Nunca fue tan urgente como ahora atender la implacable guerra en Yemen, pues ese país de Medio Oriente quedó “al borde del abismo”, y las últimas iniciativas para contrarrestar la situación han dejado muchas lecciones que aprender.
La última conferencia sobre Yemen para hacer frente al conflicto y la crisis humanitaria fue una “oportunidad perdida”, según dijo a IPS el director para Europa del Consejo Noruego para Refugiados, Edouard Rodier.
“No contamos con la gente adecuada porque aquellas que están en posición de tomar decisiones políticas, el tipo de decisiones que necesitamos, no estaban allí”, explicó.
La conferencia estuvo presidida por Arabia Saudita, una de las partes en conflicto en Yemen, y por Francia, desde hace tiempo respaldando a la coalición encabezada por los saudíes, lo que dejó varias dudas sobre la credibilidad de la organización.
“Todos sabemos que el principal problema son las acciones humanas y si realmente quieren encontrar una solución, se necesitan las dos partes en la mesa”, observó Rodier.
“No podemos esperar que una conferencia que solo representa a una de las partes en conflicto, con apoyo de los aliados o de países con intereses en un lado, lleguen a un logro político significativo”, añadió.
Escalada de violencia
Desde que estalló la violencia hace tres años, 22 millones de yemeníes dependen de asistencia y más de ocho millones están al borde de la hambruna.
Después de una visita de cuatro días, la directora ejecutiva del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), Henrietta Fore, observó lo que quedaba de niños y niñas en ese país asolado por la guerra.
“Vi el efecto que puede tener en los niños tres años de guerra intensa después de décadas de falta de desarrollo y de la indiferencia crónica global: sacarlos de la escuela, obligarlos a pelear, entregarlos en matrimonio, dejarlos hambrientos y muriendo de enfermedades evitables”
Alrededor de 11 millones de niños, más que la población de Suiza, necesitan alimentos, atención médica, educación, agua y saneamiento.
Los centros de salud se redujeron a más de la mitad, miles de escuelas quedaron destruidas, y más de 2.000 niños y niñas murieron, según Unicef.
“Esos son los números que pudimos verificar. Las cifras reales podrían ser aun mayores. No hay nada que justifique esa matanza”, subrayó Fore.
La violencia no hizo más que escalar en los últimos meses tras la ofensiva saudí contra Hodeidah, que ya dejó 43.000 personas desplazadas, tres millones en riesgo de sufrir hambruna y cólera, lo que generó la indignación internacional.
Fore señaló que menguaron productos básicos como gas de cocina, casi no hay electricidad y la escasez de agua es severa en la mayor parte de esa ciudad portuaria.
Antes de la guerra, por el puerto de Hodeidah ingresaban 70 por ciento de las importaciones de combustible, alimentos y asistencia humanitaria de Yemen.
“En Hodeidah, como en el resto del país, nunca fue tan urgente la necesidad de paz”, urgió Fore.
“Las partes en conflicto y los que tienen influencia sobre ellas deberían apoyar los esfuerzos diplomáticos para evitar que empeore más la situación en todo el país y se reanuden las negociaciones de paz”, añadió.
Pero la lucha por el control de Hodeidah obligó a la conferencia humanitaria de París a reducir las expectativas y a dejar de ser una reunión ministerial para convertirse en un encuentro más técnico, evitando toda discusión política sobre la crisis.
“Se volvió una reunión muy técnica con diferentes talleres, lo que hubiera requerido la presencia de las personas que saben qué ocurre en el terreno”, subrayó Rodier.
“Es bueno tener talleres y discusiones técnicas con las personas adecuadas en la mesa”, apuntó.
¿Quiénes son las personas correctas?
¿Una nueva esperanza?
Los ojos están puestos en el nuevo enviado de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para Yemen, Martin Griffiths, cuyos últimos esfuerzos devolvieron cierta esperanza de que se logre un posible cese del fuego y un acuerdo de paz.
“El enviado especial está en la mejor posición para liderar el proceso. Debe recibir todo el apoyo de todos los países que demuestran buena voluntad y quieren ver avances”, señaló Rodier a IPS.
Griffiths ha mantenido reuniones con ambas partes enfrentadas, las que acordaron interrumpir momentáneamente los ataques contra Hodeidah y se mostraron dispuestas a regresar a la mesa de negociaciones tras dos años de intentos fallidos.[related_articles]
El control de esa ciudad portuaria fue un motivo de disputa y llevó al fracaso de las anteriores conversaciones, pero Griffiths señaló que los rebeldes hutíes ofrecieron a la ONU un papel importante en la gestión del puerto, lo que fue aceptado por ambas partes y podría ayudar a reanudar las negociaciones y a evitar mayores ataques.
Además, se mostró esperanzada de que la próxima reunión del Consejo de Seguridad de la ONU termine en una propuesta para presentar a los yemeníes.
Pero es sumamente necesario el compromiso político y el apoyo internacional para que una iniciativa de ese tipo logre su propósito.
En los últimos tres años, el Consejo de Seguridad mantuvo el silencio en lo que respecta a la crisis en Yemen, y la ONU sigue débil frente a las graves violaciones de derechos humanos de Arabia Saudita.
El último informe sobre Niños en Conflictos Armados señaló que la coalición encabezada por ese país era responsable de más de la mitad de los niños muertos y heridos en Yemen en 2017.
El estudio también acusa a los hutíes y a la coalición saudí de reclutar a casi 1.000 niños soldados, y algunos de apenas 11 años.
Sin embargo, el secretario general no incluyó a la coalición saudí en la lista de la vergüenza.
En cambio, lo pusieron en una lista especial de países que implementan “medidas para mejorar la protección de los niños”, a pesar de que un grupo de expertos concluyó que las acciones adoptadas por Arabia Saudita para minimizar el número de víctimas menores han resultado “en gran parte ineficaces”.
Rodier urgió a la comunidad internacional a mantener un sentido de urgencia sobre Yemen.
“Necesitamos tener otro tipo de conferencia con el fin de obtener logros políticos, es decir encabezados por la ONU y tiene que ocurrir pronto”, dijo a IPS.
“Necesitamos algún tipo de mediación, no habrá solución militar a la crisis humanitaria actual en Yemen. Tiene que haber una solución política”, añadió Rodier.
“Debemos darle una oportunidad a la paz”, coincidió Fore. “Es la única forma de avanzar”, aseguró.
Ahora le toca a la comunidad internacional hacerse cargo de evitar más sufrimiento y violaciones. De lo contrario, será difícil concretar la paz con consecuencias que se verán durante varias generaciones.
Traducción: Verónica Firme