Garantizar el derecho a la propiedad y a la tenencia de tierras de los pueblos indígenas no solo trae beneficios ambientales, sino que permite impulsar el desarrollo económico, destaca el último estudio del Instituto de Recursos Mundiales (WRI).
El informe, “Beneficios climáticos, costos de tenencia: El caso económico para asegurar a los indígenas el derecho a la tierra”, describe cómo las comunidades pueden gestionar los bosques de manera sostenible e impulsar el crecimiento económico cuando tienen derechos de propiedad sobre sus tierras.
En Guatemala, las comunidades indígenas lograron crear ingresos de forma sostenible gracias a los bosques, al tratarlos como recursos renovables, explicó Juan Carlos Jintiach, asesor de la Coordinadora de las Organizaciones Indígenas de la Cuenca Amazónica (Coica), en diálogo con IPS.
Algunas comunidades indígenas guatemaltecas exportan productos forestales, como las nutritivas bayas que son populares en Corea del Sur y Japón, ejemplificó Jintiach.
Su cuidadoso manejo de los bosques también popularizó sus productos madereros entre fabricantes de guitarras como Gibson y Fender, acotó.
“En Guatemala, la industria comunitaria está muy bien organizada”, añadió. Tienen un sistema de rotación de la tierra para sus actividades madereras y monitorean sus productos en todo el proceso hasta llegar al consumidor.
“Tienen una forma sofisticada de gestionar los bosques, se puede prácticamente rastrear un producto hasta el árbol del que se extrajo en un terreno particular”, explicó.
“Usan la ganancia para mejorar el desarrollo local, la salud y la educación en sus comunidades, y es ahí donde entra el impacto económico”, añadió Jintiach.
Se estima que hay unos 370 millones de indígenas en el mundo, y la mayoría tiene derechos de propiedad limitados y grandes probabilidades de vivir en la pobreza, en comparación con otras comunidades locales.
Los indígenas representan cinco por ciento de la población mundial, pero constituyen 15 por ciento de las personas que viene en condiciones de extrema pobreza, según datos del Banco Mundial.
Por ello, promover un crecimiento económico inclusivo que beneficie a los pueblos indígenas es una forma de hacer frente a la extrema pobreza y de lograr erradicarla, el primero de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
Pero los beneficios económicos no son la única razón por la que los derechos indígenas a la tenencia de tierras son importantes, precisa el estudio de WRI.
“El papel de los bosques en la mitigación climática no se reconoce como se debería, ni siquiera por la mayoría de los expertos en cuestiones climáticas”, observó Dan Zarin, director de programas de la Alianza para el Clima y Uso de la Tierra, en la presentación del informe.
“Aparte de los océanos, no hay otra tecnología capaz de almacenar y capturar el carbono de forma casi tan rentable como los bosques y a una probada gran escala”, indicó Zarin.
“El grado de deforestación en las tierras reconocidas legalmente como de los indígenas es entre dos y tres veces menor” que otras, concluyó el estudio.
Pero a menudo, los gobiernos ignoran a las comunidades locales y otorgan derechos de explotación de los bosques y de otros recursos naturales a las corporaciones multinacionales, con pocos vínculos con la tierra, si es que tienen alguno.[related_articles]
“Los pueblos indígenas y otras comunidades tienen y manejan entre 50 y 65 por ciento de las tierras del mundo, pero los gobiernos solo reconocen legalmente 10 por ciento, y otro ocho por ciento que las autoridades otorgan a algunas comunidades”, añade el estudio.
Además, señala que otorgar derechos de propiedad a los pueblos indígenas prácticamente no tiene costo para los gobiernos, en especial teniendo en cuenta los beneficios cuantificables que acarrea.
“Garantizar tierras forestales para los indígenas trae significativos beneficios globales en materia de servicios de ecosistema y de carbono en Bolivia, Brasil y Colombia, estimados entre 679.000 millones y 1.530 millones de dólares en los próximos 20 años”, señala el informe.
“En cambio, los costos de asegurar bosques a los indígenas ascienden a menos de uno por ciento de esos beneficios”, precisó.
Pero sin garantías de propiedad, las comunidades indígenas no suelen poder proteger los bosques, subrayó la economista ambiental Helen Ding, una de las autoras del informe del WRI, en diálogo con IPS.
“Hemos visto cómo el programa REDD+ está vigente desde hace más de 10 años y todavía hay deforestación en Brasil e Indonesia. En cierta forma, se debe a que gran parte de esas tierras, en manos de indígenas, no están reconocidas ni protegidas”, arguyó Ding.
La iniciativa REDD+ (Reducción de Emisiones por Deforestación y Degradación de Bosques ) es un programa gestionado por varias agencias de la Organización de las Naciones Unidas para disminuir los gases contaminantes que se liberan a la atmósfera en los países en desarrollo.
En términos prácticos, los derechos de propiedad y de tenencia de tierras permiten que las comunidades locales tramiten créditos financieros, que emplearán para obtener beneficios económicos, subrayó.
Traducido por Verónica Firme