El aumento de la mortalidad infantil en Camerún por diarrea obligó a las autoridades a recurrir a una nueva vacuna (RotaTq), creada para proteger a los menores de cinco años contra cepas comunes de rotavirus. Pero la medida enfrenta el creciente escepticismo de la población.
Además, la falta de agua potable y de adecuadas prácticas de higiene, puede desbaratar el esfuerzo por controlar este problema de salud pública, alertan especialistas.
“La diarrea es una de las principales causas de muerte de menores de cinco años en Camerún, que se cobra 5.800 vidas al año”, subrayó a IPS la inmunóloga Desire Noulna, del Programa Ampliado de Inmunización (EPI).
Según GAVI, una alianza público-privada para fomentar la inmunización, el rotavirus mata a más de 600 niños y niñas al día en África y hospitaliza u obliga a controles médicos a otros miles.
A escala global, también es la causa más común de gastroenteritis severa en menores, que obliga a hospitalizar a unos 2,4 millones de niños y niñas y mata a 527.000 de ellos al año. Además, alrededor de 85 por ciento de las muertes ocurren en países del Sur en desarrollo, principalmente en Asia meridional y África subsahariana.
Sobre la base de nuevos ensayos clínicos en África, que mostraron la eficacia de la vacuna en ambientes empobrecidos y con alta mortalidad, la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomendó en junio de 2009 incluirla en los programas nacionales de vacunación de todos los países.
Camerún incorporó la vacuna contra el rotavirus en abril, al igual que hicieron otros 10 países africanos: Botswana, Gambia, Ghana, Malawi, Marruecos, Etiopía, Ruanda, Tanzania, Sudáfrica y Sudán.
Según la OMS, Sudáfrica, que fue el primer país africano en incorporar la vacuna en su programa de inmunización en 2009, registró una notoria disminución, de entre 54 y 69 por ciento, en las hospitalizaciones por rotavirus, tanto en zonas rurales como urbanas, durante los dos años siguientes.
En Etiopía se estima que la vacuna salva unas 3.700 vidas y permite que los hogares ahorren unos 800.000 dólares al año. En Ghana, evita unas 1.554 muertes y ahorra 53 por ciento del costo del tratamiento.
Camerún comenzará una campaña de vacunación en los próximos meses. Pero algunos especialistas sostienen que los problemas de saneamiento disminuirán la efectividad de la vacuna.
“Hay barrios en las grandes ciudades que están meses sin agua potable. Y cuando la tienen, es de dudosa calidad”, observó Obed Fung, experto en salud de la Fundación Foretia, que apoya el desarrollo en Camerún.
Según el Banco de Desarrollo Africano, solo 45 por ciento de la población rural tiene acceso a agua potable en comparación con 77 por ciento en las ciudades. Y se estima que apenas 13,5 por ciento de la población rural cuenta con baños y saneamiento adecuado, comparado con 17 por ciento en las ciudades.[related_articles]
Las mujeres y las niñas soportan la mayor parte de la pesada carga de recolectar agua. Alrededor de 15 por ciento de los habitantes de las ciudades y 18 por ciento de los del campo dependen de fuentes de agua potable que están a más de 30 minutos de camino.
“La falta de saneamiento y de acceso al agua puede dificultar el éxito de la campaña, pero es importante que nos concentremos en las enfermedades transmitidas por esta vía, en especial la diarrea, y busquemos la forma de disminuir los brotes”, subrayó Noulna.
“El país puede atravesar una escasez de agua y adolecer de malas prácticas de higiene, pero debemos evitar un mal mayor como sería un brote repentino” de la enfermedad, añadió.
Pero numerosas comunidades en Camerún desconfían de la vacuna.
“El programa nacional de inmunización incluye nueve vacunas diferentes para cada niño o niña y mucha gente piensa que es una exageración. Siempre es un problema porque no entienden los riesgos que supone para la salud pública que una persona sufra un ataque viral”, explicó a IPS el médico Paul Onambele, que trabaja en el hospital de distrito de Yaundé.
Incluso, se corrió el rumor de que los funcionarios de salud pública administraban vacunas para esterilizar a las mujeres, apuntó.
Un estudio de EPI concluyó que 33 por ciento de las familias estudiadas se oponían a la vacunación de los menores y de las mujeres embarazadas por motivos religiosos y tradicionales.
“La controversia por la eficacia, la seguridad y la ética de la inmunización siguen socavando los esfuerzos de vacunación en Camerún, en especial en el norte, donde hay gran influencia de comunidades nigerianas que se oponen a ella”, explicó Onambele.
Haman Alima, una mujer de Yaundé que está amamantando, arguyó: “Cuando me crié no nos vacunaban y estamos todos bien. Solo vacuné a mi hijo porque en el hospital no podía negarme”.
Pero esa actitud es peligrosa para la salud pública.
“Nuestro país atraviesa tiempos difíciles porque disminuye la cobertura de vacunación, hay desigualdades entre los distritos y las ciudades y, lo más importante, debido al resurgimiento de la poliomielitis”, alertó a IPS la experta Clarisse Loe Loumou, de GAVI.
Según EPI, 62 por ciento de los centros de salud no involucran a las organizaciones locales en la promoción de las campañas de vacunación.
Pero GAVI y EPI se proponen incorporar a 90 por ciento de las organizaciones y redoblar los esfuerzos ya hechos recurriendo a plataformas de la sociedad civil para llegar a las comunidades, así como logar que la población local se apropie de la vacunación.