La especulación sobre que el gobierno de Donald Trump pretende reducir su contribución económica obligatoria al presupuesto regular de la ONU se confirmó de forma implícita cuando el presidente de Estados Unidos dijo: Washington “trabaja para mover más fondos de contribuciones correspondientes a voluntarias, y así destinar recursos estadounidenses a los programas con mejores logros”.
Una reducción en la escala del aporte, definido según la “capacidad de pago” de cada país, no solo sufrirá un proceso de negociación interminable, sino también tendrá un impacto significativo en las operaciones diarias del foro mundial.
Pero la Asamblea General, de 193 miembros, podría llegar a adoptar una resolución de ese tipo si Estados Unidos recurre a iniciativas de mano dura, como cuando la representante estadounidense Nikki Haley amenazó con “anotar nombres” y recortar la asistencia estadounidense a los países que votaran una resolución de condena contra Washington por reconocer a Jerusalén como capital de Israel.
En una conferencia de prensa en octubre, cuando anunció su decisión de renunciar como embajadora de Estados Unidos en la ONU, Haley declaró que en sus dos años de mandato se recortaron “1.300 millones de dólares del presupuesto de la ONU”.
“La hicimos más fuerte y más eficiente”, añadió.
Estados Unidos redujo su aporte al Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), de 69 millones de dólares, en 2016, a cero, en 2017, y 300 millones más a la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos en Oriente Próximo.
Además, Estados Unidos se retiró del Consejo de Derechos Humanos en junio, y amenazó con “desfinanciar” ese órgano con sede en Ginebra.
Scott Paul, encargado de la Política Humanitaria de Oxfam Estados Unidos, dijo a IPS que las últimas amenazas del gobierno de Trump de recortar sus contribuciones y la cooperación con la ONU socava el mecanismo más importante que tiene el mundo para reducir el riesgo de conflicto, atender las necesidades humanitarias y construir un mundo mejor y más seguro.
La respuesta a crisis olvidadas como la de República Centroafricana y República Democrática del Congo tienen menos de 50 por ciento de los fondos necesarios, “y probablemente veamos grandes crisis humanitarias con menos fondos de los que tienen ahora”, explicó Paul.
“Con menos fondos asegurados, cuando surjan nuevas crisis, la capacidad de respuesta será menor como para ayudar a la supervivencia de las personas más vulnerables del mundo y a que vivan con dignidad”, añadió.
“Esperemos que otros países redoblen esfuerzos para salvar vidas donde hay crisis humanitarias, pero Estados Unidos deja un gran vacío, y las familias atrapadas en conflictos pagarán el precio”, sentenció Paul.
Sin embargo, la reducción de sus contribuciones correspondientes propuesta por Estados Unidos tendrá que ser aprobada por la Comisión de Cuotas y la Comisión de Asuntos Administrativos y de Presupuesto de la ONU y, finalmente, por la Asamblea General.
Estados Unidos realiza el mayor aporte individual a la ONU, al contribuir con 22 por ciento del presupuesto regular, lo que también le da influencia económica no solo para reclamar algunos de los cargos más altos, sino también dominar las discusiones sobre el presupuesto bienal, estimado en 5.400 millones de dólares entre 2018 y 2019.
El embajador Anwarul K. Chowdhury, ex secretario general adjunto, quien fuera presidente del Consejo de Seguridad, dijo a IPS que para acordar reducir la escala aprobada por la Asamblea General es un asunto muy complejo y un proceso complicado.
La propuesta para que un país reduzca la escala, en particular con un aporte considerable como el de Estados Unidos, significaría un aumento en el aporte de otros países, pues la escala de todos los países suma 100 puntos porcentuales.
“Es una situación de suma cero”, acotó
Los otros aportes importantes son de Japón, con 9,7 por ciento, China, 7,9 por ciento, Alemania, 6,4 por ciento, Francia, 4,9 por ciento, Gran Bretaña, 4,5 por ciento, Italia, 3,7 por ciento, y Rusia, 3,1 por ciento.
Los países pobres pagan 0,001 por ciento del presupuesto de la ONU, aunque los Países Menos Desarrollados, considerados los más pobres de los pobres, tienen un tope de 0,01 por ciento cada uno.[related_articles]
Chowdhury explicó que un Estado miembro que propone la necesidad de reducir su aporte debe atravesar un proceso meticuloso y arduo de negociación. Requiere consistencia, experiencia y un enfoque colegiado para avanzar en las etapas hasta lograr su objetivo.
Y un elemento importante es que el representante permanente de ese estado debe involucrarse de forma personal y encabezar el proceso de punta a punta.
La última vez que hubo un ejercicio de ese tipo que redujo la escala de Estados Unidos de 25 a 22,5 por ciento, el embajador Chowdhury siguió el proceso muy de cerca, pues el embajador estadounidense Richard Holbrooke encabezó los esfuerzos de su país “de forma magistral utilizando todas las vías e influencias que tuvo a mano”.
En conferencia de prensa en octubre sobre este asunto, el secretario general de la ONU, António Guterres, declaró: “Hasta ahora, Estados Unidos no puso en duda su contribución a la ONU”.
Hubo decisiones de retirar el apoyo de diferentes agencias cuyo trabajo Estados Unidos no aprueba, pero no hubo una perturbación de las contribuciones correspondientes, tanto para el funcionamiento normal de la Secretaría como para el de las fuerzas de paz, precisó.
Por su parte, el asesor de seguridad nacional de Estados Unidos, John Bolton, rechazó el argumento de que Washington no podrá recortar los fondos del Consejo de Derechos Humanos porque los gastos operativos se financian con las contribuciones correspondientes.
“En ese contexto, diría que no es nada nuevo que la ONU sufra por las acciones de Estados Unidos de no pagar su contribución anual a tiempo, reteniendo parte de la misma con alguna excusa, proponer una reducción de la escala”, de hecho, desde su fundación, la escala de ese país se redujo de 30 por ciento al actual 22 por ciento, recordó Chowdhury.
“Sería inteligente de parte de los Estados miembros y de las autoridades que no cedan frente a tales eventualidades, cuando Estados Unidos decide reducir sus compromisos multilaterales”, observó.
“Sí, coincido en que el pago en tiempo y forma y sin condición es una obligación de la Carta de la ONU. Pero esta no ha hecho nada para hacer cumplir esa obligación”, añadió Chowdhury.
“La contribución o la falta de la misma” por el mayor contribuyente y país sede de la ONU no debe tener un impacto negativo en la dirección política ni en las actividades del foro mundial, alertó.
La ONU necesita internalizar la cultura de hacer más con menos; la motivación y la inspiración de hacer un servicio a la humanidad no debe depender solo de la disponibilidad de “fondos”, añadió.
Traducción: Verónica Firme