El futuro es incierto en Zimbabwe para adolescentes como Samantha Yakubu, quien quedó embarazada a los 15 años y el muchacho de 16 con que había mantenido relaciones sexuales se negó a aceptar su responsabilidad, con el argumento de que no estaba seguro que el hijo fuese suyo.
Yakubu tuvo que abandonar la escuela, igual que hacen anualmente muchas otras adolescentes sexualmente activas.
El uso de anticonceptivos sigue siendo un asunto controvertido y divisivo en este país de 13,7 millones de habitantes.
Padres y educadores coinciden en que la actividad sexual entre la población adolescente aumenta. Pero no se ponen de acuerdo en cómo lidiar con el mayor número de embarazos adolescentes.
Zimbabwe logró importantes avances en materia de salud reproductiva, incluso frenar las nuevas infecciones de VIH (virus de inmunodeficiencia humana), causante del sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida), según el Ministerio de Salud.
Pero varias agencias de la Organización de las Naciones Unidas alertaron sobre el creciente número de embarazos adolescentes, que según los especialistas revela la falta de uso de profilácticos y de métodos de planificación familiar.
Según el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), el uso de anticonceptivos en Zimbabwe es de 59 por ciento, uno de los más altos de África subsahariana. Pero aún está por debajo de la marca de 68 por ciento que el gobierno se comprometió a alcanzar para 2020 en la Cumbre sobre Planificación Familiar, realizada en Londres en 2012.
La propuesta del año pasado para distribuir condones de forma gratuita en las escuelas chocó con la incredulidad y el enfado de los padres, quienes alegaron que era equivalente a promover la promiscuidad entre los estudiantes.
Todavía no hay un acuerdo entre padres y educadores sobre cuándo comenzar a impartir educación sexual a los adolescentes.
“La falta de información médica seria y adecuada sobre la pubertad deja a los jóvenes a merced de sus pares y de las búsquedas en Internet sin una guía”, observó Stewart Muchapera, analista en comunicaciones de la oficina del UNFPA en Zimbabwe, en diálogo con IPS.
“La fertilidad entre adolescentes de 15 a 19 años entre 2010 y 2011 fue de 115 cada 1.000 niñas, un aumento significativo respecto al nivel de 99 por cada 1.000 registrado entre 2005 y 2006”, precisó Muchapera. Y añadió que la ubicación geográfica también determina la cantidad de embarazos precoces; las adolescentes de zonas rurales tienen el doble de probabilidades de quedar embarazadas que sus congéneres de las ciudades.
Hay 70 embarazos adolescentes cada 1.000 niñas en las ciudades, mientras que en las zonas rurales el índice asciende a 144.
La Encuesta de Demografía y Salud de Zimbabwe indica que nueve de cada 10 adolescentes sexualmente activas de entre 15 y 19 años tienen vínculos de tipo matrimonial. Además señala que dos de cada tres jóvenes que mantuvieron relaciones sexuales sin cumplir los 15, lo hicieron contra su voluntad.
El riesgo de muerte materna es el doble para las muchachas de esa franja etaria que para las veinteañeras, indican los especialistas, y cinco veces más para las de entre 10 y 14 años.
La mortalidad materna en Zimbabwe es de 790 cada 100.000 nacidos vivos y en los menores de cinco años es de 93 fallecidos cada 1.000 nacidos vivos.
Janet Siziba, educadora del Consejo de Ayuda de Matabeleland, dijo que hay un estigma vinculado al embarazo precoz, que obliga a muchas jóvenes a abandonar sus estudios o las condena a sufrir problemas económicos después del parto, y en especial si desaparece el padre adolescente.
“Se puede evitar tanto el embarazo como el VIH si se incrementa el uso de condones y, quizá lo más importante, usando otros métodos como el condón femenino y las píldoras anticonceptivas”, explicó Siziba en diálogo con IPS.[related_articles]
Pero con los mensajes confusos que se difunden sobre los anticonceptivos, difícilmente vaya a cambiar pronto esta tendencia. De hecho, el secretario general del país Tobaiwa Mudeded alertó a las mujeres de no usar esos métodos porque podrían causar cáncer y serían un intento de los países desarrollados de frenar el crecimiento poblacional en África.
Organizaciones como el Consejo Nacional de Planificación Familiar de Zimbabwe consideraron sus comentarios especialmente contraproducentes en un momento en que el sistema de salud se esfuerza por disminuir la mortalidad materna y ofrecer una adecuada atención prenatal.
A través de la Estrategia nacional de Salud Sexual y Reproductiva, el Ministerio de Salud ofrece a los adolescentes anticonceptivos en instituciones públicas como clínicas y hospitales. Pero a los educadores les preocupa que los jóvenes no estén preparados para agarrar los anticonceptivos a la vista de todos.
El resultado es el aumento de los embarazos entre las adolescentes de 15 a 19 años, que pasaron de representar 21 por ciento del total, entre 2005 y 2006, a 24 por ciento, entre 2010 y 2011.
Los especialistas se lamentan de que las actitudes conservadores hacia el uso de anticonceptivos puedan frenar los esfuerzos globales en el marco de la iniciativa Planificación Familiar 2020 (FP2020), que busca aumentar el acceso de mujeres y adolescentes de entre 15 y 19 años a métodos de planificación familiar en los países en desarrollo.
Según el proyecto FP2020, de la Fundación Bill y Melinda Gates, 260 millones de personas en los países en desarrollo accedieron a anticonceptivos en 2012, y la iniciativa se propone sumar 120 millones más para 2020.
Este artículo fue publicado originalmente en la edición especial de TerraViva: “ICPD@20: Seguimiento y Potencial para después de 2015”, publicado con apoyo del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA). El contenido es autoría independiente de los periodistas de IPS.
Editado por Kanya D’Almeida / Traducido por Verónica Firme