Régimen sirio sobrevive gracias a armas rusas y vetos de la ONU

El conflicto en Siria, que comenzó en 2011, no tiene final a la vista en 2017. Crédito: UN Photo.
El conflicto en Siria, que comenzó en 2011, no tiene final a la vista en 2017. Crédito: UN Photo.

La devastadora guerra de Siria entró ya en su séptimo año y ni los esfuerzos de Estados Unidos ni del Consejo de Seguridad de la ONU por frenarla o imponer sanciones contra el atribulado régimen del presidente Bashar al Asad logran ponerle fin.

Asad, quien realizó estudios de posgrado en Gran Bretaña y se formó como oftalmólogo en Londres, no es el dictador común y corriente de Medio Oriente.

De hecho, Nadim Houry, de la organización de derechos humanos Human Rights Watch, con sede en Nueva York, lo calificó de “dictador árabe 2.0” porque tiene muchos más conocimientos en materia de tecnología que Saddam Hussein (1937-2006), en Iraq, y Muammar Gadafi (1942-2011), de Libia, quienes murieron a manos de sus captores.

“Es un tipo de dictador sanguinario diferente que usa su iPad para comprar en Internet”, precisó Houry, describiendo a Asad como más preocupado por su vestimenta y conocedor de cuestiones tecnológicas en una época de gran preponderancia de las redes sociales.

El secretario general de la ONU (Organización de las Naciones Unidas), António Guterres, denunció: “Desde hace seis años, el pueblo sirio es víctima de uno de los peores conflictos de nuestro tiempo bajo la Presidencia de Asad”.

Unas 400.000 personas ya perdieron la vida, según estimaciones de la ONU y de organizaciones sociales que monitorean la guerra.

La supervivencia del presidente sirio se debe en gran medida a tres factores: los vetos de Rusia en el Consejo de Seguridad, con la ocasional asistencia de China, a la gran variedad de armas rusas a su disposición, y a la profunda división de una multiplicidad de grupos rebeldes que tratan de derrocarlo.

A propósito, Asad no es el único protegido por un Consejo de Seguridad dividido, Israel sigue al amparo de Estados Unidos, y Marruecos, de Francia.

Tras perder a Iraq y Libia, dos de sus aliados militares que tenían una gran dependencia de las armas rusas, Moscú está decidido a impedir un cambio de régimen prooccidental en Siria.

“Las duras críticas de Estados Unidos a Rusia y China por abusar de su poder de veto son bastante razonables, pues hace poco vetaron seis resoluciones contra violaciones de normas internacionales por parte de Siria, pero hay que decir que Washington vetó no menos de 43 resoluciones contra Israel por el mismo motivo”, observó Stephen Zunes, profesor de política y coordinador de Estudios de Medio Oriente en la estadounidense Universidad de San Francisco.

Y si bien son una vergüenza los vetos rusos y chinos de resoluciones modestas y bastante razonables con respecto a Siria, Asad igual se mantendría en el poder, observó.

“Ninguna de esas resoluciones habilitaban una intervención militar extranjera ni nada que alterara significativamente el equilibrio de poder”, puntualizó.

“La oposición está demasiado dividida, y a pesar de la represión salvaje del régimen, este todavía cuenta con apoyo de una minoría sustancial de sirios, en particular porque temen la llegada de radicales salafistas si derrotan a Asad”, explicó.

Además, ni siquiera los críticos más acérrimos de Asad se han mostrado dispuestos a apoyar totalmente a los rebeldes sirios ni a lanzar una intervención militar directa, independientemente de que cuenten o no con una autorización de la ONU, precisó Zunes, quien se ha dedicado a estudiar la política del Consejo de Seguridad.

La oficina de la congresista Barbara Lee (representante del opositor Partido Demócrata por California) señaló este mes que el “presidente Donald Trump desplegó 400 efectivos en Siria y hay informes que indican que el Pentágono prevé despachar otros 1.000 soldados en las próximas semanas”.

El enviado especial de la ONU para Siria, el sueco Staffan de Mistura, participa en la quinta ronda de conversaciones entre sirios en Ginebra, conocida como “Ginebra V”.

Sobre ella, una coalición de organizaciones de la sociedad civil alertó en la tercera semana de este mes que Ginebra IV no logró avances tangibles para mejorar la vida de la población siria. “A menos que hayan consecuencias por la muerte permanente de civiles, Ginebra V, tendrá el mismo destino”, aseguró.

“Al inicio de esta nueva ronda de conversaciones, les pedimos que incidan en la mesa, de lo contrario vuestra presencia no sirve de nada para mejorar las posibilidades de éxito”, alerta.

“Sabemos qué queremos para nuestro futuro y cómo llegar. Necesitamos lo que no podemos ofrecer y lo que siempre ha faltado: presión e influencia sobre el régimen y sus aliados para aplicar las resoluciones del Consejo de Seguridad, que son claras y explícitas”, detalla el comunicado.

El argelino Lajdar Brahimi, enviado especial de la ONU y de la Liga Árabe para Siria entre 2012 y 2014, señala en una columna escrita para un revista publicada por la Asociación de la ONU en Gran Bretaña: “Sí, la ONU no pudo frenar el baño de sangre en Siria, pero se necesita una profunda comprensión de por qué fracasa cuando fracasa y de por qué tiene éxito cuando tiene éxito”.

Al ser consultada sobre la relación militar dinámica entre Siria y Rusia, Natalie J. Goldring, del Programa de Estudios de Seguridad de la Escuela Edmund A. Walsh, de Servicio Exterior, de la Universidad de Georgetown, dijo a IPS que el conflicto de Siria parece irresoluble.

“El Instituto Internacional de Investigación para la Paz de Estocolmo documentó pequeñas transferencias de armas de China, Irán y Corea del Norte a Siria, así como posiblemente también de Belarús”, indicó.

“Pero en los últimos 15 años, Rusia ha sido por lejos el principal proveedor de armas del régimen de Asad”, subrayó.

El presidente sirio permanece en el poder, pero a un gran costo, se lamentó Goldring, también representante del Instituto Acrónimo para la Diplomacia del Desarme en la ONU, Rusia es el único y mayor proveedor de armas desde el Tratado de Amistad y Cooperación de hace 25 años, suscrito en octubre de 1970 por Siria y la entonces Unión Soviética.[related_articles]

Ese país de Medio Oriente es otro ejemplo del costo de la guerra por intermediarios, observó Goldring. La permanente transferencia de armas aviva los conflictos, y los planes del gobierno de Trump para las fuerzas estadounidenses en ese país amplían los riesgos. La dinámica del conflicto sugiere que es poco probable que haya una solución militar.

Las veces que un grupo armado ha logrado sacar ventaja, solo fue temporal porque luego otro replicó. “En vez de perpetuar el conflicto transfiriendo armas, los proveedores deberían dejar de suministrar armas y municiones a los conflictos actuales, incluido el de Siria”, observó Goldring.

Sobre el papel de la ONU en la resolución de conflictos, Zunes dijo a IPS: “el dictador sirio no es el único dictador árabe autocrático en haber recibido apoyo de un Consejo de Seguridad dividido”.

La ocupación del Sahara Occidental durante el régimen del rey de Marruecos, Hassan II, y el de su sucesor, Mohammad VI, así como su rechazo a avanzar con la consulta popular prometida sobre el destino de ese territorio, hizo que ese país violara una serie de resoluciones del máximo órgano de seguridad de la ONU.

Pero Francia, y Estados Unidos según el gobierno de turno, impidieron que el foro mundial aplicara las resoluciones amparándose en el capítulo VII de la Carta de la ONU.

Pero al igual que con los 24 años de ocupación de Timor Oriental por Indonesia, los miembros permanentes defensores de Marruecos nunca tuvieron que ejercer su derecho a veto como sí tuvieron que hacerlo los aliados de Siria, pues la amenaza bastó para que la ONU no cumpliera con sus responsabilidades de defender el derecho a la autodeterminación del Sahara Occidental, como territorio no autónomo legalmente reconocido.

En la actualidad, más de cuatro décadas después de que el Consejo de la ONU pidieran por primera vez a Marruecos que se retirara y permitiera la autodeterminación, la ocupación y la represión continúan, observó.

“En todo caso, la actuación de la ONU en el Sahara Occidental es legalmente más apremiante. Si bien el número de muertos y la crisis humanitaria en Siria es mucho peor, este es estrictamente un conflicto interno en un país soberano con sus fronteras reconocidas por la comunidad internacional, mientras que el Sahara Occidental, en tanto que disputa internacional que implica una ocupación militar extranjera, es claramente responsabilidad de la ONU”, precisó Zunes.

Traducido por Verónica Firme

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