La efectividad del Acuerdo de París está en su ratificación

El Acuerdo de París busca frenar los efectos más catastróficos del cambio climático.
“Los pronósticos indican que los compromisos sobre la reducción de emisiones previstos en el Acuerdo de París llevarán a un aumento de la temperatura global superior a tres grados centígrados, lo que tendría consecuencias catastróficas para el mundo”, dijo Meena Raman a IPS. Crédito: Manipadma Jena/IPS.

Unos 150 países podrían suscribir el Acuerdo de París este viernes 22 en Nueva York, pero el histórico tratado para frenar los efectos más catastróficos del cambio climático no entrará en vigor hasta que nos sea ratificado por lo menos por 55 estados parte.

El secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Ban Ki-moon, elogió el acuerdo, alcanzado durante la 21 Conferencia de las Partes (COP21) de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), por ser “un hito en la cooperación internacional sobre uno de los asuntos más complejos del mundo”.

Ban espera una rápida ratificación antes de fin de año, cuando termina su mandato, para que el acuerdo forme parte de su legado.

“Una pronta ratificación y entrada en vigor enviará una fuerte señal a los gobiernos, empresarios y comunidades sobre que llegó la hora de acelerar las acciones climáticas”, declaró el secretario general la segunda semana de abril.

El verdadero desafío está por venir, y es su implementación.

Palitha Kohona, el exjefe de la sección de tratados de la ONU, recordó a IPS que si bien las firmas son importantes, lo fundamental en los tratados internacionales es la ratificación; muchos acuerdos perecieron porque las legislaturas nacionales no dieron ese último paso.

El Acuerdo de París entrará en vigor cuando 55 países, responsables de 55 por ciento de los gases de efecto invernadero emitidos a la atmósfera, lo “ratifiquen, accedan, aprueben o acepten”. La sola firma, aunque sea de la vasta mayoría de los miembros, no lograra su entrada en vigor, explicó Kohona.

Por ejemplo, el Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares (TPCEN), recordó, todavía no entró en vigor a pesar de que fue suscrito por más de 100 países el primer día abierto a la firma en una esplendorosa ceremonia.

El presidente Bill Clinton (1993-2001) fue el primero en rubricar el tratado que consiguió 157 ratificaciones, aunque no las de Estados Unidos ni China ni Corea del Norte ni Egipto ni India ni Irán ni Israel ni Pakistán.

“La clave para la entrada en vigor del Acuerdo de París está en los mayores emisores de gases invernadero”, observó Kohona.

“Estados Unidos, China, Brasil, Rusia y la Unión Europea concentran 75 por ciento de las emisiones mundiales y pueden dar el punta pié inicial para que el acuerdo entre en vigor”, apuntó.

Respecto a la perspectiva de una rápida ratificación, la asesora legal de la Red del Tercer Mundo, Meena Raman, dijo a IPS: “Si Estados Unidos y China ratifican pronto o por lo menos este año, entonces estarán cubiertas 40 por ciento de las emisiones globales, pero los países restantes tendrán que compensar con 15 por ciento y por lo menos 55 estados tendrán que haber ratificado el acuerdo”.

No es del todo ilusorio pensar en una pronta ratificación antes de 2020, opinó Raman, quien sigue las negociaciones climáticas desde hace años como integrante de la sociedad civil. Pero según ella, lo más importante es considerar las consecuencias que tendrá una rápida ratificación y entrada en vigor del Acuerdo de París..

Las contribuciones de las partes, en términos de su incidencia en la reducción de emisiones y en las medidas de adaptación solo serán efectivas a partir de 2020, porque ese es el compromiso asumido por los países antes de la COP21 mediante las contribuciones previstas y determinadas a nivel nacional (INDC, en inglés).

Es decir, aún si el Acuerdo de París entra en vigor en 2017 o 2018, las consecuencias de las acciones de las partes comenzarán a materializarse a partir de 2020 hacia 2025 o 2030, explicó Raman.

Y es bien sabido que las reducciones del total de emisiones previstas por ahora por las partes, que se traducirán en sus contribuciones en el marco del acuerdo, son sumamente insuficientes para mantener el aumento de la temperatura global por debajo de un promedio de dos grados centígrados, cuanto menos 1,5 grados, acotó.

“Los pronósticos indican que el compromiso de disminución de emisiones previsto en el acuerdo llevará a un aumento de la temperatura global superior a tres grados, una catástrofe para el mundo”, recordó, de la Red del Tercer Mundo, con sede en Malasia.

El asunto más importante, por lo tanto, es si los gobiernos, en especial los de los países ricos, redoblan su ambición y suministran los recursos económicos y la transferencia de tecnología a las naciones en desarrollo para actuar de forma urgente antes de 2020, en vez de esperar a ese año, tal como se comprometieron en distintas decisiones adoptadas por la CMNUCC y el Protocolo de Kyoto.

Eliza Northrop, de la iniciativa internacional para el clima del Instituto de Recursos Mundiales (WRI, en inglés), dijo a IPS que con las ratificaciones necesarias, el Acuerdo de París podría estar vigente a partir de 2017 o incluso antes.

“No solo es un contexto político propicio para el Acuerdo de París, sino que las condiciones para su entrada en vigor son diferentes a las del Protocolo de Kyoto”, opinó, al comparar la situación actual con la ratificación de ese documento.

Si bien el Protocolo de Kyoto siguió un modelo similar de 55 partes/55 por ciento de emisiones, este límite de 55 por ciento de emisiones se refería solo al dióxido de carbono liberado a la atmósfera por los estados parte más ricos.

En cambio, el Acuerdo de París contempla todos los gases invernadero emitidos por todos los países, precisó.

“Su entrada en vigor necesitará el apoyo de una vasta base de países y una ayuda importante de los grandes emisores para que las naciones insulares más vulnerables puedan emprender acciones climáticas”, añadió Northrop.[related_articles]

La actitud de Estados Unidos será fundamental, subrayó Kohona. Si bien los antecedentes de ese país en materia de tratados internacionales no son muy alentadores, y los escépticos tienen una influencia desproporcionada sobre Washigton, es de esperar que la amenaza del cambio climático para la existencia misma de la humanidad tenga cierta incidencia en su política.

“Todo debilitamiento del liderazgo de Estados Unidos podría servir de excusa para que otros perdieran entusiasmo”, explicó.

El compromiso demostrado por Barack Obama hacia las cuestiones climáticas debe permanecer inalterado si el mundo pretende atender el problema con eficiencia, subrayó.

El Acuerdo de París reafirmó el objetivo de mantener el aumento de la temperatura global bastante por debajo de los dos grados, a la vez que urge a realizar esfuerzos para que no se eleve más allá de 1,5 grados.

También exhorta a las partes a asumir compromisos vinculantes para fijar sus INDC y adoptar medidas a escala nacional para concretarlas, así como a notificar con regularidad el volumen de sus emisiones y “los avances logrados en su implementación y su concreción”.

Además, insta a las partes a someterse a revisiones internacionales y a fijar nuevas INDC cada cinco años con el claro propósito de que “representen un avance” con respecto a las anteriores contribuciones.

Por último, el acuerdo reafirma las obligaciones de los países ricos en el marco de la CMNUCC con respecto a su ayuda a las naciones en desarrollo, a la vez que por primera vez también alienta a estas últimas a realizar contribuciones voluntarias.

Además, el tratado extiende hasta 2050 el plazo para movilizar 100.000 millones de dólares al año, originalmente previsto hasta 2020, con un nuevo objetivo monetario a fijarse para después de 2025.

Traducido por Verónica Firme

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