La Corte Penal Internacional (CPI) reanudó este martes 17 el juicio contra el vicepresidente keniano William Ruto y contra el periodista Joshua Sang por crímenes contra la humanidad, pero se duda de que el proceso pueda avanzar pues la fiscalía sigue perdiendo testigos.
Javas Bigambo, analista político de la firma Interthoughts Consulting, dijo a IPS que, tarde o temprano, el progresivo retiro de testigos podría hacer colapsar el caso.
El comienzo del juicio estaba previsto para el 10 de este mes, pero se demoró debido a la ausencia de testigos clave de la fiscalía.
Ruto afronta cargos de asesinato, desplazamiento forzado y persecución de personas durante la violencia que azotó Kenia luego de las cuestionadas elecciones presidenciales de 2007.
Unas 1.300 personas murieron y otras 3.500 resultaron heridas en los enfrentamientos, mientras que más de 600.000 fueron desplazadas de sus hogares. Ruto se declaró inocente de todas las acusaciones.
La primera testigo subió al estrado este martes 17. Al comienzo del juicio la semana pasada, la lista de declarantes de la fiscalía se redujo a 20 de los originales 42. Otros cuatro se retiraron el domingo 15, dos días antes de que se reanudaran las audiencias.
Bigambo dijo que la “sorpresiva y prematura suspensión del juicio a Ruto da cuenta del desorden en que se encuentra la Oficina del Fiscal” de la CPI.
“¿Por qué es que solo se retiran los testigos en los casos contra Ruto y contra (el presidente) Uhuru Kenyatta, y no en el caso contra Sang? Es posible que ambos (líderes políticos) estén empleando métodos ocultos para que se deseche el caso arguyendo incompetencia de la fiscalía”, señaló.
Se espera que otros testigos declaren cómo Ruto y Sang habrían aprovechado las tensiones entre las comunidades kalenjin y kikuyo para incitar la violencia postelectoral. Ambos acusados pertenecen a la etnia kalenjin.
El fiscal jefe de la CPI, Fatou Bensouda, dijo a los medios que era un milagro que aún hubiera testigos para el juicio, ya que todos habían sido intimidados.[related_articles]
Mientras, las víctimas temen que nunca se haga justicia. Durante la violencia postelectoral, Sally Musa fue violada, y su casa en el tugurio de Mathare, en Nairobi, fue incendiada a comienzos de 2008.
“Tengo una hija de cinco años producto de la violación, y ambas tenemos VIH (virus de inmunodeficiencia humana, causante del sida). Al comienzo, la gente hablaba sobre las víctimas, pero luego nos olvidaron”, dijo Musa a IPS.
Ahora ella vive en el asentamiento irregular capitalino de Kariobangi.
“El caso ahora se plantea como Ruto contra la CPI. Y los kenianos se dividen entre los que apoyan a Ruto y los que respaldan a la Corte. Pero hubo gente que murió, nosotros perdimos nuestras casas, yo quedé embarazada y nadie habla de eso”, afirmó.
“No me alegraré de ver a Ruto en la cárcel hasta que sepa que existe la justicia”, agregó.
Vincent Kimosop, jefe ejecutivo del Instituto Internacional de Asuntos Legislativos, con sede en Nairobi, dijo a IPS que el constante retiro de los testigos era “motivo de alarma”.
“Quizás está fallando la protección de los testigos, y estos han sido identificados (por el público), en cuyo caso han decidido renunciar. La fiscalía debe estudiar este tema o se quedará sin personas que testifiquen”, alertó.
Kimosop reconoció que los perfiles “de Ruto y de Uhuru Kenyatta hacen muy difícil el trabajo de la fiscalía”.
Mientras, los colaboradores de Ruto acusan a la fiscalía de estar instruyendo a los testigos para hacer declaraciones falsas.
“Sabemos que el fiscal Bensouda se basa en historias fabricadas de supuestos testigos que ya no están dispuestos a participar de esta saga”, dijo a IPS un funcionario de la oficina del presidente, a condición de mantener el anonimato.
“No es ningún secreto que el fiscal se basa en habladurías de personas entrometidas y tendenciosas de la sociedad civil, utilizadas por políticos de la oposición para fabricar historias”, señaló.
No obstante, el funcionario subrayó que Ruto seguirá cooperando con la CPI.
“Siempre ha estado dispuesto a cooperar. Pero, por lo que hemos visto desde que comenzó el juicio, este caso se va a desmoronar antes de lo que esperábamos”, señaló.
«Cuando los casos colapsen, y lo harán, la fiscalía tendrá sus manos ensangrentadas por haber engañado a las víctimas de la violencia, ignorando a los verdaderos culpables de esos crímenes”, agregó.
Ruto no está solo. Burundi, Eritrea, Ruanda, Tanzania y Uganda le escribieron a la CPI solicitando que le exima de estar presente durante todo el juicio para que pueda desempeñar sus deberes como vicepresidente.
El 10 de este mes, un parlamento keniano dividido aprobó una moción para que este país abandone el Estatuto de Roma, que dio a luz a la CPI. Pero para que se haga efectivo el retiro de Kenia deberá pasar un año, y ello no afectará los juicios ahora en marcha.
“Retirarse de la CPI solo alienará aun más a Kenia de Occidente… y Occidente sigue siendo el mejor socio”, dijo a IPS el analista político Ken Wachira. “El apoyo de China por sí solo no será suficiente”, advirtió.
Mientras, los kenianos siguen de cerca el juicio a través de la televisión. Muchos dijeron a IPS que habían pedido días libres en sus trabajos para mirarlo.
Incluso en los asentamientos de Kibera y Mathare, donde no hay electricidad, todos siguen el juicio. “Lo vemos en los bares. Esto es más importante que un partido de fútbol”, dijo Collins Otieno, residente de Kibera, en diálogo con IPS.
“Cada dos días nos enteramos de que un testigo se retira. Este caso puede colapsar a menos que Bensouda pueda continuar sin declarantes”, añadió.