El uso generalizado de tecnología será fundamental para combatir los efectos nefastos del cambio climático y reducir las emisiones de gases invernadero. Por ello, numerosos países de África ya impulsan muchas soluciones basadas en la ciencia.
La Red y Centro de Tecnología Climática (CTCN, en inglés) y el Centro Mundial Agroforestal (Icraf) ayudan a los países a tomar decisiones políticas, tecnológicas y en materia de inversiones para mejorar los enfoques para hacer frente a la mitigación, la adaptación y la resiliencia.
Desde instalaciones de producción de biogás y de energía solar hasta mejores formas de conservación del agua, las historias exitosas en el continente abundan. El desafío ahora es expandirlas, plantean especialistas.
Según la Agencia Internacional de Energía Renovable (Irena), la capacidad de las alternativas renovables en África podría aumentar 290 por ciento entre 2015 y 2030, muy por encima de 161 por ciento en Asia y 43 por ciento en América Latina.
El Acuerdo de París sobre cambio climático se apoya en el compromiso de reducir las emisiones contaminantes, garantizar fondos para fuentes de energía alternativas y adaptar la tecnología utilizada en las actividades cotidianas a fin de reducir la huella de carbono de la humanidad en el planeta.
Los países africanos internalizaron y realizan esfuerzos considerables para lograr esos objetivos a pesar de las limitaciones económicas. De hecho, la Organización de las Naciones Unidas elogió a este continente por apostar a la tecnología y a la innovación en su esfuerzo contra el cambio climático.
La tecnología ya cambia el destino de las personas en el continente, observó Jukka Uosukainen, director de CTCN, en diálogo con IPS en el marco del Foro Regional de África, realizado en esta capital de Kenia del 9 al 10 de abril.
Por ejemplo, Malí logró en áreas rurales, como en Koutiala, reducir de 20 a 50 por ciento el volumen de agua perdido por la escorrentía, dependiendo del tipo de suelo.
“Eso mejoró el rendimiento de los cultivos en un área que sufrió una sequía severa, así como la calidad de vida gracias al aumento de los ingresos”, observó.
Ese país también utiliza la tecnología de la trigeneración y de la cogeneración, que se sirven de los residuos como materia prima para producir energía.
Por su parte, Mauricio integró el uso de economizadores de caldera, que capturan el calor desperdiciado de los gases de escape y los transfiere al agua de alimentación.
Eso redujo la dependencia del país en los combustibles fósiles importados, reduciendo el costo de la energía e impulsando el crecimiento socioeconómico de la ciudadanía.
Y Marruecos optó por la tecnología fotovoltaica, que aprovecha la energía solar para una mayor producción de energía.
La central Noor Ouarzazate IV se extiende por 137 kilómetros cuadrados y genera 582 megavatios de energía renovable para más de un millón de personas.
Eso ayudó al país aumentar en 42 por ciento la incidencia de las fuentes de energías renovables, disminuyendo el aire contaminado y mejorando la calidad de vida de la población.
En Kenia, se instaló una planta geotérmica de 630 megavatios, que provee de electricidad a 500.000 hogares y a 300.000 pequeñas y medianas empresas. Este país solo tiene la capacidad de generar 10.000 megavatios a partir de sus recursos geotérmicos, según un análisis de Bridges Africa.
Tony Simons, director general del Icraf, señaló que la mayoría de los países africanos eligieron tecnologías limpias como parte parte de sus soluciones ambientales. Y la organización apoya esos esfuerzos a través de su trabajo, desarrollando opciones más limpias para generar energía a partir de biomasa leñosa, una tecnología clave utilizada en este continente.
Según Icraf, Kenia utiliza tecnología para la conservación de agua como las huertas incrustadas y en terraplén para aumentar el rendimiento de los cultivos y mejorar la seguridad alimentaria
La organización también se asoció con varios países de África oriental como Uganda, Etiopía, Ruanda y Burundi en el proyecto llamado Árboles para la Seguridad Alimentaria, para realizar una amplia investigación y desarrollo de especies de árboles especiales para cada país.
Eso implica detectar plantines acordes para cada área específica y garantizar la utilización de técnicas agrícolas modernas durante la plantación.
La cobertura forestal ayuda a evitar la desertificación, reduce las emisiones de dióxido de carbono gracias a la fotosíntesis y embellece el paisaje.
Y la Iniciativa Verde para Enfriar a África, implementada en Ghana y Namibia, se basa en los modernos aires acondicionados y en otros dispositivos de refrigeración, que usan un mínimo de electricidad y liberan bajos volúmenes de toxinas a la atmósfera.[related_articles]
Aparte, Simons instó a promover la igualdad de género en las estrategias contra el cambio climático en todas las comunidades, pues el conocimiento sobre la gestión de los recursos naturales y la agricultura varía según el género, por lo que es esencial incluir la perspectiva de las mujeres.
Los proyectos para la recuperación de agua es otra área que recibe gran atención, pues los países africanos buscan reducir la sobreexplotación del recurso por el bien de todos.
Por ejemplo, en Kenia se lanzó la tecnología “agua verde”, con apoyo de socios locales e internacionales, que busca reducir la escasez de agua y destinarla a un mejor uso.
Esa tecnología permitió que zonas áridas y semiáridas tengan un suministro de agua regular, pues sirve para regar, criar animales y subsistir. De esa forma se redujo el peso que implica la búsqueda de agua y de pasturas para la población rural.
Además, el gobierno de Kenia, junto con el Banco Mundial, el Instituto Internacional de Investigación Ganadera y la institución Financial Sector Deepening Kenya, implementó el programa Seguro Ganadero de Kenia (KLIP), en el norte de país.
KLIP es la mayor asociación público-privada de África en materia de seguros, utiliza imágenes por satélites para suministrar alertas tempranas de sequía.
El satélite mide el impacto progresivo de la sequía en la pérdida de forraje en regiones pastoriles vulnerables del país.
Luego eso dispara desembolsos en tiempo y forma para ayudar a pastores vulnerables a comprar forraje y complementos alimentarios para los animales y mantener a la mayoría vivos hasta que pase la sequía.
Aceptar las tecnologías y las innovaciones, que buscan frenar el cambio climático, permitió contar con mejores métodos agrícolas, mayor rendimiento de los cultivos y menor consumo energético, además de disminuir las emisiones de carbono en toda África.
Traducción: Verónica Firme