La comunidad internacional se comprometió a reunir 2.000 millones de dólares para la tan necesaria asistencia humanitaria que le urge al atribulado Yemen.
La conferencia de donantes, convocada por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y los gobiernos de Suecia y Suiza, reunió a varios actores internacionales para ayudar a paliar el sufrimiento del pueblo yemení, víctima de lo que parece ser una “guerra olvidada”.
“La conferencia de donantes representa un éxito notable de la solidaridad internacional hacia el pueblo de Yemen”, destacó el secretario general de la ONU, António Guterres.
“La situación actual en Yemen es catastrófica. Pero con el apoyo internacional, podemos y tenemos que evitar que ese país se convierta en una tragedia a largo plazo”, añadió.
Cuando Yemen del Norte y Yemen del Sur se fusionaron en un solo país bajo la bandera de la República Árabe de Yemen en 1990, un diario británico comentó con sarcasmo: “dos países pobres se convirtieron ahora en un país pobre”.
Desde su nacimiento, ese país del Golfo no salió de la categoría de los 48 países menos adelantados, los más pobres entre los pobres, dependiente de la ayuda extranjera y luchando por la supervivencia económica.
El caos político que comenzó luego de que el presidente, el primer ministro y el gabinete fueran obligados a renunciar el 22 de enero de 2015 por insurgentes chiitas hutíes, se conviritó en una guerra abierta que dura hasta hoy.
Según un diplomático árabe entrevistado por IPS, los insurgentes hutíes que tomaron el poder pertenecen a la secta chiita de los zaidíes, y se asegura que están financiados por Irán.
Pero en Yemen domina la mayoría sunita, con apoyo de la vecina Arabia Saudita, lo que desencadenó un conflicto sectario, como ocurrió en Siria, Iraq y Líbano, según explicó el diplomático árabe que no quiso revelar su identidad.
Paradójicamente, todos ellos, incluso Estados Unidos, tienen un enemigo común, Al Qaeda en la Península Arábiga.
Arabia Saudita lidera la coalición de países árabes que respalda al presidente yemení Abdu Rabbu Mansur Hadi, cuyo gobierno fue derrocado por las fuerzas rebeldes hutíes en 2015.
Desde entonces, organizaciones de la sociedad civil y enviados de la ONU han denunciado bombardeos indiscriminados, que desataron la actual crisis humanitaria de enormes proporciones en Yemen.
Este año, 40 países y organizaciones se comprometieron a colaborar con 2.010 millones de dólares para el Plan de Respuesta Humanitaria a Yemen 2018, que solicitó 2.960 millones de dólares para la asistencia de emergencia a 13 millones de personas en ese país de Medio Oriente.
Bastante más que lo que logró la conferencia de donantes del año pasado, que fueron 1.100 millones de dólares.
Con el destructivo conflicto ya en su cuarto año, Yemen soporta una de las peores crisis humanitarias del mundo.
Según la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU (OCHA), más de 22 millones de personas, o 75 por ciento de la población, necesitan asistencia humanitaria.
Ambas partes son responsables, pero el bloqueo impuesto por Arabia Saudita, generó una grave escasez de alimentos, medicamentos y otros suministros básicos.
Aproximadamente 18 millones de personas viven con inseguridad alimentaria, entre ellas ocho millones que están al borde de la hambruna, y la falta de agua potable derivó en la mayor epidemia de cólera del mundo.
La proximidad del inicio de la temporada de lluvias, tiene a muchos actores que intervienen en ese país preocupados ante la posibilidad de otra vez se multipliquen los casos de cólera.
Los recursos humanitarios son extremadamente importantes para salvar vidas humanas, pero no son suficientes, observó Guterres.
“Necesitamos acceso sin restricciones a todas partes en Yemen y necesitamos que todas las partes en conflicto respeten el derecho humanitario y protejan a los civiles”, subrayó.[related_articles]
La viceprimera ministra de Suecia, Isabella Lovin, y el vicepresidente de Suiza, Ueli Maurer, también hicieron declaraciones en el mismo sentido.
“La respuesta humanitaria no puede ser la única respuesta a las crecientes necesidades del pueblo yemení en peligro por un conflicto armado”, expresó Maurer.
Además de un acceso humanitario sin trabas, los organizadores subrayaron la necesidad de una solución y de un proceso político.
Hay esfuerzos para que las partes enfrentadas se sienten a la mesa de negociaciones, pero la persistencia de los ataques propagan el terror entre la población.
Hace poco, un ataque aéreo de la coalición árabe dejó a 12 personas muertas en la ciudad costera de Hodeidah. A lo que las fuerzas rebeldes hutíes respondieron disparando un misil al sur de ese país.
Organizaciones de la sociedad civil, como Human Rights Watch (HRW) y numerosos expertos de la ONU han considerado como desproporcionados los ataques aéreos indiscriminados lanzados por la coalición saudí contra la población civil en este último año.
Paralelamente, entre los donantes más generosos en la conferencia se destacan Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos, los que tienen una gran participación en el conflicto.
Ambos países donaron 930 millones de dólares, una de las mayores contribuciones que haya recibido la ONU, lo que llevó al Consejo de Seguridad a considerar la propuesta de felicitar a esos dos países de Medio Oriente.
Pero la iniciativa llevó a que muchos otros miembros hicieran cuestionamientos éticos.
“El Consejo de Seguridad debería denunciar a todos” los beligerantes, opinó el director de HRW en la ONU, Louis Charbonneau.
“Una declaración que condena a una parte, los hutíes, pero ni siquiera menciona los abusos de la otra, la coalición saudí, no hace más que alimentar el clima de impunidad”, añadió.
Guterres reclamó el total respeto al derecho humanitario internacional y un diálogo entre yemeníes inclusivo.
“La supervivencia de millones de personas depende de las decisiones que tomemos hoy”, remarcó el secretario general.
Traducción: Verónica Firme