Cuando el Consejo de Seguridad de la ONU discutió los ataques «deliberados» contra hospitales en Siria y Yemen, el secretario general Ban Ki-moon criticó a varios de los países combatientes al señalar que «incluso un matadero es más humano» que las matanzas indiscriminadas de civiles en los dos conflictos en curso.
Los ataques contra hospitales, advirtió, fueron «crímenes de guerra y violaciones del derecho internacional humanitario”.[pullquote]3[/pullquote]
Pero Joanne Liu, presidenta de la organización Médicos sin Fronteras, denunció a «cuatro de los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad» – que está integrado por China, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña y Rusia – por las constantes atrocidades y los fustigó por su papel en los ataques contra las instalaciones médicas.
«La conducción de la guerra hoy en día no tiene límites», se lamentó, y añadió que el fracaso del Consejo de Seguridad «refleja una falta de voluntad política de los Estados miembros que combaten dentro de las coaliciones y de aquellos que los habilitan”.
Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña y Rusia están directa o indirectamente implicados en los conflictos militares en curso, ya sea como participantes o como sus principales proveedores de armas.
Un libro de reciente publicación, Perilous Interventions (Intervenciones peligrosas), también critica al Consejo de Seguridad, cuyas intervenciones militares provocaron en algunos casos «caos, destrucción y desestabilización», específicamente en la zona de Medio Oriente, y ayudaron a crear el movimiento Estado islámico, que «podría decirse es la organización extremista más formidable de la historia”.
Escrito por el otrora embajador de India ante la Organización de las Naciones Unidas, Hardeep Singh Puri, el libro analiza los errores cometidos en el caso de Libia y Siria, junto con lo sucedido en Yemen y Ucrania.
«Esta historia desastrosa se repetirá a menos que aprendamos de los errores del pasado y hagamos las correcciones necesarias», advirtió Puri en entrevista con IPS.
IPS le preguntó si el Consejo de Seguridad ha dejado de ser útil, a juzgar por los fracasos de las intervenciones militares dirigidas directa o indirectamente por países del Norte industrial en Afganistán, Iraq, Libia, Ucrania y Yemen. «El uso de la fuerza, en las intervenciones que ha citado, fue autorizado por el Consejo de Seguridad solo en el caso de Libia (resolución 1973)», explicó.
En el caso de Afganistán, la «coalición de los dispuestos ni siquiera se molestó en acercarse al Consejo”, dijo.
En cuanto a Iraq, el Consejo de Seguridad se negó a ser persuadido, señaló Puri, que presidió en dos ocasiones las sesiones del organismo entre 2011 y 2012.
En Ucrania y Yemen se empleó la «acción unilateral, y el Consejo impotente e ineficaz, fue manipulado o ignorado», sostuvo.
«El problema es que, si no se tiene (el apoyo del) Consejo, se tendrá solo una acción unilateral. La respuesta, por lo tanto, no es de disolver el Consejo, sino buscar una mejora en su funcionamiento”, exhortó Puri.
Cuando se le preguntó si la propuesta de expansión del Consejo de Seguridad, aún en veremos después de más de 10 años de negociaciones, ayudará a cambiar el panorama político, Puri dijo que no será suficiente.
Después de todo, los nuevos miembros en el Consejo ampliado, con toda probabilidad, no tendrán facultad de veto, como sí la tienen los cinco miembros permanentes, añadió.
Aquellos que tienen la necesidad de utilizar la fuerza deben reflexionar acerca de las consecuencias de sus acciones, instó. Además, el veto no debe emplearse en situaciones que involucren potencialmente a las atrocidades en masa, destacó.
«La expansión y reforma del Consejo de Seguridad, por cierto, no es una causa perdida. Todo lo que requiere es que un grupo de países presenten una resolución marco. A continuación habrá negociaciones serias», argumentó.[related_articles]
En una conferencia de prensa celebrada en septiembre, al embajador ruso Vitaly Churkin se le preguntó cuál era la postura de su país sobre la reforma del Consejo. En el futuro próximo, no preveía que se alcanzara un compromiso histórico sobre la admisión de nuevos miembros permanentes al organismo, respondió.
«La Federación Rusa no apoya la propuesta francesa sobre la limitación del ejercicio del veto, ya que no era un ‘plan viable’. Las situaciones de atrocidades en masa serían determinadas por los 15 miembros del Consejo o el secretario general», explicó.
«Este es un mundo político», y permitir la intervención de la Asamblea General solamente infringiría el ámbito del Consejo, advirtió.
Pero Puri dijo a IPS que un acuerdo de restricción de la facultad de veto es lo que se necesita.
«Estoy seguro de que si se envasa en términos de un acuerdo de limitación voluntaria, a lo largo de las líneas de la propuesta francesa, no haría falta ninguna modificación», sostuvo.
Ante la pregunta de si las decisiones del Consejo de Seguridad son dictadas por los intereses nacionales de las grandes potencias, Puri respondió que cada tanto los cinco miembros permanentes colocan su propio interés nacional por encima de las consideraciones de la paz y la seguridad.
«Algunos de ellos lo hacen más abiertamente que otros. El Consejo es una institución intensamente política», reconoció.
Traducido por Álvaro Queiruga