El negocio de los sepelios es casi tan antiguo como la humanidad. Pero en Uganda, donde gran parte de la población asocia las pompas fúnebres a la brujería, no cualquier mujer se atrevería a dirigir una empresa funeraria.
Regina Mukiibi Mugongo debió afrontar muchos prejuicios y tabúes para convertirse en la primera, cuando creó Funeral Services Ltd. (UFS) hace 16 años.
“Tuve que afrontar mucha resistencia. La gente me decía que iba a ser acosada por fantasmas”, contó Mugongo a IPS.
“Me decían: ‘Esto es tabú. ¿Cómo puedes brindar un servicio así?’ La gente luchaba contra mí”, dijo esta mujer que ha organizado miles de funerales, incluyendo los de figuras políticas, religiosas, diplomáticas y de la realeza.
Mugongo dejó una carrera de 15 años en el antiguo Banco Comercial de Uganda para iniciar una compañía de viajes con su hermano Freddie, ahora fallecido.
Fue durante sus viajes que los hermanos conocieron los servicios que ofrecían las funerarias occidentales, y se dieron cuenta de que había un nicho en el mercado ugandés.[related_articles]
Fundaron UFS en 1997, pero Freddie falleció un año después, y ella tuvo que asumir toda la tarea.
Ahora tiene 35 empleados y cinco sucursales en toda Uganda. UFS es también la única compañía local que integra la organización de funerarias de la región de los Grandes Lagos.
Detrás de su escritorio en las oficinas de UFS, Mugongo exhibe con orgullo sus trofeos. El año pasado, ganó el Premio al Logro Empresarial, otorgado por la Uganda Women Entrepreneurs Associated Limited (UWEAL).
En octubre recibió el premio Mujeres Pioneras Fenomenales 2013, otorgado por la organización estadounidense 100 Black Women of Funeral Service.
UFS importa ataúdes de Estados Unidos (unos 125 al año) y también fabrica féretros “dignos” en su propio taller de carpintería.
“La demanda (de ataúdes hechos en Uganda) porque son menos costosos. Los decoramos con ornamentos importados y los forramos por dentro con lino”, señaló.
Mugongo tuvo la suerte de obtener un préstamo informal de 176.000 dólares de un banco local para iniciar UFS. Tanto su buen historial como bancaria como su diploma en negocios fueron vitales para que pudiera acceder a los fondos, que devolvió seis años después.
Pero no todas las mujeres son tan afortunadas. UWEAL, con 750 miembros registrados en 10 distritos en todo el país, afirma que hasta 48 por ciento de los negocios en el país podrían ser propiedad de mujeres.
Según Monica Malega, jefa de políticas de la organización, 60 por ciento de las integrantes de UWEAL trabajan en la agricultura.
Ella señala que, aunque las mujeres son más rápidas que los hombres para emprender un negocio, afrontan más dificultades, en especial para acceder a tierras.
“Por ejemplo, puedes tener tierra un año, pero no tener la seguridad de que podrás usarla el año siguiente, porque probablemente tu esposo dirá que la necesita, y tu planificaste una inversión a cinco años”, explicó Malega a IPS.
“Y cuando eres mujer y vas al banco a pedir un préstamo, te preguntan por tu esposo para que firme también el documento”, añadió.
Desde su época de bancaria, Mugongo llegó a la conclusión de que las mujeres son mejores que los hombres en la administración del dinero.
“Los hombres quizás estén dispuestos a pagar los préstamos, pero tienen muchos problemas. Terminan usando el dinero con otros fines”, afirmó.
“Nosotras no tenemos propiedades, así que tenemos que recibir un poder notarial de nuestros esposos y amigos. Nosotras hipotecamos las propiedades de otras personas. Así que sientes esa presión, de que si no cumples con tu obligación, la propiedad de alguien será expropiada”, dijo.
“Las mujeres tienen miedo de hacer mal uso de los préstamos bancarios”, señaló.
La Autoridad de Inversiones de Uganda, una agencia gubernamental semiautónoma, está trabajando para cambiar esta situación.
La agencia “está a punto de establecer un despacho en el Banco de Desarrollo de Uganda para ayudar a los grupos de mujeres a acceder a financiamiento”, dijo a IPS su alto ejecutivo en inversiones, Stephen Byaruhanga Rwaheru.
“La barrera que tenemos es que las tasas de interés son todavía muy altas (entre 25 y 30 por ciento), y por tanto es difícil para las asociaciones de mujeres pedir préstamos”, señaló. Deberían rebajarse a 10 por ciento, señaló.
Mugongo es optimista sobre el futuro de las empresarias ugandesas. “Podemos ser exitosas cuando somos innovadoras”, sostuvo.