Los combates armados en Líbano entre las fuerzas de Hezbolá y los 120.000 rebeldes sirios instalados cerca de la ciudad de Ersal, que superan tres veces la población local, profundizan la brecha que divide a los habitantes del oriental valle de Becá, así como sus diferencias con el gobierno del país.
Al pie de la accidentada cadena montañosa de Qalamun se encuentra la ciudad predominantemente sunita de Ersal, unos 124 kilómetros al noreste de Beirut. La zona es conocida históricamente como una ruta de contrabando entre Siria y Líbano.
Desde el comienzo del conflicto sirio, la política distanció a los residentes de Ersal de sus vecinos en Becá, que en su mayoría pertenecen a la comunidad chiita.
Ersal simpatiza con la insurrección liderada por los sunitas contra el presidente sirio, Bashar al Assad, mientras los chiitas de Becá respaldan al Hezbolá libanés, que lucha junto a las fuerzas gubernamentales. Hezbolá (Partido de Dios) es una organización política que mantiene una fuerza militar paralela a las fuerzas armadas libanesas.[pullquote]3[/pullquote]
Aunque Hezbolá y las fuerzas de Assad tomaron el control de la zona de Qalamun en abril, la lucha armada se reanudó en la zona siria, así como en el valle y las montañas libanesas de Ersal, donde los rebeldes sirios también están presentes.
«La influencia de los insurgentes sirios en la ciudad se convirtió en una realidad inevitable», señaló un oficial del ejército libanés, que habló bajo reserva de su nombre.
Esta tercera semana de julio murieron siete miembros de Hezbolá y 31 más resultaron heridos, según el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos, con sede en Gran Bretaña y opositor del gobierno libanés.
Los combatientes murieron en una emboscada en las colinas de Ersal. La zona escarpada también se utiliza como plataforma de lanzamiento de misiles por los rebeldes, con frecuencia dirigidos a los pueblos de Hezbolá en Becá.
«La frontera entre Siria y Líbano es el punto débil del bastión de Hezbolá, que se conecta a la región de Becá y, más importante aún, a la ciudad de Baalbek, que es el lugar de origen de la organización armada», dijo el profesor Hilal Khashan, de la Universidad Americana de Beirut.
«Los rebeldes, incluido el Frente Nusra, utilizan a Ersal para lanzar ataques contra Hezbolá, que está obligada a recuperar la región, a un costo muy alto», añadió.
Se calcula que unos 6.000 combatientes sirios encontraron refugio en Ersal, según la fuente militar anónima, y que cientos de militantes opositores se ocultan en las colinas y cuevas encima de la ciudad.
Los habitantes utilizan los caminos de tierra que conectan Ersal a las cimas de las montañas de Becá para transportar ayuda, gasolina y provisiones a los insurgentes sirios.
El vicealcalde Ahmad Fleety reconoce que Ersal paga un alto precio por su respaldo a la revolución siria. “Los enfrentamientos entre Hezbolá y los rebeldes sirios agravaron las tensiones entre los habitantes locales y sus vecinos, y cada incidente provoca una reacción en el pueblo», expresó.
Un residente de Ersal, Khaled Hujairi, resultó herido en la cercana localidad de Laboueh después de asistir al funeral de uno de los combatientes de Hezbolá que murió en un enfrentamiento.
Pero la brecha que separa a los residentes de Ersal de los habitantes de los pueblos aledaños se remonta al comienzo de la sublevación en Siria y a una ola de secuestros mutuos entre sunitas y chiitas.[related_articles]
Las relaciones entre las dos comunidades se crisparon después de la muerte de cuatro chiitas en junio de 2013, próximo a Ersal. La situación se agravó cuando la ciudad quedó sitiada durante varias semanas a principios de este año, después de convertirse en un punto de tránsito de Siria hacia Líbano para los coches bomba contra zonas chiitas.
La triste realidad de Ersal se agrava por el aislamiento de la ciudad. Una pequeña carretera asfaltada la conecta al resto del valle de Becá, y de allí a Beirut, la capital. Los aviones sirios la sobrevuelan con frecuencia y disparan misiles contra la localidad y las montañas circundantes. Siete residentes resultaron heridos tras un ataque similar esta semana.
Líbano rara vez plantea una queja formal por estos reiterados incidentes.
«Ersal es un territorio periférico descuidado por el gobierno, lo que puede explicar el aumento del extremismo allí. Si sus habitantes sintieran pertenencia al Estado libanés no apoyarían tanto a los rebeldes sirios”, afirmó Khashan.
Además, una serie de incidentes tensó las relaciones con el Estado, como el enfrentamiento en 2013 entre una patrulla del ejército y un grupo de residentes locales, que causó la muerte de dos miembros de las fuerzas armadas libanesas y de uno de los sospechosos que perseguían.
La presencia de los más de 120.000 refugiados sirios, que triplican con creces a la población local, complica aun más la relación entre el Estado y las poblaciones de la zona. “La gente de Ersal optó por apoyar a la revolución siria y no dará marcha atrás», aseguró el activista Abu Mohamad Oueid.