El pescador y agricultor jubilado Lourival de Barros, de 70 años, en su vivienda en la ciudad de Sento Sé, que recibió como compensación a la pérdida de su buena casa y otros bienes en la vieja urbe, sumergida por el embalse de Sobradinho hace cuatro décadas, bajo cuyas aguas quedó sepultada una forma de vida que aún añora. Crédito: Mario Osava/IPS

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