Tapiwa Moyo sale religiosamente de su casa todos los días cuando canta el gallo y se une a la multitud de mujeres que adoptaron la minería artesanal como medio de vida en Zimbabwe.
La mujer de 40 años se pasa la mejor parte del día llevando de un lado a otro y cargando en la espalda sacos de arena del río, que luego tamiza con la esperanza de encontrar pequeños trozos de oro.
A pesar de tener el barro hasta las rodillas, las mujeres consideran a la minería de pequeña escala una alternativa para mejorar su vida e incrementar los magros ingresos familiares.[pullquote]3[/pullquote]
“Como madre soltera desempleada, no tengo más alternativa que encontrar formas de defenderme por mis cinco hijos en edad escolar. No tengo a nadie que me cubra las espaldas, y por eso me uní a otras mujeres: para ganarme la vida con la minería artesanal”, explicó.
En Zimbabwe, la minería ha sido en gran medida cosa de hombres, pero las mujeres han ido incursionando de a poco en la actividad. A pesar de los métodos rudimentarios que todavía usan, ahora ellas empuñan picos y palas a la par de los hombres mientras buscan minerales valiosos.
Pero se necesita hacer mucho más para lograr una verdadera equidad de género en el sector, opinó Dorcas Makaza-Kanyimo, directora de Mujeres y Leyes en África Austral (WLSA, en inglés).
“Es necesario reducir los costos de los derechos mineros, la facilitación de préstamos adecuados para que pueden acceder al capital necesario que les permitiría comprar el equipo mecanizado necesario para su actividad”, explicó Makaza-Kanyimo a IPS.
Las mujeres representan entre 11 y 15 por ciento de los 50.000 mineros de pequeña escala que hay en Zimbabwe.
El informe “Empoderamiento Económico de Mujeres en SSB. Recomendaciones para la Minería”, de 2017, señala que si bien la minería sigue siendo un motor del crecimiento y de la transformación de África subsahariana, rara vez ha contribuido a la reducción de la pobreza y al mejoramiento del sustento de la población.
“A las mujeres, en particular, les cuesta aprovechar los beneficios y las oportunidades de las operaciones mineras a gran escala y suelen sufrir de forma desproporcionada las consecuencias negativas de la industria”, indica el estudio.
“El Ministerio de Minería debe tener programas que promuevan a las mujeres en la minería, destinarles máquinas y permitirles acceder a préstamos con requisitos mínimos en lo que se refiere a la garantía, pues carecen de las que solicitan los bancos”, indicó Dorcas Makaza-Kanyimo.
WLSA Zimbabwe ofrece educación y sensibilización para asegurarse que las mujeres de la industria extractiva comprendan el marco legal.
“Apoyamos a estas mujeres en lo que se refiere a cómo pueden conseguir derechos mineros, pues sabemos que trabajan de forma ilegal como mineras artesanales y operan en un ambiente no regulado”, explicó Makaza-Kanyimo.
“Eso las deja en situación vulnerable, pues pasan muchas cosas en ese ambiente. Las mujeres pueden sufrir violencia, violación, verse desplazadas por los hombres y engañadas por compradores de oro cuando tratan de vender lo que extrajeron”, precisó.
Todavía rige en Zimbabwe la Ley de Minas y Minerales de 1961, aprobada durante la época colonial. Por ello, aumentan los reclamos para garantizar que los nuevos estatutos mineros tengan una perspectiva de género.
Actualmente, hay un proceso de reforma a través de un proyecto de ley de Minas y Minerales, que llegó al parlamento para su segunda lectura el día 12 de este mes.
Pero organizaciones como WLSA Zimbabwe consideran que la norma debería asegurar de forma explícita el derecho de las mujeres a obtener una parte equitativa de los derechos mineros.
“Como mineras, necesitamos un ambiente amigable, en particular revisar los costos de tener derechos mineros”, remarcó Moyo.
“Nos es imposible obtener esos derechos porque no tenemos los medios; por eso se encuentran muchas mujeres en la minería artesanal (no regulada)”, apuntó.
En África, donde la mayoría de los países son ricos en recursos naturales, las mujeres quedan en su gran mayoría pobres y su participación en el sector extractivo es marginal.
Los países no tienen un enfoque con perspectiva de género, pero Sudáfrica ha recibido elogios por ser un ejemplo progresista, y podría servir como modelo para Zimbabwe, que está creando su propia política general.
“Las cuestiones de género están incluidas en la carta minera de Sudáfrica, aunque todavía tienen desafíos en materia de implementación de ciertos aspectos relacionados a su legislación minera. Pero han logrado grandes avances hacia la equidad de género”, añadió Makaza-Kanyimo.
La mayoría de las mujeres mineras se desempeñan en la minería artesanal. WLSA Zimbabwe señaló que las leyes sudafricanas permiten la creación de agrupaciones y sindicatos para poder comprar derechos mineros en grupo.
Así, organizaciones como la Asociación de Mineras Mtandazo, en la localidad de Gwanda, en la provincia de Matabelelandia Septentrional, han obtenido buenos resultados.[related_articles]
Incluso, su fundadora, Sithembile Ndhlovu, compró por su cuenta tres derechos mineros. Las mujeres también se apoyan entre sí creando grupos de ahorro y crédito para reunir fondos y también comprar derechos mineros.
“Los veía (a los hombres) arreglándoselas para conducir sus propios autos y alimentando a sus familias. En cambio, yo iba a trabajar todos los días, pero veía que el dinero no me alcanzaba para mantener a mi familia”, recordó Ndhlovu.
La Asociación de Mineras de Mtandazo cuenta con 32 mujeres dedicadas a la minería de pequeña escala y sus integrantes recibieron capacitación sobre cuestiones básicas de la actividad en la Escuela de Minas de Zimbabwe.
La organización alienta a las mineras a registrarse y regularizar su actividad, lo que les permite acceder a préstamos y posiblemente a equipos que les abran nuevas oportunidades.
“Como país es urgente que tengamos una política minera que responda a las necesidades de las mujeres del sector”, reclamó Makaza-Kanyimo.
“Debemos ser solidarios con las mujeres que se organizan contra el extractivismo destructivo; se dieron cuenta que reciben la mayor parte del impacto de la industria”, añadió.
Por su parte, la coordinadora del Centro para la Gobernanza de Recursos Naturales, Tapuwa O’bren Nhachi, señaló que el proyecto de ley Minas y Minerales necesita reconocer a la minería artesanal como una actividad que contribuye a la economía.
“Necesitamos despenalizarla para que las mujeres puedan operar en un ambiente libre y sin miedo a sufrir acoso”, subrayó.
Su organización ha capacitado a 27 mujeres en la minería artesanal, quienes ahora están agrupadas y tienen sus propios derechos mineros, indicó Nhachi.
Traducido por Verónica Firme