La iniciativa de Estados Unidos de abandonar el Consejo de Derechos Humanos de la ONU tendrá repercusiones en todo el mundo durante los próximos años, advierten organizaciones de derechos humanos.
En la tercera semana de junio, Washington anunció su intención de retirarse de Consejo de Derechos Humanos de la ONU (Organización de las Naciones Unidas), de 47 miembros, por su presunta tendencia contra Israel.
“El Consejo de Derechos Humanos ha sido un protector de violadores de derechos humanos, y un sumidero de posiciones tendenciosas”, arguyó la embajadora estadounidense en la ONU, Nikki Haley.
La decisión no fue una gran sorpresa para muchos, pero sí motivó críticas de organizaciones defensoras de derechos humanos.
“Es el último de una serie de gestos que dicen que solo estamos interesados en la diplomacia transaccional, nos dan algo que queremos, y les damos algo que quieren, y más vale que logremos un mejor acuerdo”, explicó Scott Paul, responsable de política humanitaria de Oxfam Estados Unidos, al ser consultado por IPS. Eso socava los derechos humanos en todo el mundo.
El director adjunto de Human Rights Watch (HRW), Akshaya Kumar, coincidió en la política “unidimensional”. “Al darle la espalda a la ONU con esta decisión, también le da la espalda a las víctimas de Siria, Yemen, Corea del Norte y Birmania, todo por su preocupación por Israel”, explicó.
Creado en 2006, el Consejo de Derechos Humanos desempeña un papel fundamental ocupándose de la situación de los derechos humanos en el mundo.
Incluso inició investigaciones en Siria, Yemen, Burundi, Myanmar (Birmania) y Sudán del Sur, y se esfuerza por crear conciencia y generar debates sobre cuestiones clave como los derechos de personas con discapacidad y la violencia contra la mujer.
En mayo, el consejo acusó a Israel de hacer un excesivo uso de la fuerza durante manifestaciones en la frontera con el territorio palestino de Gaza y votó para iniciar una investigación sobre los asesinatos.
Paul también señaló que el retiro de Estados Unidos es inoportuno y coincide con la situación de los derechos humanos en su territorio, que está bajo escrutinio.
Hace poco, el órgano de derechos humanos arremetió contra la política migratoria del presidente Donald Trump de separar a los hijos de sus padres que ingresaron sin documentos en regla al territorio estadounidense.
El alto comisionado de los Derechos Humanos, Zeid Ra’ad Al Hussein, calificó esa política de “inadmisible”.
Un nuevo informe del relator de la ONU sobre extrema pobreza, Philip Alston, también cuestiona la política del país norteamericano que “benefició de forma abrumadora a los ricos y empeoró la desigualdad”.
“Abandonar este órgano de ninguna manera lo protege del escrutinio del mundo, de ser evaluado según los estándares internacionales en materia de derechos humanos. Todos esos asuntos se seguirán debatiendo”, precisó Kumar.
En una carta, Haley también criticó a organizaciones de la sociedad civil, incluso a Human Rights Watch por estar en su contra cuando buscó promover en la Asamblea General cambios en el consejo.
“Se ponen del lado de Rusia y China, y en contra de Estados Unidos en cuestiones clave de derechos humanos”, escribió Haley.
“Deben saber que su esfuerzo por trabar las negociaciones y frustrar las reformas contribuyeron a la decisión de Estados Unidos de retirarse del consejo”, añadió.
El director de HRW en la ONU, Louis Charbonneau, lo calificó de “indignante”, y que responsabilizar a las organizaciones por sus propias fallas es “arrancar una página del libro de algunos de los peores gobiernos del mundo”.
Haley aseguró que seguirá trabajando para reformar el consejo y por los derechos humanos en otros foros, como el Consejo de Seguridad, pero será difícil de lograr avances.
Por ejemplo, China, miembro del Consejo de Derechos Humanos y del Consejo de Seguridad, impidió numerosas medidas en este último órgano para atribuir responsabilidades e impartir justicia, incluso sobre Siria.
Rusia vetó acciones contra Siria 12 veces en el Consejo de Seguridad, por lo que se ha logrado muy poco en lo que respecta a la protección de la población civil de ese país.
“Es un desaire retórico decir que Estados Unidos sigue comprometido con los derechos humanos y que los defenderá en otros espacios cuando abandona el principal órgano dedicado a protegerlos”, arguyó Kumar en diálogo con IPS.[related_articles]
No solo retira su membresía, sino que cuando quedan casi 18 meses para terminar el mandato, Estados Unidos se niega a seguir participando en las reuniones.
Kumar también señaló que es una iniciativa “muy rara”, pues los países suelen participar en las reuniones si figuran en la agenda o aun si no son miembros, pero igual están comprometidos con los derechos humanos.
“Decir que no van a venir más es un alejamiento bastante significativo del multilateralismo”, explicó.
“Es realmente muy decepcionante”, señaló Paul, quien añadió que su retiró significa un gran retroceso para el legado de Estados Unidos en el Consejo de Derechos Humanos.
Su participación en el consejo ha sido irregular, pero Estados Unidos ayudó a impulsar algunas decisiones clave como la creación de una comisión investigadora de las violaciones de derechos humanos en Corea del Norte.
También desempeñó un papel importante en iniciativas sobre Siria, Sudán del Sur y Sri Lanka.
El consejo no es una institución perfecta, pero la salida de Estados Unidos tampoco lo ayuda, observó Paul.
“No creo que debamos esperar perfección de las instituciones, creo que debemos trabajar para hacerlas más perfectas; solo yéndose porque no funciona bien o porque no conseguimos todo lo que queremos no es la forma de mejorar las cosas”, explicó a IPS.
“Salen del campo de juego y se alejan de conversaciones realmente importantes y eso es algo que tendrá repercusiones en los próximos años”, reiteró Kumar.
Y solo porque Estados Unidos abandona el consejo tampoco quiere decir que deban abandonar sus compromisos en materia de derechos humanos.
“En algún momento, volveremos a la mesa. Mientras, haremos todo lo posible para que nuestro gobierno asuma su responsabilidad”, concluyó Paul.
Estados Unidos se unió al Consejo de Derechos Humanos recién en 2009, porque el gobierno de George W. Bush tenía objeciones con respecto a algunos de sus miembros. Y esta es la primera vez que uno de sus miembros se retira de forma voluntaria.
Traducción: Verónica Firme