La paz no puede esperar más en Medio Oriente

Un miembro del equipo de defensa civil de Alepo busca sobrevivientes tras el ataque aéreo con una bomba de barril en la ciudad siria en agosto de 2014. Crédito: Shelly Kittleson/IPS.
Un miembro del equipo de defensa civil de Alepo busca sobrevivientes tras el ataque aéreo con una bomba de barril en la ciudad siria en agosto de 2014. Crédito: Shelly Kittleson/IPS.

Con las guerras civiles y los conflictos trasfronterizos que no hacen más que agravarse en Medio Oriente, Iraq, Libia y Siria corren el riesgo de implotar, a lo que se añade el avance del autoproclamado Estado Islámico (EI) en una zona y en un contexto de gran inestabilidad.

El secretario de Estado (canciller) de Estados Unidos, John Kerry, ya alertó: “Puede ser demasiado tarde para mantener a Siria entera si esperamos mucho más”.

Actualmente rige un frágil “cese de hostilidades” entre las fuerzas enfrentadas en la guerra civil de Siria, iniciada el 15 de marzo de 2011. Pero la pregunta que todo el mundo se hace es hasta cuándo durará el cese del fuego.

El alto comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, Antonio Guterres, también candidato a ocupar el cargo de secretario general del foro mundial, alertó que si no termina rápido el prolongado conflicto en territorio sirio, “puede ser el final de Siria como el mundo la conoce” en la actualidad.

Se especula que terminen creándose dos países, una Siria sunita y otra chiita. Y lo mismo podría ocurrir en Iraq, según dijo Guterres al Consejo de Seguridad en diciembre de 2015.

La comunidad internacional no puede permitir que las actuales divisiones sectarias escalen y se conviertan en una guerra de religión como la que arrasó partes de Europa en los siglos XVI y XVII. Las lecciones de la historia nos enseñan que la paz no puede esperar, remarcó.

En Iraq, los pronósticos indican que podría dividirse en tres estados, uno sunita, otro chiita, además del Kurdistán, un territorio para los millones de kurdos de ese país y de Turquía que hace tiempo reclaman su propio Estado separado.

Libia, que quedó totalmente desestabilizada tras la caída del régimen y la posterior muerte de Muammar Gadafi en 2011, ya tiene dos centros políticos y gobiernos rivales en Trípoli y Tobruk.

Mientras, el presidente de Túnez, Beji Caid Essebi, alertó en la primera semana de este mes que el EI, que controla partes de Libia, amenaza con crear un nuevo estado islámico en su país.

El historiador Vijay Prashad, profesor de estudios internacionales en el estadounidense Trinity College, con sede en Connecticut, dijo a IPS que el argumento general es que esos países, Iraq, Libia y Siria, ya sufrieron daños enormes por las políticas de cambio de régimen.

“Su integridad quedó profundamente dañada. No hay necesidad de dividir a Siria, por ejemplo, porque ya quedó fragmentada por la guerra”, arguyó Prashad, quien está por publicar el libro “The Death of the Nation and the Future of the Arab Revolution” (“La muerte de la nación y el futuro de la revolución árabe”).

El sirio Centro de Investigación Política, con sede en Damasco, tiene un informe que sostiene, según Prashad, que la economía producida por la guerra ya creó varias Sirias, cada una construida bajo la caparazón de la supervivencia.[related_articles]

La creación de un enclave en el norte de Iraq en 1991 ya introdujo una división, mientras la ocupación estadounidense empujó a las distintas facciones iraquíes hacia una matriz sectaria.

Libia apenas si existe como país con tres gobiernos, uno en Trípoli, otro en Tobruk/Bayda y el del EI en Sirte. Cada uno de ellos ahora crea su propio aparato estatal, precisó Prashad.

El secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Ban Ki-moon, dijo en el Consejo de Seguridad: “Debemos reconocer que 2015 fue uno de los años más problemáticos y turbulentos de la historia reciente, con las guerras civiles que destrozaron Siria y Yemen y la propagación del extremismo violento”.

Mientras, el vice secretario general de la ONU, Jan Eliasson, declaró en la segunda semana de este mes que entre 2007 y 2014, las guerras civiles se habían triplicado en el mundo.

Las guerras aumentaron en intensidad y en escala, se volvieron más letales, más prolongadas, más complejas y menos susceptibles a su resolución, precisó.

“Hay una flagrante falta de respeto y de desprecio por el derecho humanitario internacional”, remarcó Eliasson.

Varios factores alimentan el conflicto: las rivalidades políticas, la interferencia internacional (guerras indirectas), la volatilidad económica y las desigualdades, la frágil gobernanza, las violaciones de derechos humanos y el aumento de extremismo violento, detalló.

Las acciones descoordinadas y la búsqueda de intereses nacionales de corto alcance no harán más que perpetuar la inestabilidad. Las soluciones pacíficas son de interés nacional e internacional en el mundo actual, subrayó el vice secretario general.

En respuesta a esos conflictos, añadió Eliasson, la ONU y los países miembro emprendieron en 2015 una gran revisión de las herramientas de respuesta a los conflictos, incluidas las operaciones de paz, la construcción de la paz y la Cumbre Humanitaria Mundial.

Traducido por Verónica Firme

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