El adolescente de 16 años Tatenda Chivata, residente del distrito rural de Mutoko, en Zimbabwe, fue suspendido de la escuela secundaria durante todo un trimestre luego de que le descubrieran en su mochila un condón.
A Regerai Chigodora, un preso de 34 años de una cárcel de Harare, le incrementaron la condena de 36 a 45 años cuando le encontraron un condón usado a principios de este año.
Con las restricciones que se imponen a la distribución de preservativos en escuelas y cárceles de África, este continente socava una oportunidad de frenar la propagación del VIH (virus de inmunodeficiencia humana), causante del sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida) para cumplir el sexto de los ocho Objetivos de Desarrollo del Milenio, alertan expertos en salud.[pullquote]3[/pullquote]
“Será difícil que África gane la guerra contra el VIH/sida si se deja afuera de las medidas de prevención a ciertos grupos de personas, como estudiantes y presos”, dijo a IPS desde Tanzania, Tamasha Nyererem, asesora independiente de VIH/sida.
Activistas de derechos humanos de Zimbabwe creen que puede haber más casos sin denunciar de jóvenes como Chivata y de reos como Chigodora, dada la prohibición de condones en cárceles y escuelas.
“Es perturbador ver lo duro que hemos trabajado en África contra la propagación del VIH/sida, pero no hemos sido tan pragmáticos para dictar medidas preventivas en escuelas y cárceles, donde la mayoría de nuestros gobiernos se han negado con vehemencia a permitir la distribución de condones”, se lamentó a IPS en Harare el activista homosexual Elvis Chuma.
“La excusa compartida es que promueven la homosexualidad en cárceles y la inmoralidad sexual en las escuelas”, explicó.
“Lo quieran o no las autoridades de (la cárcel), la homosexualidad es común en prisión y, aun si tenemos que ingresar condones de contrabando para usarlos en secreto, si te agarran como en mi caso, estarás en graves problemas”, aseguró a IPS el preso Chigodora.
Los adolescentes africanos deben usar preservativos en secreto en la escuela; su único delito es ser menores de edad, puntualizó Chivata.
“Estoy suspendido porque me descubrieron con un condón que usé para tener relaciones sexuales con mi novia, pero los mismos profesores nos enseñan a usar protección si caemos en la tentación de tener sexo. Ahora me pregunto si me equivoqué en usarlo. Quizá no me hubieran encontrada nada si tenía sexo sin protección”, concluyó, en conversación con IPS.
La sodomía es delito en Zimbabwe, lo que, según activistas, dificulta la distribución de preservativos en cárceles de este y otros estados del continente.
“Países africanos como Zimbabwe se encuentran arrinconados por sus propias leyes, que impiden la distribución de condones entre presos y estudiantes de secundaria”, dijo a IPS el activista Tonderai Zivhu, presidente de la Asociación Abierta de Personas que Viven con VIH/Sida, con sede en Masvingo, la ciudad más antigua del país.
Sudáfrica y Namibia serían los únicos dos países, de los 54 que hay en el continente, en haber adoptado medidas para prevenir la propagación de la enfermedad en escuelas y cárceles.
En 2007 entró en vigor la nueva Ley de Infancia en Sudáfrica, que dio a los adolescentes mayores de 12 años el derecho a acceder a métodos anticonceptivos. El Departamento de Servicios Correccionales también ofrece preservativos en las cárceles.
En Namibia, la política nacional sobre VIH/sida establece que todos los presos en espera de juicio o condenados tienen acceso a la misma información sobre prevención de la enfermedad, análisis, métodos de prevención, tratamiento, atención y apoyo que el resto de la población.
Pero otros países africanos no tienen una posición tan clara respecto del uso de preservativos en cárceles y escuelas.
El año pasado, el gobierno de Ruanda confirmó la prevalencia de la homosexualidad en las penitenciarías, pero no se expidió sobre si distribuirá o no preservativos en los centros de detención.
El ministro de Educación Primaria y Secundaria, Lazarus Dokora, dijo al parlamento este año que los padres eran libres de dar preservativos a sus hijos, pero que el gobierno no permitiría la distribución gratuita en los centros de enseñanza.
“Debemos decir que los adolescentes están en la escuela para aprender e iniciarse en ciertas capacidades para la vida, y en lo que respecta a los condones, ustedes son los custodias de sus hijos y deben tener una conexión íntima con ellos para que cuando preparen la mochila con los libros también puedan agregar condones”, declaró Dokora.
Pero el enfoque de laissez-faire indignó a algunos activistas contrarios a la distribución de preservativos en escuelas y cárceles.
“Distribuir condones en (esos ámbitos) volverá a los gobiernos africanos cómplices del delito de sodomía e inmoralidad sexual entre adolescentes, lo que atenta contra nuestros valores y normas”, arguyó Bupe Mwansa, director de la Asociación para la Conservación de la Cultura y las Tradiciones de Zambia, al ser consultado por IPS.[related_articles]
La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que 3,2 millones de niños y niñas eran portadores del VIH a fines de 2013, la mayoría en África subsahariana, de los cuales 145.000 eran de Zimbabwe.
La Agencia Nacional de Estadísticas de Zimbabwe (ZimStat) encontró que este país tiene 18.000 presos, 28 por ciento de los cuales tienen VIH/sida.
En Sudáfrica, 41,4 por ciento de los 166.267 presos son seropositivos, según estadísticas del Ministerio de Salud, a pesar de ser el único país africano que no penaliza la homosexualidad.
Para médicos como Nomalanga Zwane, de Johannesburgo, para luchar contra el VIH/sida en escuelas y cárceles se necesitan medidas drásticas.
“Si los adolescentes quedan a la deriva creyendo que no pueden tener relaciones sexuales porque son menores de edad, la batalla contra el VIH/sida ya está perdida porque esos mismos muchachos propagaran la enfermedad fuera de la escuela, mientras los presos sin acceso a condones saldrán de prisión y contagiarán” a otras personas, dijo Zwane a IPS.
A expresos como Jimson Gwatidzo, de 37 años, devenido en férreo defensor de la distribución de condones en las cárceles tras contraer el VIH, no le parece creíble que algunos gobiernos africanos prohíban la distribución de preservativos en los centros de detención “dadas las infecciones generalizadas por violación”, explicó.
“Es hora de que los gobiernos africanos se deshagan de las leyes contra la sodomía para permitir la distribución de condones en las cárceles y poder luchar contra el VIH/sida sin barreras legales”, remarcó Gwatidzo en entrevista con IPS.
Editado por Lisa Vives-Phil Harris / Traducido por Verónica Firme