La zimbabwense Hloniphani Sidingo, de 67 años, sale de la puerta de la clínica de su aldea con una gran sonrisa en el rostro hacia su casa y muchas cajas de antirretrovirales.
La comunidad khoisan, el primer pueblo bantú en vivir en el actual Zimbabwe, también conocido como pueblo del bosque o basagwa, habitan zonas de difìcil acceso en África austral, y en particular en Angola, Botswana, Namibia, Sudáfrica, Zambia y Zimbabwe.
La comunidad khoisan vive en el norteño distrito de Tsholotsho, en Matabeleland, pero también hay otros en Plumtree, en la provincia de Matabeleland Sur.
A medida que aumenta la conciencia sobre el VIH (virus de inmunodeficiencia humana), causante del sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida), muchos khoisans como Sidingo se unieron a la lucha contra la enfermedad.
Gracias a la campaña de antirretrovirales lanzada por el gobierno, Sidingo sigue viva, 16 años después de que le diagnosticaran la enfermedad.
“Estoy tan feliz. Estoy muy contenta de seguir recibiendo lo que me corresponde de pastillas que me da el gobierno y seguir adelante”, contó Sidingo a IPS.
“El sida mató a mi esposo y a mis hijos, a cinco de ellos”, relató.
“No me la juego porque quiero sobrevivir. Mi esposo no confiaba en los médicos cuando vinieron a insistirnos que nos hiciéramos análisis de VIH/sida y recibiéramos tratamiento si teníamos la enfermedad”, recordó.
“Ntungwa, mi esposo, pensaba que los médicos no nos iban a hacer bien, y mis hijos, que también murieron de sida, hicieron lo mismo que él”, se lamentó.
Mientras, organizaciones preocupadas por el bienestar de los khoisans cuentan cómo desaparece el terror y la vergüenza asociada al VIH/sida entre la gente de esta comunidad.
“Los khoisans ahora comprenden la existencia del virus y casi todos los que están infectados reciben antirretrovirales”, indicó Davy Ndlovu, gerente de programa de Tsoro-O-Tso San, una organización que ayuda a los khoisans en Zimbabwe, al ser consultado por IPS.
Hay muchas historias de avances logrados por esta antigua tribu en su lucha contra el VIH/sida, pero una combinación de pobreza e ignorancia a veces complica el tratamiento con antirretrovirales.
“Como sabe, los sans son personas pobres, y cuando el personal de enfermería les dijo una vez que no tomaran la medicación con el estómago vacío, algunos interpretaron que si ese día no tenían comida, no tomaran la medicación”, relató.
“Por esa ignorancia, algunos khoisans con sida murieron”, apuntó Ndlovu.
Ahora aceptan la medicación, pero todavía deben caminar largas distancias para recibir tratamiento, según Tsoro-O-Tso San.
“El otro asunto tiene que ver con las revisiones, para las cuales deben trasladarse hasta el hospital más cercano, que está a entre 15 y 20 kilómetros. Cuando no tienen dinero para el transporte, se quedan y se pierden la revisión”, explicó.
A pesar de las dificultades, los khoisans con VIH como Sidingo, se volvieron prioritarios.
“Aprendí a tomar mi medicación de forma consistente. Muchas personas en mi comunidad ahora comprenden la importancia de hacerse el análisis del VIH”, relató Sidingo.
Ndlovu señaló que como Sidingo, muchos khoisans viven con VIH y tratan de luchar contra el virus como todo el mundo, en un país donde 1,2 millones de personas están infectadas, según el Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/sida (Onusida).[related_articles]
“Ya no discriminan a los khoisans en la lucha contra el Sida”, precisó Ndlovu.
De los 2.500 khoisans que viven en Zimbabwe, unos 800 tienen VIH/sida, es una de cada tres personas, precisó Tsoro-O-Tso San.
El interés de los khoisans por hacerse el análisis del VIH/sida coincide con las acusaciones de que están manteniendo relaciones sexuales descuidadas, exponiéndose a los estragos del sida.
“La mayor amenaza es que los sans siguen manteniendo relaciones casuales sin protección. El sexo es un entretenimiento para disfrutar y todavía hay personas que comparten novias, tanto jóvenes como mayores”, explicó Ndlovu.
“Organizaciones como Médicos sin Fronteras trabajan con los khoisans en cuestiones relacionadas con el VIH/sida”, contó.
“Varios khoisans, tanto hombres como mujeres, y en particular los jóvenes, recibieron capacitación como educadores pares en VIH/sida para enseñar todo lo relativo a la prevención, el sexo seguro y el tratamiento”, detalló.
El estatal Consejo Nacional del Sida promueve campañas de concienciación sobre la enfermedad entre las tribus más antiguas del país, apuntó Tsoro-O-Tso San.
Para ello, el consejo trabaja en conjunto con el Ministerio de Salud para suministrar antirretrovirales a esta minoría, lo que ha dibujado una sonrisa en el rostro de muchos khoisans seropositivos, como Sidingo.
“Hace unos años, los khoisans creíamos que nuestro pueblo había sido embrujado, porque sucumbíamos al sida, pero gracias al tratamiento, comenzamos a sobrevivir aun con el virus”, destacó Sidingo.
Traducido por Verónica Firme