Un proverbio africano dice que cada mujer que da a luz tiene un pie en la tumba. Por desgracia, el refrán tiene vigencia, y en especial en el contexto de la pandemia del sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida) en este continente.
A pesar de los grandes avances en la prevención de la transmisión del VIH (virus de inmunodeficiencia humana), causante del sida, de madre a hijo en este continente, a los especialistas les preocupa que no mejoraron otras variables necesarias para eliminar las causas de la mortalidad materna derivadas del VIH/sida.
Del 30 de junio al 1 de julio, expertos en salud, autoridades y activistas se reunirán en la ciudad sudafricana de Johannesburgo para el Foro de Socios del Plan de Acción para la Salud Integral de Mujeres y Niños.
Evitar los embarazos no deseados en mujeres con VIH, así como ofrecerles anticonceptivos, son algunos de los problemas que todavía no se han solucionado. Otra de las cosas es lograr una maternidad más segura para todas.
La proporción de mujeres embarazadas con VIH que mueren es mucho mayor que entre las que no tienen el virus, dijo Mary Pat Kieffer, directora de la Fundación Pediátrica contra el Sida Elizabeth Glaser, en entrevista con IPS.
El riesgo de morir por causas relacionadas con el embarazo es entre seis y ocho veces más alta para las mujeres con VIH que para las que no lo tienen.
Numerosos estudios muestran que el VIH aumenta la mortalidad materna de forma directa por el avance de la enfermedad e, indirecta, por la mayor ocurrencia de sepsis, anemia y otros problemas relacionados con el embarazo.
Esa es una muy mala noticia porque solo en Sudáfrica, unas 310.000 mujeres seropositivas dieron a luz en 2012, y 110.000 en Mozambique, según datos del Programa Conjunto de las Naciones Unidas contra el VIH/Sida (Onusida).
Todas las mujeres con VIH, estén o no recibiendo antirretrovirales, son más vulnerables a sufrir sepsis y tener anemia porque su sistema inmunológico está comprometido. Pero Kieffer señaló que los fármacos les mejoran las defensas que las protegen de las infecciones.
Otro problema es que las mujeres embarazadas se infectan mucho más que las que no lo están, puntualizó.[pullquote]1[/pullquote]
Los expertos lo atribuyen a los cambios biológicos que ocurren en el sistema reproductor femenino, como el mayor volumen de sangre y las alteraciones hormonales.
En los países de África austral, “alrededor de cinco por ciento de las mujeres que no tenían el VIH durante el segundo trimestre de embarazo, dieron positivo hacia el final del mismo o mientras estaban amamantando”, dijo Kieffer a IPS.
Evitar el contagio de madre a hijo
La prevención de la transmisión del VIH de madre a hijo es clave para reducir la mortalidad materna, pero la “lucha contra el virus es más que inyectar antirretrovirales”, remarcó Kieffer.
En Sudáfrica, donde cerca de dos de cada 10 personas entre 15 y 49 años tiene el VIH, la cobertura universal para evitar la transmisión de madre a hijo no logra impedir que la enfermedad todavía sea responsable de seis de cada 10 casos de mortalidad materna en 2012, según Onusida.
En Lesotho, con una tasa de infección de VIH de 23 por ciento, cuatro de cada 10 casos de mortalidad materna se atribuyen a complicaciones vinculadas al embarazo o el parto. En Malawi, la proporción baja a tres de cada 10, con una tasa de infección de 11 por ciento.
Naseem Awl, especialista en VIH de la oficina del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) en Lesotho, dijo a IPS que “queda mucho trabajo por hacer, aparte de suministrar medicamentos, y una de ellas es asegurar que las mujeres paren en centros de salud”.
Las estadísticas de Unicef muestran que en África oriental y austral solo cuatro de cada 10 embarazadas tienen a sus hijos con asistencia de profesionales capacitados.
En Lesotho, si bien nueve de cada 10 mujeres embarazadas asistieron al menos a una consulta prenatal, más de la mitad no reciben atención calificada durante el parto. Mozambique tiene una situación similar, y unas 110.000 mujeres con VIH dieron a luz en 2012.[related_articles]
Kieffer cree que es necesario repensar la estrategia para evitar la transmisión de madre a hijo, “no solo como forma de evitar que el bebé se contagie, sino porque forma parte esencial de la atención a la salud materno-infantil que deben recibir todas las mujeres.
También reclamó un mejoramiento de los servicios de salud y en las actitudes de personal sanitario.
“Una gran cantidad de trabajadores de la salud cree que las mujeres con VIH no deberían quedar embarazadas”, apuntó. La consecuencia de esti es que muchas llegan tarde a la consulta prenatal o dan a luz en sus casas.
Protección de las jóvenes
Atender los embarazos no deseados entre mujeres de entre 15 y 24 años es otro elemento que hay que considerar porque tienen entre dos y cuatro veces más probabilidades de infectarse con el VIH que los hombres de la misma edad.
La mayor incidencia del VIH ocurre en el grupo de entre 19 y 24 años, “cuando las personas son sexualmente activas y no suelen tener pareja estable. También es cuando muchas mujeres quedan embarazadas por primera vez”, explicó Kieffer.
Las dos principales causas de muerte de las jóvenes son complicaciones durante el parto y el VIH, según el Fondo de Población de las Naciones Unidas. Debido a que sus cuerpos no están totalmente maduros, sufren más problemas durante el embarazo y tienen mayor riesgo de infectarse con el virus del sida.
“Las jóvenes no tienen experiencia con el sistema de salud, pueden demorar en darse cuenta de que están embarazadas y tener miedo de ir a la clínica”, explicó Kieffer. “Son emocionalmente más inmaduras y tienen menos probabilidad de tener una pareja que las pueda contener y dar apoyo emocional ya sea por el embarazo o por tener el VIH”, añadió.
Además dijo que el personal de salud no trata bien a las mujeres jóvenes o no tienen tiempo para ofrecerles información adicional y el apoyo necesario.
Mientras, la gran necesidad de anticonceptivos es otro desafío enorme. En Lesotho, no hay suficientes servicios de planificación familiar, según Onusida.
Y aun cuando hay disponibilidad de anticonceptivos, “las clínicas que administran los antirretrovirales están hacinadas y desbordadas, y se niegan a hacer hincapié en la planificación familiar porque no tienen capacidad”, añadió Kieffer.
Chewe Luo, asesora de VIH de Unicef, dijo a IPS que el nuevo tratamiento con antirretrovirales que implica una sola gragea al día para las mujeres embarazadas portadoras del virus “tendrá un fuerte impacto en la mortalidad materna e infantil causada por el sida”,
Si se fortalecen todos los elementos necesarios para mejorar la mortalidad materna, el proverbio africano pasará a la historia.