiene entera.
Lamenta que pese a las pruebas y de que hoy “esa persona (Reyes Lara) está
detenida no hay forma para obligarlo a que diga dónde lo dejó (Albino)”.
Maricela quien ha compartido 51 años de su vida con Albino, 49 de casados y dos de noviazgo, no comprende la frialdad de Reyes Lara.
“Me da la impresión de que no tiene ningún remordimiento, nos mira con una frialdad…”, dice.
Como en cada conferencia que la familia ha organizado, Maricela lanza un
llamado a la madre de Reyes Lara: “Yo le pido a su madre que toque el corazón de su hijo para que nos diga dónde está mi marido y que nos regrese un poco de paz”.
Georgina, la hija mayor de Albino, consideró que esta sentencia es el inicio
de un largo camino que habrán de recorrer para encontrar a su padre: “hemos tocado ya tantas puertas y agotado cuanto ha estado en nuestras manos, pero no nos cansamos; hoy apelamos a la gente de Tepoztlán para que dé más información que nos permita ubicar a los cómplices y encontrar a mi padre.
Les ha llegado información, comentarios de boca en boca, de que existen más personas que vieron cuando Reyes Lara sacó al docente del local con ayuda de dos personas en un auto rojo o guinda donde lo subieron y se lo llevaron.
Por ahora, han podido confirmar -con el apoyo de cámaras de videovigilancia- la salida del auto del territorio tepozteco, pero las imágenes no permiten reconocer a las personas que van a bordo.
La familia está decidida a no parar hasta encontrarlo, a empujar con todas
sus fuerzas lo que ubican como una nueva etapa de lucha.
“Sigue una etapa en la que tendremos que evaluar las estrategias legales
para que la fiscalía tenga que investigar, en principio, mientras exista una
persona desaparecida tienen la obligación de buscarlo hasta encontrarlo”, dijo el hijo del profesor jubilado.
Aseguró que hasta los elementos entregados a la FGE, derivado de las
investigaciones de la familia, podrían ser suficientes para vincular a uno de
los cómplices: “lo que pedimos es que ahora sí hagan su trabajo y agoten las
líneas de investigación”.
La Ley General para Prevenir y Sancionar los Delitos en Material de
Secuestro establece que estos delitos no se deben archivar y son
imprescriptibles.
El abogado Efraín Márquez detalló que exigirá a la fiscalía que no abandone el caso, que continúe con la búsqueda de Albino y que inicie el rastreo de llamadas e información de cámaras de.
Conscientes de las carencias que existen en la FGE, sin embargo, la familia
continuará sus propias investigaciones.
“Cualquier elemento que encontremos lo entregaremos a la fiscalía, pero le
pedimos que agoten las líneas de investigación”, dice Juan Carlos.
La familia Quiroz ha logrado detectar el recorrido que hizo el auto,
acompañado de un segundo vehículo que se incorporó minutos después de iniciado el trayecto.
Existen fotografías que los captaron en el municipio de Jantetelco, rumbo a
Puebla, y la última imagen captada registró su ingreso al municipio de Tepexco, que colinda con Morelos.
En los últimos años, esta zona se ha convertido en un tiradero de cadáveres.
Los Quiroz no han esperado y han realizado por su cuenta dos búsquedas sin encontrar pista alguna.
“La esperanza seguirá hasta el último momento y sé que lo vamos a encontrar”, concluye Maricela Peñaloza, quien añora los dos últimos años
vividos con Albino porque eran los primeros años de su jubilación como maestros y se daban tiempo para pasear y disfrutarse.
Este artículo fue originalmente publicado por Pie de Página, un proyecto de Periodistas de a Pie . IPS-Inter Press Service tiene un acuerdo especial con Periodistas de a Pie para la difusión de sus materiales.
RV: EG