Yohamin Kesete, de 32 años, y sus seis hijos, viven en esta comunidad pastoril de la Región Somalí de Etiopía, azotada por la sequía. Pero no siempre se quedan aquí.
Kesete explicó que, cuando aumentan las temperaturas o cuando las lluvias se hacen muy intensas, su familia se ve obligada a abandonar el área e ir en busca de agua o de pasturas.
“Tenemos que sobrevivir, así que nos trasladamos a otras regiones. Esta es un área difícil. Hubo veces en que nos tuvimos que trasladar cuando estaba embarazada, porque se ponía muy seco y no teníamos nada para comer. No nos podíamos quedar en Dollo Ado solo para que el parto fuera en un hospital. Nos íbamos a morir de hambre”, dijo a IPS.
Su aldea se encuentra a 980 kilómetros de la capital, Addis Abeba, y debido a la vida nómada de la comunidad les es difícil al gobierno y a organizaciones no gubernamentales brindarles servicios de planificación familiar.
“Apenas puedo alimentar a los hijos que ya tengo, y tengo miedo de parir seis más antes de cumplir 40 años”, señaló Kesete.
La planificación familiar es reconocida e implementada como una parte clave del desarrollo, sobre todo por su importancia en la reducción de la mortalidad materna y en la mejora de la salud de las mujeres embarazadas.
Pero el Estudio Demográfico y de Salud de Etiopía indica que la demanda insatisfecha de anticonceptivos en esta nación del Cuerno de África llega a 25,3 por ciento.
Además, actualmente mueren 676 mujeres etíopes por cada 100.000 nacidos vivos, un leve aumento respecto de 2005, cuando fallecían 673 por cada 100.000.
[related_articles]“La migración estacional de las comunidades pastoriles sigue frustrando los esfuerzos para asegurar no solo que accedan a planificación familiar sino también que tengan más opciones”, señaló Feven Alazar, funcionaria del Ministerio de Salud.
“Entre las comunidades pastoriles, las muertes maternas son mucho más altas. No solo la prevalencia de contraceptivos es baja, sino que además las mujeres dan a luz en sus casas, lo que generalmente acarrea complicaciones”, dijo a IPS.
“Cuando son trasladadas a centros de salud, ya es demasiado tarde para salvar al bebé o a la madre”, añadió.
Alazar explicó que, cuando los pastores se mueven de un área a otra en busca de agua, los funcionarios de salud de los planes de extensión del gobierno, que brindan servicios de planificación familiar casa por casa, también lo hacen.
“Al igual que la comunidad, los extensionistas de salud abandonan las áreas áridas cuando están demasiado secas. Tienen que sobrevivir”, explicó.
Como consecuencia, señaló, un significativo número de mujeres en las áreas áridas y semiáridas todavía no gozan de un pleno acceso a contraceptivos.
Aunque el centro y sudoeste de Etiopía tienen una mayor tasa de prevalencia de anticonceptivos (en Addis Abeba llega a 56,3 por ciento), la situación es preocupante en el este y el sur.
“Hay muchos refugiados somalíes en Dollo Ado, que tiene una población de unos 500.000 habitantes. En el campamento de Kobe hay unas 127.000 personas, y en el de Bokolmanyo 130.000”, explicó Mekuria Altaseb, de la no gubernamental Asociación de Orientación Familiar de Etiopía.
“Aquí la prevalencia de contraceptivos es inferior al ocho por ciento. La planificación familiar es clave para reducir las muertes maternas”, dijo a IPS.
Altaseb reconoció que el gobierno trabaja para reubicar a las comunidades pastoriles en lugares con condiciones ambientales más favorables, pero sostuvo que “no se hace lo suficiente para proteger a los pastores del cambio climático”.
“Aunque Dollo Ado es muy seca, hay dos grandes ríos. Está el río Dawa, en la frontera con Kenia, y el Ganale, que cruza Dollo Ado. Se debe implementar innovaciones para ayudar a los pastores a que tengan acceso fácil al agua y que no solo la usen para el ganado, sino también para la agricultura, de forma que no tengan que estar constantemente trasladándose”, señaló.
No obstante, Altaseb destacó que Etiopía incrementó la prevalencia nacional de contraceptivos de apenas 15 por ciento en 2005 a 29 por ciento en 2011, en un esfuerzo por reducir la mortalidad materna a 267 para 2015.
Pero estadísticas de organizaciones y agencias como el Fondo de Población de las Naciones Unidas muestran que este país, junto a otros seis africanos, incluyendo a Nigeria y República Democrática del Congo, todavía responden por la mitad de todas las muertes maternas del mundo.
“Sin acceso a la planificación familiar, las mujeres en las comunidades pastoriles… seguirán dando a luz hasta que sus vientres se sequen”, dijo Alazar.