Numerosas comunidades del mundo se levantaron para reclamar compromisos para frenar el cambio climático en un contexto de creciente frustración por la falta de acción.
Líderes de la sociedad civil, gobiernos locales y representantes del sector privado están reunidos en el estado estadounidense de California, del 12 al 14 de este mes para subrayar la urgencia que implica el recalentamiento planetario y “llevar la ambición al próximo nivel”. Y no tiene sentido si no es oportuno.
No solo se organiza en el medio de la entrada en vigor del Acuerdo de París, en noviembre de 2016, y la fecha para que esté en pleno funcionamiento, en 2020, sino que la Cumbre Global de Acción Climática, se desarrolla cuando Washington sigue dando marcha atrás a normas que buscaban frenar las consecuencias del cambio climático.
En julio, la Agencia de Protección Ambiental de ese país propuso suavizar una norma sobre la contaminación de dióxido de carbono de los vehículos. Y hace poco, propuso hacer lo mismo con otras normas del gobierno de Barack Obama (2009-2017), que buscaban reducir las filtraciones de gas metano de la industria petrolera, un importante responsable del cambio climático.
“El gobierno de (Donald) Trump es una demoledora que arrasa virtualmente con todas las políticas que tenemos para hacer frente al cambio climático”, dijo a IPS el presidente de la no gubernamental Unión de Científicos Preocupados, Ken Kimmell.
“La importancia de la cumbre, es que se va a ver más allá del gobierno federal y se va a verá lo que los estados, las ciudades y el sector privado están haciendo y que, de hecho, todavía existe un compromiso significativo de hacer frente al cambio climático”, observó.
“Nos da la posibilidad de decirle al resto del mundo que seguimos en la lucha”, acotó.
Pocos días antes de la reunión, más de 300.000 personas participaron en marchas y protestas en todo el mundo para reclamar a sus gobiernos que pasen a la acción frente a asuntos que van desde el aumento del nivel del mar en Vanuatu, pasando por la extracción de combustibles fósiles en Estados Unidos y hasta la minería de carbón en Kenia.
Por su parte, la directora ejecutiva de la campaña internacional contra el cambio climático, 350.org, May Boeve, dijo a IPS: “Parte de la razón de por qué la movilización se arraiga en lo local es porque reconocemos que hacer frente a la crisis climática requiere construir una nueva economía que funcione para todos nosotros y no deje a nadie atrás”.
“Es un grupo de personas que, de muchas formas, dedican sus vidas a asegurarse que se haga la transición”, apuntó.
“El hecho de que sea global, les ayuda a darse cuenta de que no están aislados, que la lucha que libran en sus comunidades podrá parecer muchas veces imposible de ganar, pero pueden inspirarse de otros lugares”, destacó Boeve.
Y la cumbre procura hacer exactamente eso, que lo local ocupe un lugar central, no solo escuchando las voces y experiencias de las comunidades locales, sino también mostrando los logros de las bases en materia de acción climática, y que es posible avanzar.
A principios de la segunda semana de septiembre, el gobernador de California, Jerry Brown suscribió un proyecto de ley para pasar 100 por ciento de la generación eléctrica a fuentes renovables para 2045, un gran paso para lograr una sociedad libre de dióxido de carbono.
En la otra punta de Estados Unidos, el estado de Massachusetts anunció su intención de crear granjas eólicas marinas para llevar electricidad a los hogares.
En China, los autobuses eléctricos reemplazan a los que son a diésel de forma acelerada.
Pronto, la compañía china BYD, el mayor fabricante de vehículos eléctricos del mundo, será proveedora del estado estadounidense de Georgia, lo que le ayudará a cumplir su objetivo de reducir los gases de efecto invernadero.
Aún así, se puede hacer mucho más, coincidieron Boeve y Kimmel.
Boeve subrayó la necesidad de que el gobernador Brown deje de expandir sus excavaciones y la fractura hidráulica. La producción disminuyó, pero California sigue en el sexto lugar entre los estados productores de petróleo.
Kimmel observó que los estados y las ciudades pueden trabajar para que los edificios sean más eficientes, mientras que el sector privado puede comprar y utilizar energías renovables en sus operaciones.
“Para que sea efectiva, la lucha contra el cambio climático, tiene que ser de abajo hacia arriba, no al revés”, subrayó Kimmel.[related_articles]
“Es realmente importante que los estados y los gobiernos locales y las empresas piensen qué pueden hacer para reducir su huella de carbono, y la respuesta es que pueden hacer muchas cosas”, añadió.
A Boeve le preocupa que el avance de la acción climática, incluida la transición a las energías renovables y el Acuerdo de París, no avancen con la suficiente rapidez.
“Es una oportunidad enorme lograr que se dé la transición”, observó.
“Pero si ocurre dentro de 50 a 75 años, no estamos haciendo frente a lo que sabemos que reduciría el recalentamiento en el futuro, por lo que tenemos que asegurarnos que las personas que toman las decisiones al respecto sepan que el cronograma es fundamental”, explicó.
Una reunión climática de la Organización de las Naciones Unidas realizada en Bangkok hace poco recibió muchas críticas de activistas por no concluir con resultados concretos y pautas para implementar el Acuerdo de París, aprobado en 2015.
“No avanzamos mucho. No es solo una sesión adicional; es una sesión urgente”, observó el primer ministro de Fiyi Frank Bainimarama, presidente de la 23 Conferencia de las Partes (COP23) de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (CMNUCC).
Entre los temas controvertidos se destaca el de los fondos para el clima para los países en desarrollo, que rehuye Estados Unidos.
“Cuando la gente comprende la crisis climática, enseguida te das cuenta que ningún país puede hacerlo solo. Ni siquiera la mitad de ellos pueden hacerlo solos, requiere de todos juntos”, puntualizó Boeve.
“Todos los científicos que comprenden el cambio climático nos dicen que se nos agota el tiempo para atender el problema”, recordó Kimmell, quien espera que los participantes de la cumbre se vayan con un renovado aprecio por la urgencia del asunto, y motivación para elevar sus ambiciones y las de los gobiernos locales y nacionales.
“Hay distintas historias diferentes de logros, y lo que impulsa el progreso es la tecnología y la innovación, junto con políticas estatales claras”, indicó.
“Es un tren de energías limpias que arrancó de la estación y no creo que Donald Trump pueda frenarlo”, añadió.
Traducción: Verónica Firme