Atención hospitalaria gratuita no convence a embarazadas en Kenia

A Beatrice Mudachi no le gusta parir en el hospital porque, según ella, no atendieron bien a su primer bebé. Cortesía: Miriam Gathigah

Hace un mes que el gobierno de Kenia eliminó el cobro por los servicios de atención materna en centros de salud y hospitales públicos, pero Millicent Awino es una de las muchas embarazadas que prefieren seguir pariendo en casa.

“Durante el parto, mi útero se sale, y una comadrona sabe cómo devolverlo a su posición, a diferencia del hospital”, dijo Awino a IPS.

Alice Anyango, una comadrona del asentamiento irregular de Mathare, en Nairobi, dijo a IPS: “No se debe tocar el útero con las manos, como hacen en el hospital, porque se puede dañar. Se debe verter una jarra de agua fría sobre él y volverá a su posición”.

Pero el tratamiento tradicional no tiene sustento médico, según el profesor Joseph Karanja, ginecólogo y obstetra. “Hay, de hecho, casos en los que el útero se sale, y es una situación muy seria”, explicó.

“Pero desde el punto de vista médico, el útero simplemente se empuja hacia su posición con las manos”, explicó.

Hasta hace poco, las mujeres embarazadas debían pagar entre el equivalente a 12 dólares, en las clínicas rurales, hasta 90 dólares en los hospitales. En caso de cesárea, el costo de la atención asciende a 150 dólares.

Pero las tarifas se eliminaron a partir del 1 de junio, y la atención materna en los hospitales, centros de salud y clínicas de esta nación de África oriental pasó a ser gratuita.

Sin embargo, según Teresia Wangai, partera titulada de un hospital regional, la eliminación de la tarifa no derivó en un aumento de los partos hospitalarios.

“Pensábamos tener más mujeres embarazadas, pero recibí menos bebés este mes. Muchas mujeres parecen haber evitado los hospitales estatales por temor a que la eliminación del pago empeore la atención”, dijo a IPS.

Médicos como Joachim Osur creen que no cobrar la atención materna es un paso en la dirección correcta. Mitos e ideas erróneas arraigadas siguen influyendo en la decisión de las madres de recurrir a comadronas y parir en sus casas.

“La Organización Mundial de la Salud no recomienda que parteras tradicionales asistan partos. De hecho, una mujer tiene mayor riesgo de morir en sus manos que si parieran solas”, dijo Osur, especialista en salud reproductiva, en entrevista con IPS.

Alrededor de 92 por ciento de las embarazadas reciben asistencia prenatal, indicó, pero más de la mitad de ellas no paren en hospitales.

“Mientras solo 46 por ciento de las embarazas vayan a parir a los hospitales, el riesgo de muerte por embarazo y parto permanecerá alto”, subrayó.

“En algunas regiones como las provincias de Nyanza y Occidental, alrededor de 75 por ciento de las mujeres embarazadas no paren en hospitales”, añadió

Karanja señaló que todos los países que logaron reducir la mortalidad materna lo hicieron, principalmente, asegurándose que las mujeres embarazadas parieran con la asistencia de personal médico capacitado.

“La mortalidad materna parece aumentar. La Encuesta de Salud y Demografía de Kenia 2008-2009 muestra que pasó de 414 fallecidas cada 100.000 nacidos vivos a 488”, precisó Karanja.

El director de servicios médicos del Ministerio de Salud, Simon Mueke, señaló que la mortalidad materna se sitúa actualmente cerca de las 500 fallecidas cada 100.000 nacidos vivos.[related_articles]

De hecho, el indicador es mayor en Kenia que en Afganistán, uno de los países más problemáticos del mundo. Según datos del Banco Mundial, el país asiático registró 460 muertes cada 100.000 nacidos vivos en 2010.

“La atención materna ahora es gratuita, pero Kenia disminuyó a 2,5 por ciento del presupuesto nacional la partida para la salud. Esto está muy por debajo del 15 por ciento recomendado en la declaración de Abuya de la Unión Africana”, dijo a IPS.

En 2001, numerosos jefes de Estado africanos se reunieron en esa ciudad de Nigeria, donde se comprometieron a destinar 15 por ciento del presupuesto nacional a la salud.

Kenia tampoco logró reducir a la mitad las nuevas infecciones del virus de inmunodeficiencia humana (VIH) en menores desde 2009, según un informe divulgado en junio por el estadounidense Plan de Emergencia del Presidente para el Alivio del Sida, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia y el Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/Sida.

Estadísticas oficiales muestran que, en Kenia, por lo menos uno de cada cinco bebés que nacen de madres con VIH/sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida) es portador del virus.

“Parir en hospitales es muy significativo, se pueden tomar precauciones para evitar la transmisión del VIH de madre a hijo”, subrayó Karanja.

Las comadronas también se exponen a riesgos, añadió Karanja, “pues no suelen tener los implementos necesarios requeridos para el parto, ni siquiera guantes”.

Pero la partera tradicional Angelas Munani no ignora el riesgo. “Usamos bolsas de polietileno y atamos una cuerda alrededor de la muñeca para evitar el contacto con la sangre de la madre durante el parto”, dijo a IPS.

Pero mitos e ideas erróneas, así como el prestigio que gozan las comadronas en las comunidades, no son las únicas razones por las que las madres no paren en hospitales.

“Solemos tener unos tres bebés en la misma cama en la maternidad. Las madres les dan sus camas y ellas se sientan o duermen en el piso. Es una pesadilla para una mujer que acaba de parir”, observó Wangai.

La madre Evelyn Bosibori agregó que las enfermeras descuidan a las mujeres o quedan en manos de personal no calificado. “Con 5,4 kilogramos, mi bebé no solo era demasiado grande para un parto normal, sino que tenía los pies para adelante”, dijo a IPS.

“Parí en un hospital asistida por un aprendiz que era incapaz de darse cuenta de que el bebé no estaba colocado adecuadamente para el parto. Debieron hacerme cesárea, mi bebé era casi el doble de un recién nacido”, contó.

También hay una gran cantidad de denuncias de abuso y hasta de golpes físicos de las enfermeras hacia las embarazadas. Osur confirmó que hubo casos de madres que sufrieron malos tratos y hasta golpes en centros de salud.

“Todo el sistema de salud necesita una reforma. Hay numerosas huelgas de los trabajadores de la salud en reclamo de mejores salarios y condiciones de trabajo”, indicó.

“Los centros de salud suelen carecen de personal y en algunas zonas, en especial en las áreas rurales, se pueden encontrar tres o cuatro enfermeras atendiendo a los bebés y al público, mientras asisten partos”, puntualizó Osur.

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