La decisión del gobierno de Barack Obama de emprender una ofensiva aérea contra el grupo extremista Estado Islámico de Iraq y el Levante (ISIS) en el norte de Iraq goza de un fuerte respaldo popular, a pesar de las críticas expresadas contra su política exterior, incluso por quien fuera su secretaria de Estado, Hillary Clinton.
Más de la mitad (54 por ciento) de los encuestados en un sondeo publicado el lunes 18 por el Centro de Investigación Pew y USA Today dijeron que aprobaron los bombardeos, que al parecer ayudaron a revertir algunos de los logros alcanzados por las fuerzas del ISIS contra los combatientes de Kurdistán conocidos como pesh merga, este mes.
Treinta y uno por ciento de los encuestados dijo que desaprobaba los ataques, mientras que el restante 15 por ciento no ofreció su opinión. El sondeo se realizó entre los días 14 y 17 de este mes, entre 1.000 personas elegidas al azar.[pullquote]3[/pullquote]
La encuesta reveló una fuerte diferencia según la inclinación política de los participantes. Los seguidores del opositor Partido Republicano fueron más favorables a la acción militar que los votantes del gobernante Partido Demócrata o los independientes, aunque la mayoría de los demócratas apoyó los ataques aéreos.
Sin embargo, a 57 por ciento de los republicanos les preocupa que Obama no esté preparado para avanzar “lo suficiente como para detener” al ISIS, mientras 62 por ciento de los demócratas y 56 por ciento de los independientes temen que avance demasiado con la reinserción de Estados Unidos en Iraq, tres años después del retiro de las últimas fuerzas de combate estadounidenses. En general, 51 por ciento de los encuestados expresó este temor.
Esa preocupación es compartida especialmente por los más jóvenes, los integrantes de la llamada generación “del milenio», quienes tienden a desconfiar más de la eficacia de la fuerza militar como instrumento de la política exterior que otros grupos generacionales, según varias encuestas publicadas en los últimos dos años.
Los encuestados mayores de 65 años se dividieron en partes aproximadamente iguales entre aquellos que expresaron preocupación porque Obama avance demasiado o poco, pero más de dos tercios de la generación del milenio señaló su inquietud de que Estados Unidos se involucre demasiado en Iraq, y solo 21 por ciento expresó el punto de vista contrario.
Washington expandió la ofensiva aérea contra presuntos objetivos del ISIS en el norte de Iraq y envió armas y otros suministros a las fuerzas especiales iraquíes, entrenadas por Estados Unidos, y a los llamados pesh merga, los combatientes kurdos que no lograron detener al ISIS, cuyos hombres avanzaron hasta un radio de 35 kilómetros de Erbil, la capital del Kurdistán iraquí.
Obama anunció el 7 de agosto una nueva intervención de Estados Unidos en Iraq con el objetivo de proteger del “genocidio” a las minorías iraquíes, particularmente a los miles de yazidíes bajo asedio del ISIS en las laderas de la localidad norteña de Sinjar.
Otro de los objetivos era la protección de Erbil, donde Washington tiene un consulado y cientos de funcionarios, entre ellos decenas de asesores militares que forman parte de un contingente mucho mayor enviado a Iraq en junio después de que ISIS conquistó Mosul, la segunda ciudad del país.
Obama también anunció que Washington pretendía proteger “infraestructura fundamental” en la región. En una carta al Congreso legislativo difundida el domingo 17, el presidente declaró que el hecho de que el ISIS tuviera el control de la estratégica presa de Mosul, la mayor de Iraq y que abastece a gran parte del país de agua y electricidad, constituía una amenaza para la embajada de Estados Unidos en Bagdad.
«Una falla en la represa de Mosul podría amenazar la vida de un gran número de civiles, poner en peligro al personal y las instalaciones de Estados Unidos, incluida la embajada… en Bagdad, y evitar que el gobierno iraquí proporcione servicios esenciales a la población», afirmó Obama en la carta.
De hecho, las aeronaves de guerra y los aviones no tripulados de Estados Unidos, que operan en coordinación con los pesh merga y las fuerzas especiales iraquíes, atacaron las posiciones del ISIS en la zona en los últimos días. La noche del lunes 18, los combatientes kurdos y las fuerzas gubernamentales iraquíes dijeron que habían retomado con éxito la represa.
El éxito inicial de la ofensiva aérea, con 68 bombardeos hasta el lunes 18, según el Mando Central de Estados Unidos, aconteció tras la renuncia el jueves 14 del primer ministro Nouri al Maliki.
La dimisión fue fundamental, según Washington, para establecer un gobierno menos sectario que sea capaz de tender la mano a los sunitas que colaboraron con el ISIS o se incorporaron a él, sin compartir necesariamente la ideología extremista y violenta del grupo.[related_articles]
La presión de Estados Unidos ayudó a persuadir a Al Maliki de que renunciara a favor de Haider al Abadi, otro chiita y dirigente del partido Dawa. Washington espera que Al Abadi esté más dispuesto a compartir el poder con los sunitas y los kurdos.
Pero los expertos en Estados Unidos también reconocen el aporte de Irán, junto al papel fundamental del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (considerado un grupo terrorista por Washington), en el rescate de los yazidíes y la ayuda a los pesh merga, en lo que fue el último ejemplo de cómo la creciente amenaza que representa el ISIS para los distintos gobiernos pateó el tablero geopolítico de la región.
Es probable que el éxito inicial de la intervención militar de Obama y su papel en la remoción de Al Maliki ayuden a contrarrestar el coro de detractores, en su mayoría integrado por neoconservadores y republicanos, que ataca su destreza en política exterior.
Algunos de sus correligionarios, incluida quien fuera su secretaria de Estado hasta febrero de 2014 y la posible candidata presidencial demócrata en 2016, Hillary Clinton, se quejaron de que Obama debería haberle prestado más apoyo a las facciones “moderadas” de la insurgencia siria a principios de la guerra civil en ese país y que reaccionó demasiado tarde ante los avances del ISIS en la provincia de Al Anbar, a principios de este año.
Pero la encuesta del lunes 18, como la mayoría de los sondeos divulgados en el último año, sugiere que la cautela de Obama refleja el ánimo del público y, sobre todo, el sentir de los votantes más jóvenes y de las bases del Partido Demócrata.
La encuesta también preguntó a los participantes si pensaban que “Estados Unidos tiene la responsabilidad de hacer algo acerca de la violencia en Iraq”: 44 por ciento respondió afirmativamente, 41 por ciento dijo que no y 15 por ciento dijo que no sabía.
Editado por Kitty Stapp / Traducido por Álvaro Queiruga