El Acuerdo de París sobre cambio climático está a punto de entrar en vigor después de que 31 Estados depositaran oficialmente sus instrumentos de ratificación en la sede de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), lo que elevó a 60 el número de ratificaciones.
Sin embargo, estos 60 países representan solo 48 por ciento de las emisiones globales de carbono y el acuerdo exige por lo menos 55 países que representen 55 por ciento de esas emisiones para entrar en vigor.[pullquote]3[/pullquote]
Convocada por el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, la Reunión de Alto Nivel sobre la Entrada en Vigor del Acuerdo de París sobre Cambio Climático, celebrada el miércoles 21, congregó a gobernantes de todo el mundo para que cumplieran con los compromisos que asumieron en 2015 con el fin de reducir las emisiones de efecto invernadero.
«Lo que antes parecía imposible ahora parece inevitable. Cuando termine este año, espero que todos podamos mirar atrás con orgullo sabiendo que aprovechamos la oportunidad de proteger a nuestro hogar en común», declaró Ban ante los delegados presentes.
Alden Meyer, de la organización independiente Unión de Científicos Preocupados (UCS, en inglés), destacó la importancia del encuentro. «Los líderes políticos ven esto como un tema importante para su público”, señaló a IPS.
Del mismo modo, Kaisa Kosonen, asesora de Greenpeace Internacional, consideró «una inspiración» ver a tantos países ratificar el acuerdo tan pronto.
«Te dice que los tiempos han cambiado. Si se compara el proceso que tuvimos en Copenhague y se piensa acerca de dónde estamos hoy, cuando es probable que el acuerdo entre en vigor… eso le da al acuerdo un muy buen comienzo», opinó.
Durante la Conferencia de Cambio Climático de la ONU en 2009 (COP 15) en Dinamarca, los gobernantes no asumieron acciones concretas para reducir las emisiones. El Acuerdo de París, alcanzado en diciembre de 2015, obliga a los gobiernos a mantener el aumento de la temperatura promedio por debajo de dos grados Celsius sobre los niveles preindustriales y a seguir el esfuerzo para limitar ese aumento aun más a 1,5 grados.
Muchos creen que el tratado será ratificado a fines de año, menos de un año después de que se firmara en París, lo que lo convertiría en uno de los tratados de entrada en vigor más rápida.
«No tiene precedentes», aseguró el portavoz de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, Nick Nuttall.
«Alcanzar el acuerdo sobre el cambio climático es una de las tareas más difíciles a las que el mundo se ha enfrentado… esa es una señal política fuerte de que todos los gobiernos están a bordo para cumplir en serio sus promesas en París”, añadió.
China y Estados Unidos, responsables de más de un tercio de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero, se encuentran entre los países que se sumaron al tratado.
Muchos de los países signatarios son pequeños estados insulares, que ven al cambio climático como una amenaza existencial debido a la mayor recurrencia de desastres naturales y al aumento del nivel del mar, pero sus propias emisiones de carbono son mínimas a escala mundial.
China, responsable de más de 20 por ciento de las emisiones del planeta, se comprometió a reducir su emisión de dióxido de carbono 60 por ciento por debajo del nivel de 2005 para el año 2030. El país más poblado del mundo también tiene pretende ampliar su consumo de energía procedente de energías renovables a 20 por ciento para entonces.
Estados Unidos prevé reducir hasta 28 por ciento sus emisiones por debajo de los niveles de 2005 para el año 2025.
Meyer, de la UCS, se refirió a la importancia de esa decisión: «Estados Unidos es muy rico, pero obviamente no es inmune (al cambio climático), como hemos visto con… las recientes inundaciones en Luisiana, las sequías y las olas de calor en el oeste… ningún país, ninguna comunidad es inmune», afirmó.
Se espera que más países ratifiquen el acuerdo para fines de este año, entre ellos Australia, Canadá y los 28 miembros de la Unión Europea (UE). De ser así, el tratado entrará en vigor 30 días después de las ratificaciones.
Pero este es solo el principio. «El Acuerdo de París es un acuerdo marco para combatir el cambio climático, pero necesita algunos ajustes», según Nuttall.
Meyer comparte la opinión. El acuerdo “solo tiene sentido si los países lo aplican. En verdad son las medidas prácticas las que marcan la diferencia y eso aún está por verse», consideró.
Nuttall subrayó la necesidad de que los Estados cuenten con un «libro de reglamentos» para aplicar el tratado. Muchos esperan que eso suceda en la próxima Conferencia sobre el Clima (COP22) a celebrarse en Marruecos en noviembre.[related_articles]
Meyer se refirió en particular al desafío que implica lograr la meta de los dos grados Celsius. Incluso si la comunidad internacional lograra este objetivo, los efectos del cambio climático aumentarán drásticamente, lo que requerirá más medidas, expresó.
«La otra cara de esta discusión tiene que ser cómo aumentar la resistencia a los impactos climáticos y cómo ayudamos a los países y las comunidades que se enfrentan a los impactos a lidiar con ellos», añadió.
«Este es un momento para celebrar, levantar una copa de champán, pero también para volver a trabar por la mañana porque todavía queda mucho por hacer», observó Meyer.
Ya han surgido obstáculos, a medida que las políticas comerciales entran en conflicto con las medidas contra el cambio climático.
«Queda claro que todas las políticas que aún favorecen a los combustibles fósiles o impiden que los países prioricen la energía limpia y renovable son perjudiciales y no deben ser apoyadas», exhortó Kosonen, de Greenpeace, en referencia a un nuevo y controvertido tratado de comercio internacional sobre los servicios, conocido como Tisa.
Según documentos filtrados, el Tisa, en proceso de negociación entre la UE y 22 países más, podría arriesgar la expansión de la energía limpia y renovable, lo que socavaría el cumplimiento del Acuerdo de París.
Meyer enfatizó que es importante que los jefes de Estado se aseguren de que los acuerdos comerciales sean «compatibles” con los esfuerzos contra el cambio climático.
Traducido por Álvaro Queiruga