El cambio climático afectó al pueblo masái, en especial en la región árida del lago Magadi, en el sur de Kenia, donde poco a poco adquieren hábitos sedentarios, aunque sin servicios porque, entre otras cosas, no están conectados a la red eléctrica.
El mercado de Olkiramatian, esta aldea del distrito de Kajiado, es caluroso y polvoriento. El sol ardiente que ilumina la zona de día contrasta con la oscuridad que envuelve la noche. Pero desde hace dos años, se transforma y bulle de actividad gracias a Solar Kiosk Kenya Limited.
La empresa instaló un quiosco solar diseñado por Graft, socia cofundadora de Solarkiosk AG, la matriz con sede en Berlín.[pullquote]3[/pullquote]
El quiosco, llamado Solarkiosk E-HUBB, consiste de una estructura alimentada con energía fotovoltaica que puede instalarse fácilmente en comunidades rurales que no están conectadas a la red de tendido eléctrico nacional.
Los quioscos facilitan los emprendimientos locales y el desarrollo sostenible de las comunidades en la base de la pirámide al permitir la venta de ingredientes de cocina, bebidas, ofrecer servicios de energía, productos de energías limpias y soluciones de conectividad.
Para fines de este año, la empresa habrá instalado más de 100 quioscos solares en tres continentes.
Los quioscos emplean energía solar para generar electricidad y beneficiar a las comunidades que no están conectadas a ninguna red. Los operadores pueden usarla durante el día y seguir con luz hasta la noche.
Solar Kiosk Kenya Limited es responsable de las operaciones en Kenia con un modelo de negocios que permite que un empresario local venda productos solares y ofrezca servicios que requieren esa fuente de energía. La iniciativa, que se implementa en zonas alejadas y periurbanas, logra un triple impacto: social, ambiental y económico.
La empresa también amplifica el vínculo entre energía y desarrollo. Para los pobladores de Olkiramatian, contar con una fuente de electricidad limpia era un sueño descabellado.
Como en muchas aldeas de Kenia, en esta dependían de lámparas de queroseno o de generadores de diésel, que contaminan y son ruidosos.
“La energía solar es una fuente renovable con el potencial de acelerar el crecimiento en zonas alejadas sin conexión a la red eléctrica”, explicó Jan Willem Van Es, gerente de Solar Kiosk Kenya.
“Se trata de una estructura modular extensible que se puede transportar y armar en zonas alejadas. El E-HUBB de Olkiramatian fue el cuarto que instalamos en este país”, indicó.
“El E-HUBB combina un diseño de última generación con un panel en el techo con una capacidad de dos kilovatios, además de una batería que puede funcionar por lo menos 24 horas sin recibir radiación solar”, explicó Van Es.
El operador del quiosco, Seuri Lesino, contó que extendió el horario en la noche para hacer más dinero para su familia.
“Antes, para tener un negocio dependía de las lámparas de queroseno, que apenas iluminaban, pero ahora si viene la noche, se puede confundir y creer que está en una ciudad. Abrimos hasta la medianoche y a la gente le gustó, la energía abunda”, subrayó.
“La energía del quiosco, instalado en 2013, permite alimentar una televisión, impresora, cargadores de teléfono, y ofrecer servicios de peluquería, fotocopias y plastificado”, detalló.
Además de los servicios de energía y alimentos, el quiosco ofrece productos como cocinas eficientes, briquetas de carbón vegetal fabricadas a partir de los residuos agrícolas y otros insumos sostenibles.
Van Es también dijo que los quioscos ofrecen servicios de Internet, además de convertirse en plataforma para otros emprendimientos como salón de belleza y peluquería y de ofrecer cine y deportes.
“En el futuro se puede ampliar a un minicentro comercial, si viene otro empresarios y ofrece carnicería, por ejemplo, se pueden agregar más paneles, y eso funciona con proveedores como las empresas de telecomunicaciones interesadas en colocar una torre”, explicó.
“Sacarle partido al abundante sol gratuito dio sus dividendos”, destacó el jefe de área, Josphat Maiponyi. Antes la gente solía desplazarse grandes distancias para cargar sus celulares, pero eso se terminó.
También contó que los ancianos utilizan un salón provisorio cercano al quiosco para mantener sus reuniones, aun hasta después de la puesta del sol.
El maestro Fredrick Sankori contó que aprovecha la luz para trabajar sin sufrir las consecuencias negativas de los humos que liberaban las lámparas de queroseno.[related_articles]
Los quioscos se arman con piezas procedentes de Alemania, pero pronto podrán fabricarse en Kenia. Actualmente, hay 23 de ellos distribuidos en todo el país y sirviendo a miles de personas, además de ofrecer trabajo. Solarkiosk AG, además, opera en Botswana, Etiopía, Ghana, Ruanda y Tanzania.
La Evaluación de Iluminación, realizada en 2010 por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, indica que la población fuera de la red eléctrica nacional en Kenia es de 34 millones de personas, de los 40,5 millones de habitantes. El número puede haber aumentado, pero da una idea de la necesidad de sistemas alternativos de generación eléctrica, en especial en zonas rurales.
En el mundo, unas 1.500 millones de personas no tienen electricidad, de los cuales 800 millones están en África.
Según el Banco Mundial, Kenia tiene una radiación solar de entre cuatro y seis kilovatios/hora por metro cuadrado al día, que permite poner fin a la pobreza energética si se la aprovecha bien.
Pero a Van Es le preocupa el mal estado de la caminería, y de la infraestructura en general, en las zonas rurales de Kenia, pues puede perjudicar las inversiones del sector.
“No hubo mucha buena voluntad de las autoridades, nos vendría bien algún apoyo gubernamental”, observó.
La infraestructura es un desafío para las empresas del sector de energías renovables que pretenden invertir en zonas rurales, coincidió Peter George, director de servicios de la empresa Global Village Energy Partnership, que participa en varias iniciativas para reducir la pobreza y mejorar el acceso a la energía en Kenia.
La inversión en energías renovables es vital porque protege al ambiente y crea trabajo.
“El desarrollo tangible y real solo puede ocurrir con una suficiente y sostenida generación de energía en el país”, subrayó. Cuanto mayor sea el acceso, más fácil será para el país poner fin a la pobreza.
“Por eso apoyamos a empresas como Solarkiosk, que invierten en ofrecer energía a las comunidades excluidas de la red nacional”, puntualizó.
Traducido por Verónica Firme