Cuando el secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Antonio Guterres propuso designar al ex primer ministro de la Autoridad Nacional Palestina, Salam Fayyad, como representante especial en Libia, en febrero, chocó con la negativa de la embajadora estadounidense Nikki Haley por el simple hecho de que era palestino.
En el subcomité de Operaciones Extranjeras y de Presupuesto de la Cámara de Representantes, Haley llegó a decir en junio que bloquearía toda designación de un funcionario palestino para un alto cargo de la ONU porque Washington “no reconoce a Palestina” como Estado independiente.
Y así, por primera vez, los palestinos entraron en una lista negra y fueron declarados parias políticos en un foro mundial donde muchos de ellos supieron desempeñar cargos clave.
“Cuando el gobierno de Estados Unidos parece dirigirse de forma vertiginosa hacia una guerra nuclear con Corea del Norte, no deja de llamar la atención que su representante en la ONU encuentre tiempo para continuar con su vendetta contra el pueblo palestino, mientras Israel, un violador serial del derecho internacional, para cuya defensa fue creada la ONU, pueda no solo ocupar un lugar, sino que figurar en sus comités clave”, cuestionó Nadia Hijab, directora ejecutiva de Al Shabaka: Red Política Palestina.
En vez de bloquear a los palestinos del lugar que les corresponde en la comunidad de las naciones, la embajadora Haley haría mejor en presionar para que termine la ocupación israelí del territorio palestino, conquistado en 1967, y en promover un Estado palestino totalmente soberano, opinó Hijab, de origen palestino, quien ocupó un alto cargo en el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
“Me pregunto si la embajadora Haley tiene conciencia de que, debido a la colonización de Israel de su nación, los palestinos adoptaron la nacionalidad de muchos otros países, incluido el propio Estados Unidos”, observó.
“¿Hasta dónde llevará su cruzada contra el acosado pueblo?”, preguntó.
En la mayoría de los casos, los palestinos que trabajan en el foro mundial son ciudadanos de estados miembro de la ONU, adoptando la nacionalidad de países como Gran Bretaña, Estados Unidos, Jordania, Canadá, Kuwait, Arabia Saudita y Líbano, entre otros.
Desde 2012, Palestina ha sido un “Estado observador no miembro” en la ONU, como lo es la Santa Sede (Vaticano).
“Si Fayyad, quien se formó en la Universidad de Texas, fuera de hecho también ciudadano estadounidense, Haley hubiera impedido la designación de un estadounidense, y no de un palestino”, observó un diplomático árabe.
“Pero esa es una pregunta que solo Fayyad puede responder. Si fuera verdad, sería la ironía de las ironías”, añadió.
Guterres, quien al parecer cedió a la presión de Estados Unidos retirando la candidatura del ex primer ministro palestino, reunió valor para declarar a la prensa: “Creo que fue un grave error. Fayyad era la persona adecuada en el lugar correcto en el momento justo, y creo que quienes perderán serán los libios y el proceso de paz libio”.
“Creo que es esencial para todos comprender que las personas que trabajan en la ONU lo hacen en función de sus capacidades personales. No representan a un país ni a un gobierno, son ciudadanos del mundo que representan la Carta de la ONU y se ciñen a ella”, añadió, dirigiendo su respuesta a Haley.
Por su parte, Samir Sanbar, ex secretario general adjunto al frente del Departamento de Información Pública, dijo a IPS que “tradicionalmente, los funcionarios de la ONU no necesitan renunciar a la lealtad hacia sus países, pero tienen que tomar un juramento de lealtad exclusiva al secretario general de la ONU, lo que los coloca, de hecho, en el lugar de funcionarios internacionales, una categoría que supo ser única y que ahora se erosiona sistemáticamente”.[related_articles]
Muchos palestinos trabajaron en la Secretaría de la ONU desde sus inicios, como Ismail Jalidi, un saudí de origen palestino y padre del profesor de la Universidad de Columbia, Rashid Jalidi, y Shukri Salameh, jefe de personal en el Departamento de Información Pública.
Otros altos funcionarios se desempeñaron con documentos jordanos, libaneses, saudíes, sirios, además de otros más como el secretario general adjunto Jaled Yassir, quien estuvo al frente del Departamento de Auditoría del PNUD y de quien se dice que llevaba un documento de “sin Estado”, recordó Sanbar, quien trabajó para cinco secretarios generales diferentes.
Muchos funcionarios estadounidenses de la ONU fueron flexibles respecto de la posición de su propio gobierno en asuntos sensibles como el subsecretario general Joseph Verner Reed, jefe de Protocolo del presidente George Bush (1989-1993), cuando participó en una reunión de la Asamblea General en Ginebra con el presidente de la Organización para la Liberación Palestina, Yasser Arafat, repudiado de Nueva York.
En lo que respecta al enfoque del actual secretario general Guterres, Sanbar opinó: “No estoy en la interna como para comentar, pero no parece claro si cede a la presión o actúa con sumo cuidado, mientras emprende un largo viaje para lograr consenso para altos cargos, como los de director de departamento, algunos de los cuales recibieron extensiones de corto plazo y otros todavía quedan por designar”.
“Quizá para mediados del año próximo, una percepción informada sea más clara. ¡’Inshallah’!”, señaló.
“Sin duda y para ser francos, apuntó, hubo algunos casos en que ciertas personas trataron de explotaron la difícil situación del pueblo palestino en su beneficio personal. Pero, en general, la mayoría de los funcionarios civiles, hicieron un esfuerzo especial para demostrar un accionar impresionante”, destacó Sanbar.
Mientras, tras visitar Líbano en la última semana de agosto, Haley arremetió contra el jefe de la Fuerza Provisional de la ONU para el Líbano (Unifil, en inglés), el comandante irlandés general Michael Beary, y se lamentó de que no cumpliera con su misión de avanzar de forma enérgica contra el libanés Hezbolá (Partido de Dios).
Por su parte, el portavoz de la ONU, Stephane Dujarric, señaló: “Primero que nada, diré que obviamente apoyamos al comandante de la Unifil y tenemos plena confianza en su trabajo”.
“Los hombres y las mujeres de la Unifil realizan su trabajo en un área delicada. Reportan con regularidad y fidelidad lo que ven y lo que observan”, prosiguió.
“Entiendo que hay un debate entre los estados miembro sobre la renovación del mandato de Unifil. Dejaremos que se manifieste. Está en manos del Consejo de Seguridad. Se realiza bajo su autoridad”, añadió.
Traducido por Verónica Firme