El trayecto entre Niamey, la capital de Níger, y la oriental localidad de Bande lleva 14 horas en automóvil. El viaje se hace más largo todavía por la monotonía del paisaje desnudo. Este país, seco y caluroso, donde abundan las tormentas de arena, es muy vulnerable por la inseguridad delictiva, las sequías y los problemas trasfronterizos.
Cada tanto se avista un rebaño, lo que genera asombro y entusiasmo a la vez, pues no hay árboles ni pozos de agua a la vista.
Con una población de 17,2 millones de personas, 80 por ciento de las cuales viven en zonas rurales y 50 por ciento no tienen servicios de salud, disminuir la mortalidad materna es un gran desafío.
IPS viajó hasta este pueblo de Bande con un grupo del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) para visitar un centro educativo único: la Escuela de Maridos. Una iniciativa original en un continente donde la participación de los hombres en la salud materna no es la norma y, de hecho, no suelen estar presentes durante el embarazo ni en el parto.
Con apoyo del UNFPA, la escuela fue fundada en 2011 y tiene 137 dependencias en la sureña región de Zinder. Los miembros son hombres casados de entre 25 y 50 años, aunque ahora también se invita a las reuniones a los más jóvenes para que aprendan de sus mayores.
Es un espacio para hablar sobre los beneficios de la planificación familiar y la salud reproductiva, así como para promover su mayor participación.
Cuando IPS llegó al pueblo, se acercó al vehículo un grupo de músicos seguidos por el jefe tradicional, Yahya Louche, rodeado de sus consejeros y de la seguridad, que frenéticamente alejaba con ramas a los niños curiosos.
“Soy miembro de la Escuela de Maridos”, dijo a IPS. “No hay maestros ni estudiantes”, explicó. “Nadie cobra, trabajan por el bien de la población”, apuntó.
Los peligros de la falta de atención médica
En el centro de salud cercano a la casa del jefe, IPS vio llegar a una joven muy débil, que caminaba con dificultad hacia la sala de maternidad. Apenas podía mantener el contacto visual, mientras dos amigas la sujetaban de los brazos.
IPS supo que parió en su casa y se vio forzada a caminar varios kilómetros para buscar ayuda porque no paraba de sangrar, una emergencia obstétrica conocida como hemorragia posparto.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), ese problema es responsable de 25 por ciento de la mortalidad materna. Sin consultas prenatales, aumentan las probabilidades de complicaciones durante el embarazo o el parto, las que muchas veces causan la muerte de la mujer.
La mortalidad materna en Níger, según el Banco Mundial, es de 630 mujeres cada 100.00 nacidos vivos.
“Antes de la Escuela de Maridos, las mujeres no querían parir en los centros de salud, querían quedarse en su casa y tener a sus hijos allí”, contó Louche.
En silencio
En este país, las mujeres acostumbran a no demostrar el dolor ni la incomodidad y suelen parir en silencio. No emiten sonidos en la cama de parto y solo sus rostros reflejan las molestias.
La partera Doudou Aissatoo dijo a IPS que es importante que haya servicios de planificación familiar y salud reproductiva disponibles porque las mujeres suelen caminar varios kilómetros hasta llegar a los centros de salud, y si no las atienden o no encuentran lo necesario, se marchan y demorarán mucho tiempo en volver.
“Aun si es sábado o domingo, si una mujer llega al centro de salud, tiene que recibir atención”, remarcó Aissatoo.
Promover la salud[related_articles]
Según la tradición, cuando un joven se marcha de su hogar paterno en busca de mejores pasturas sabe que probablemente llegará el día en que tenga que regresar para asumir la jefatura de su comunidad.
El llamado a convertirse en jefe no puede rechazarse, pues se interpreta como una vergüenza para sus ancestros.
Por eso, en Níger, los jefes tienen distintos antecedentes profesionales y muchos son médicos, diplomáticos y profesores.
Los jefes tradicionales son los líderes más importantes de Níger. Aun los gobernantes apelan a su consejo antes de tomar una decisión trascendente. Sin su bendición, se asume que el camino será difícil.
La oficina del UNFPA en este país comprendió el papel de los jefes tradicionales y se alió a ellos para promover la salud y los derechos de las mujeres.
En 2012, los jefes tradicionales suscribieron un acuerdo con el UNFPA para promover el acceso a la salud de las mujeres.
Entonces “nos comprometimos como organización a trabajar con el UNFPA para reducir el crecimiento demográfico, formar parte de las actividades de sensibilización y apuntar a mejorar la salud reproductiva”, explicó Louche.
Al ser consultada si le gustaba que su esposo participara en la escuela, Fassouma Manzo, una aldeana, contestó resplandeciente: “¡Mucho!”.
“Antes de la Escuela de Maridos, los hombres no hablaban con sus mujeres. Pero ahora, hay un tema en el que están muy interesados. Como mujer, ahora puedes encontrar un espacio en el que puedes hablar y compartir con tu marido. Es un gran beneficio secundario”, comentó, generando una salva de aplausos.
Louche es un jefe carismático que habla mucho son su gente y realmente cree que con la participación de los hombres, se pone el foco en las mujeres.
La Escuela de Maridos no solo subraya la importancia de buscar asistencia médica profesional durante el embarazo, sino que promueve la comprensión entre hombres y mujeres, lo que fomenta un ambiente de armonía entre ambos.
Editado por Nalisha Adams / Traducido por Verónica Firme