Se amplían las grietas entre los rebeldes sirios

Un combatiente del Ejército Libre Sirio está atento a muchos frentes a la vez. Crédito: Shelly Kittleson/IPS.

Las llamas y el humo de una improvisada refinería de petróleo irritan ojos y gargantas cerca de la cima de una colina en el noroccidente de Siria, donde combatientes del Ejército Libre Sirio (ELS) se reúnen para conseguir combustible, beber café y realizar llamadas telefónicas mientras oscurece.

La población de la cercana localidad de Ad Dana creció en “decenas de miles” de habitantes en los últimos dos años, dijo a IPS un combatiente del ELS de la zona, dado que muchos huyeron más cerca de la frontera desde áreas que eran objeto de ataques cada vez más frecuentes.

Esta colina estaba cubierta de árboles antes del último invierno boreal, cuando los habitantes y los desplazados se vieron obligados a talarlos para obtener combustible que les permitiera calentarse. Pero este lugar donde ahora solo quedan piedras y restos de troncos es también uno de los pocos del área donde hay recepción de las señales de telefonía celular.

Un comerciante del área que pertenece a las Brigadas Farouq, una de las unidades más grandes del ELS, dijo que cuando el Estado Islámico de Iraq, grupo islamista activo en Iraq y Siria, y Al-Sham (ISIS), organización vinculada a la red extremista Al Qaeda, instalaron puestos de control en el pueblo y asumieron el dominio del área, todos los comercios fueron obligados a cerrar a la hora de las plegarias. Los castigos para los delitos se habían vuelto más severos, aseguró.

Sin embargo, enfatizó: “En este momento tenemos problemas más grandes”.

[related_articles]Otro habitante del lugar mencionó que los grupos fundamentalistas que luchan contra el régimen de Bashar al Assad tendían a ocupar áreas ya tomadas por otras brigadas de la oposición, insinuando que les dejaban a estas últimas las batallas más duras.

Muchos combatientes del ELS con los que habló IPS en los últimos días en las regiones de Aleppo e Idlib dijeron que su plan era que, después de que cayera el régimen de Al Assad, se abordara el asunto de los grupos más fundamentalistas.

Unos pocos incluso dijeron esperar que luego se desate una guerra abierta contra ellos.

Una señal temprana de esta tensión sobrevino el 18 de este mes, cuando estallaron fuertes enfrentamientos en la norteña localidad de Azaz entre una brigada del ELS y el ISIS, luego de que combatientes de una de las organizaciones afiliadas a Al Qaeda fueran filmados en una clínica por un trabajador humanitario alemán.

Unos días antes, cuando esta corresponsal atravesó la ciudad, ubicada al norte de Aleppo, los escombros de más de dos años de bombardeos y ataques eran visibles en las calles. Varios combatientes extranjeros armados, conocidos localmente como “muhajiroun”, claramente estaban en los alrededores.

Sin embargo, esta reportera –que viajaba en un vehículo con el comandante de una pequeña unidad de combate- atravesó fácilmente un puesto de control del ISIS justo en las afueras de la ciudad.

Mientras los ataques aéreos y los bombardeos por parte del régimen continúan inexorables, los enfrentamientos entre facciones de la oposición insumen cada vez más tiempo, atención y recursos humanos de las fuerzas del ELS.

Tras el estallido de las luchas en Azaz, Turquía cerró indefinidamente la cercana frontera de Oncupinar, cortando así la línea de salvataje que antes había permitido el ingreso de la ayuda humanitaria, y dejando a los refugiados afuera.

En Ad Dana, un combatiente señaló que hasta hace cuatro meses continuaba yendo a la ciudad de Idlib, controlada por el régimen, usando una falsa identificación para pasar por los puestos de control oficiales a fin de recoger su cheque del gobierno como maestro de inglés en una escuela secundaria. Todavía ejerce la docencia a tiempo parcial, pero ahora se ha vuelto demasiado peligroso cruzar líneas enemigas para obtener el muy necesario efectivo, mientras los productos básicos son cada vez más escasos.

Pese a que los precios se dispararon, a los bombardeos incesantes y a las más de 100.000 muertes que se produjeron en dos años y medio de luchas, los rebeldes del ELS reunidos igual expresaron un cauto optimismo.

“Estamos volando”, dijo Aref Najjar, exempleado del gobierno. Él pasó cinco años en prisión bajo acusaciones falsas, relató a IPS, tras negarse a viajar para participar en el funeral del expresidente Hafez al Assad, padre del actual mandatario.

“Nos mantuvieron bajo la mesa por mucho tiempo, pero apenas uno ve lo que hay sobre la mesa, lucha”, afirmó.

Dado el peligro, muchos de los combatientes, especialmente del sur de la provincia, trasladaron a las mujeres y los niños de sus familias a Turquía.

La esposa de Mohammad, un experto antiaviones de 25 años, inicialmente permaneció con él en la casa de su familia original, que quedó semidestruida por los bombardeos del régimen. Pero luego se unió a sus parientes políticos, que habían cruzado la frontera hacia Turquía después que soldados del gobierno violaron mujeres en aldeas vecinas y que las incursiones de las irregulares milicias shabiha, de Al Assad, se volvieron más frecuentes.

Mohammad culpó a los rebeldes de no aprovechar la experiencia de los oficiales desertores, y de cometer numerosos errores a consecuencia. También observó que de los 80 hombres que tenía bajo su mando solo 40 tenían actualmente Kalashnikovs, y que solo los grupos fundamentalistas podían atraer financiamiento.

Pocos meses antes decidió dejarse crecer la barba al modo salafista, en un intento por recabar fondos, pero continúa fumando y se apresura a mostrar una fotografía suya de comienzos de este año: afeitado y sonriendo, con lentes de sol, pantalones vaqueros y una camiseta de color rojo brillante.

Mohammad dijo a IPS que admiraba a los grupos fundamentalistas por su “valentía”, citando una cantidad de importantes logros conseguidos por ellos, como tomar la estratégica base aérea de Menagh en agosto, luego que un sitio de un año impuesto por las brigadas del ELS demostrara no dar resultados.

Un periodista sirio observó que “el lugar más seguro durante un ataque aéreo contra las ‘áreas liberadas’ es la sede el ISIS. La gente corre hacia allí porque sabe que el régimen no le hará nada”, insinuando que los grupos más fundamentalistas en realidad están colaborando con el gobierno.

Pero los combatientes en el frente de batalla son más cuidadosos.

“Si combatientes extranjeros vienen a ayudar a los sirios, les estaré agradecido”, dijo uno de ellos.

 

 

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