La falta de electricidad causa estragos en la vida cotidiana de la población de Tanzania. Y cuando se es estudiante y se tiene que preparar un examen para el día siguiente y sin luz, los problemas se agravan con nefastas consecuencias. Pero los oscuros tiempos están por ser cosa del pasado para muchos universitarios.
Un enorme emprendimiento conjunto entre la Universidad de Dodoma (UDOM) y Hecate Energy, una de las principales empresas de Estados Unidos que desarrolla proyectos de energía renovable a gran escala, se propone iluminar el campus universitario.
El eje del proyecto es la construcción de una enorme granja solar, la primera en un terreno universitario, con una capacidad de unos 55 megavatios de energía eléctrica para el centro de estudios de la capital tanzana y sus alrededores.
“Es una de las mayores inversiones que hayamos realizado hasta ahora para satisfacer la necesidad de electricidad para la universidad y su entorno”, dijo a IPS el vicerrector de UDOM, Idris Kikula.
El proyecto, implementado por UDOM junto con la estadounidense Universidad del Estado de Ohio, tiene dos etapas, explicó Kikula, una de las cuales proporcionará energía solar a las residencias estudiantiles, las aulas, los centros de investigación y médicos para mediados del año próximo.
En el principal campus de UDOM, los estudiantes suelen tener cortes de electricidad, que no solo perturban sus estudios, sino que ponen en riesgo su futuro académico.
Además, el aumento de los cortes de electricidad puede significar un incremento del número de delitos, y la población, y en especial las mujeres, son vulnerables a sufrir abusos físicos. En cambio, la luz habilita un entorno más seguro para todos.
“Es muy difícil estudiar de noche cuando no hay electricidad. A veces nos quedamos sin luz en medio de un grupo de estudio o cuando estamos contrarreloj preparando la entrega de un trabajo”, relató Rukia Hamisi.
La joven de 22 años que estudia ingeniería minera muchas veces tiene que recurrir al resplandor de su celular para estudiar de noche, lo que perjudica su rendimiento académico.
“Siempre trato de terminar rápido mis trabajos porque si no los entrego a tiempo, muchas veces el profesor no los acepta”, explicó.
Hamisi es una entre muchos universitarios cuyos estudios se resintieron por los cortes de electricidad hace poco, cuando la estatal Tanesco anunció en octubre un cronograma de cortes programados para hacer frente al creciente déficit energético.
Ubicada en el soleado terreno montañoso de la localidad de Chimwaga, uno de los distritos de la región donde se ubica la capital, la universidad es unas de las varias instituciones públicas de Tanzania que sufren los frecuentes cortes de energía causados por el menguante nivel de agua en la central hidroeléctrica.
Las centrales hidráulicas, que generan casi 50 por ciento de la electricidad del país, últimamente están paradas por la escasez de agua derivada de la prolongada sequía.
“Es casi imposible hacer cualquier cosa sin electricidad. Necesito usar mi computadora para hacer mis diseños gráficos”, se quejó Rashid Athumani, estudiante de ingeniería civil.
A pesar de impulsar su enorme potencial en materia de energías renovables no convencionales, Tanzania tiene dificultades para lograr un equilibrio en su matriz eléctrica, que se volvió imprevisible.
En un intento desesperado por lograr un suministro eléctrico confiable, UDOM lanzó el proyecto de energía solar que, además, se enmarca en sus esfuerzos por constituirse en una de las principales instituciones académicas de África en materia de energía renovable.
“Estoy muy feliz por este proyecto, una vez que esté terminado, creo que no tendremos más cortes de electricidad”, comentó Hamisi llena de esperanza.
UDOM gasta unos 150 millones de chelines tanzanos (alrededor de 68.000 dólares) al año en electricidad. El profesor Kikula destacó que con el nuevo proyecto de energía solar se reducirían enormemente los costos.
El proyecto forma parte de la estrategia universitaria para presentarse como un centro global de excelencia en materia de energías renovables y sostenibilidad.
Se prevé que la segunda etapa de la iniciativa, que se espera provea de energía solar a varias áreas de Dodoma, esté terminada para fines de 2016.
Tanzania tiene un enorme potencial en materia de energías renovables no convencionales como la eólica, la solar, la de biomasa y la geotérmica, pero los analistas sostienen que el gobierno no ha sabido aprovecharlo.[related_articles]
Alrededor de 36,4 por ciento de la población de Tanzania tiene electricidad, de la cual siete por ciento están en zonas rurales. La demanda de electricidad aumenta entre 10 y 15 por ciento al año, según datos del Ministerio de Energía y Minería.
El director del Instituto Global de Agua, de la Universidad de Ohio, Marty Kress, dijo que el proyecto de UDOM mejorará la disponibilidad de energía en la campus universitario y sus alrededores, lo que repercutirá en una mejor calidad de vida para todo el mundo.
“Nos sentimos honrados de asociarnos con UDOM para hacer realidad este proyecto”, destacó Kress en la ceremonia de presentación del proyecto, realizada en octubre.
Las dos universidades apuestan a instalar 125 sistemas de agua de pozo en Dodoma, la que se extraerá con bombas que funcionarán con energía solar, y se podrá distribuir agua potable y mejorar la salud y el saneamiento de la población de zonas rurales.
Tanzania es uno de los principales países del mundo con mayor radiación solar. Numerosos especialistas coinciden en que proyectos como el de UDOM podrán desempeñar un papel importante para cubrir las crecientes necesidades energéticas de las comunidades rurales.
Numerosas localidades ya se mostraron encantadas ante la posibilidad de que el nuevo proyecto ponga fin a las dificultades que atraviesan los clientes del servicio de agua.
“Como ve es una zona árida, es muy difícil encontrar agua. Tenemos que desplazarnos grandes distancias para buscarla, si se instalan esas bombas, nos ayudarían un montón”, ansió Salima Farijala, residente de Bahi, uno de los distritos de la región de Dodoma, donde se encuentra la capital.
Traducido por Verónica Firme