A comienzos de enero de 2008, durante la violencia que azotó a Kenia luego de unas disputadas elecciones generales, un hombre golpeó la puerta de la casa de Lucia Wakonyo, en el tugurio capitalino de Mathare.
“Él preguntaba por mi vecino, y yo le dije que no estaba. Me rogó que le diera refugio”, contó Wakonyo a IPS.
La mujer abrió la puerta y comenzó la tragedia. “Me tiró al piso y me violó”, contó ella. Dos meses después, descubrió que estaba embarazada e infectada con el VIH (virus de inmunodeficiencia humana, causante del sida).
Ella nunca asistió a una clínica prenatal, y dio a luz un bebé VIH positivo con una partera tradicional.
Pero su siguiente embarazo fue muy diferente. En 2012, Wakonyo dio a luz a un bebé sano, tras haber recibido atención prenatal y un tratamiento de prevención de la transmisión de madre a hijo (PMTCT, por sus siglas en inglés).
Wakonyo se benefició de un exitoso programa nacional de prevención, que redujo casi a la mitad las nuevas infecciones en niños y niñas entre 2009 y 2011.
Pero ahora el PMTCT parece perder impulso. La cobertura cayó 20 por ciento en el periodo 2011-2012, advierte el Informe de Progresos 2013 del Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/Sida (Onusida).
“Cinco de cada 10 mujeres embarazadas VIH positivas no reciben medicamentos antirretrovirales para prevenir la transmisión de madre a hijo”, señaló Zenawit Melesse, asesor regional de comunicaciones de Onusida, en diálogo con IPS.
Además, explicó que apenas 11 por ciento de las kenianas que son VIH positivas y están embarazadas se someten a un régimen de dosis única de Nevirapine, que no es tan efectiva como una combinación de terapias antirretrovirales.
En 2012 se registraron 13.000 niños recién nacidos VIH positivos.
La tasa de seroprevalencia en Kenia es de seis por ciento, y va en moderada caída, según Onusida.[related_articles]
Expertos coinciden en cuál es la principal razón detrás de la pérdida de ímpetu del PMTCP: las interrupciones en los servicios de salud.
En diciembre de 2011, médicos iniciaron una huelga exigiendo al gobierno que volcara más fondos al sector. En marzo de 2012, las enfermeras realizaron un paro de dos semanas, y cinco meses después se le sumaron los médicos por casi otras tres. En 2013 hubo más protestas.
Durante las huelgas, Wakonyo apeló a la automedicación, tomando cualquier antirretroviral que pudiera encontrar, así como medicinas tradicionales, aunque no sabía que esto podría generarle una resistencia a los fármacos.
“Puede ser que la aplicación del PMTCT se haya reducido, pero solo durante las huelgas de médicos y de enfermeras, y debido a la falta de equipos”, admitió Simon Mueke, director interino de Servicios Médicos en el Ministerio de Salud.
“Pero, en general, la aplicación del PMTCT va en aumento”, aseguró.
Con este planteamiento coincidió George Omondi, de la organización local Women Fighting AIDS in Kenya (Mujeres que luchan contra el sida en Kenia). “El programa de PMTCT ha sido tan exitoso… que ya no hablamos de prevención de la transmisión de madre a hijo, sino de eliminación” de la transmisión, dijo a IPS.
Pasos correctos
Onusida señala que Kenia está dando pasos correctos para fortalecer el PMTCT, como proveer servicios de maternidad gratuitos y extendiendo sus programas a madres lactantes a todo el país.
“No se puede mejorar la cobertura del PMTCT si los servicios de salud materna no mejoran. En todo el país, solo alrededor de 41 por ciento de las mujeres dan a luz en un hospital”, dijo el experto en salud reproductiva Joachim Osur.
En las provincias Nyanza y Occidental, añadió, solo una cuarta parte de las mujeres dan a luz con la asistencia de enfermeras capacitadas. “Cuando una mujer pare en su casa, no puede acceder a un completo tratamiento de PMTCT”, explicó.
Otro problema es lograr la universalidad de los test de VIH. Se estima que hay 1,5 millones de embarazos al año en Kenia. Entre 87.000 y 100.000 de las madres que se someten al test dan VIH positivo.
“No todas las mujeres en atención prenatal aceptan someterse a un test de VIH. Las razones para evitarlo son múltiples, pero el estigma sigue siendo clave”, dijo Osur.
“Lamentablemente, los trabajadores de la salud no pueden obligarlas, es su derecho aceptar el test o rechazarlo”, añadió.
Algunas mujeres embarazadas visitan la clínica solo una vez. “Se hacen el test de VIH pero no regresan por los resultados”, señaló Osur.
A pesar de estos desafíos, Omondi sigue siendo optimista en que se puede lograr una reducción de la tasa de transmisión del VIH.
“La exoneración de cuotas de maternidad en todos los hospitales públicos a partir de junio (de 2013) tendrá un efecto positivo en la salud materna en general”, afirmó.
Pero es necesario que se tome conciencia sobre el VIH en las comunidades. Muchas mujeres se alejan de los servicios de PMTCT por miedo a ser estigmatizadas”.
Expertos en sida siguen preocupados sobre la constante inestabilidad del sector de la salud, e instaron al gobierno y a los profesionales a resolver sus diferendos sobre las remuneraciones, para así asegurar la atención.