La inmunización infantil es una de las intervenciones más seguras y rentables para acabar con enfermedades endémicas que amenazan la salud pública y, sin embargo, quedan muchos niños y niñas fuera del sistema.
El informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS), “Estado de la desigualdad: inmunización infantil”, divulgado la última semana de diciembre, contiene buenas noticias, como el aumento de la vacunación y la erradicación de muchas enfermedades en varios países. Pero remarca que muchos niños y niñas todavía quedan sin inmunizar.[pullquote]3[/pullquote]
Para evaluar mejor la situación, los autores propusieron otra variable, la enfermedad como indicador de la desigualdad, o en palabras de Robin Nandy, asesor principal y responsable de inmunización del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), “un virus no miente”.
“La presencia de una enfermedad es el mejor indicador de la dimensión del problema”, explicó. “Las enfermedades suelen aparecer en sistemas de salud con coberturas frágiles y en áreas en conflicto”, precisó.
“Es muy probable que donde haya una cobertura deficiente en materia de inmunización, haya múltiples privaciones”, precisó
“El estado nutricional de los niños en esas zonas puede estar comprometido, es posible que carezcan de agua o de saneamiento, y pueden haber enfermedades infantiles comunes como diarrea o neumonía”, apuntó Nandy.
En base a datos de 69 países, el estudio analiza las desigualdades según la inmunización infantil y evalua los cambios en la vacunación en los últimos 10 años. Las mayores desigualdades registradas tienen que ver con la situación económica de los hogares y con el nivel de educación de la madre.
El informe señala que la vacunación contra enfermedades como sarampión, poliomielitis y fiebre amarilla se ubica en el entorno de 85 por ciento de la población, pero a partir de esa proporción es difícil avanzar, principalmente por falta de voluntad política.
“Una vez que se llega a 80 por ciento, el restante 15 a 20 por ciento (de las personas) suelen estar en zonas de difícil acceso y ser poblaciones desfavorecidas”, puntualizó Nandy.
“En muchos países, las comunidades que quieren la vacunación están en zonas marginadas. La voluntad política es extremadamente importante para cambiar la mentalidad de una cobertura generalizada a una cobertura con igualdad”, subrayó.[related_articles]
“Hay algunas áreas que están frente a nuestras narices y que tendemos a no priorizar porque estamos concentrados en otro lado, como los asentamientos urbanos irregulares. A menudo no figuran en los datos de población y por eso no se priorizan en los servicios de salud”, explicó.
Nandy identificó a la rápida urbanización y a la creciente población de niñas y niños que viven en campamentos de refugiados y se trasladan de una región a otra como ejemplos de la complejidad del entorno.
“Debe haber un intento deliberado y proactivo para llegar hasta esas poblaciones, lo que no ocurrirá ofreciendo los servicios normales. Se necesitan enfoques hechos a medida para cada país para asegurarse que se llegue a todas esas poblaciones”, observó.
La poliomielitis, que casi estaba erradicada, registró un retroceso entre 2015 y 2016 y refleja las dificultades de llegar a las niñas y los niños más necesitados.
“¿Donde vemos poliomielitis?”, preguntó. “En la frontera ente Pakistán y Afganistán, en lugares como Baluchistán y Waziristán, donde hay problemas de seguridad. Eso restringe el acceso del personal de la salud a esas zonas”, puntualizó.
“Se registrará un aumento de las enfermedades, como la poliomielitis, cuando los padres no pueden llevar a sus hijos a las clínicas”, acotó.
La situación actual de muchos países muestra que se necesitan más mejoras para disminuir las desigualdades, y datos como los del informe de la OMS resultan muy valiosos para planificar los servicios de salud.
Traducidao por Verónica Firme