Nuevo régimen contra VIH genera temores en Sudáfrica

Entre 5,5 millones y 5,9 millones de sudafricanos están infectados con el VIH. Crédito: Natasya Tay/IPS

“Si no tengo mis pastillas, no sé qué pasará. Probablemente me enferme otra vez, muy gravemente. Quizás muera”, dijo Xoliswa Mbana* mientras preparaba a sus cuatro hijos para ir a la escuela en un asentamiento informal de esta ciudad de Sudáfrica.

A Mbana se le detectó el virus de inmunodeficiencia humana (VIH, causante del sida) en 2008, y su recuento de células CD4 hace dos años fue menor a 200. Enfermó gravemente y en la clínica del hacinado barrio de Masiphumelele la convencieron de que iniciara un tratamiento antirretroviral.

“Yo no confiaba en la ‘muti’ (palabra zulú para referirse a la medicina) porque había escuchado muy malas cosas sobre ella. Pero estaba muriendo y no tuve otra opción. Cuando comencé a sentirme mejor, me alegré. Espero que el gobierno no me saque la felicidad”, dijo a IPS esta mujer de 42 años.

Mbana tiene miedo de no recibir más esas pastillas que le salvan la vida.

El Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/sida calcula que entre 5,5 millones y 5,9 millones de los 49,3 millones de sudafricanos están infectados con el VIH.

En mayo pasado, Mbana no pudo recibir tratamiento durante tres semanas porque su clínica local se quedó sin medicamentos antirretrovirales.

La clínica fue uno de los cientos de puntos de distribución en seis provincias sudafricanas afectados por la actual escasez general de fármacos, la última que ha sufrido el programa de tratamientos antirretrovirales, lanzado por el gobierno en 2004 en el marco de su lucha contra el sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida).

Esta inestabilidad en el suministro es lo que lleva a activistas a expresar su preocupación por la decisión del Departamento de Salud, adoptada el 1 de abril, de comenzar a distribuir medicamentos de combinación a dosis fija (CDF).

Hasta ahora, el tratamiento brindado por los servicios estatales consistía de tres pastillas diferentes que el paciente debía ingerir a lo largo del día. La nueva dosis combina los tres agentes clave de esos comprimidos en uno solo.

Aunque la CDF parece más conveniente para los pacientes, activistas y profesionales de la salud alertan que un agotamiento de la droga podría tener un efecto catastrófico en el programa de tratamiento antirretroviral sudafricano, el mayor del mundo en su clase.

Con el régimen anterior, “si había escasez de un antirretroviral, la gente todavía podía tomar los otros dos medicamentos, aunque no era lo ideal. Sin embargo, si ahora se agotan las pastillas de CDF, los pacientes no tendrán otro recurso”, explicó a IPS el director ejecutivo de salud y justicia social de la organización Section 27, Mark Heywood.

Con él coincidió Kevin Rebe, del Instituto de Salud Anova, que administra el programa Health4Men, enfocado en prevención y tratamiento del VIH.

“El riesgo de la CDF es que no tiene un buen plan B”, dijo a IPS.[related_articles]

El experto alertó que basta con que se omitan algunas pocas dosis para que el organismo rechace el tratamiento.

“Es necesario administrar correctamente 95 de cada 100 dosis. Si no es así, se corre el riesgo de que el tratamiento fracase y el paciente tenga que optar por otro, posiblemente más complejo y costoso. Así que, si hay una escasez de medicamentos de CDF, las consecuencias podrían ser graves”, alertó.

Por su parte, Linda Gail Bekker, subdirectora del Centro Desmond Tutu contra el VIH de la Universidad de Ciudad del Cabo, advirtió que un eventual agotamiento podría constituir un “grave peligro para la salud” de las personas que acaban de empezar el tratamiento antirretroviral.

Bekker también teme que eventuales agotamientos de las dosis afecten los avances logrados en convencer a las personas seropositivas en someterse al tratamiento.

 Reduciendo los riesgos 

No obstante, Bekker cree que los riesgos de desabastecimiento pueden mitigarse si se predice exactamente la demanda y si se asegura un suministro adecuado.

Aunque admitió que esto no era sencillo, insistió en que una administración estricta de las dosis es la única manera de asegurar el éxito del régimen con la CDF.

“No es ninguna hazaña hacer que este gran número de personas comiencen una terapia y luego asegurar que la reciban el resto de sus vidas. Pero tenemos que hacerlo, y hacerlo bien”, señaló.

Por su parte, Rebe subrayó la importancia de que no se rompa la cadena de suministro de la CDF, y sostuvo que el plan inicial del Departamento de Salud era prometedor.

“Parecen haber sido bastante inteligentes, especialmente con la idea de introducir la CDF en fases: la primera para mujeres embarazadas, la segunda para pacientes con tuberculosis y luego para los que acaban de empezar el tratamiento antirretroviral”, señaló.

“Este enfoque gradual ayudará mucho a evitar un agotamiento” de medicinas, añadió.

Rebe destacó también que el Departamento de Salud dividió la licitación para el tratamiento del periodo 2013-2014 en varios contratos. “Esto es bueno porque si un proveedor se agota otros podrán cubrir lo que falta”, dijo.

En tanto, Joe Maila, portavoz del Departamento de Salud, dijo a IPS que solo se convocarán a otros proveedores si los tres actuales, las compañías farmacéuticas Mylan, Cipla y Aspen, no pueden cubrir la demanda.

La oferta y la demanda son seguidas de cerca y controladas en reuniones semanales entre los proveedores y las autoridades provinciales de salud, añadió. Ello permite al Departamento “detectar en forma temprana problemas de distribución e intervenir”, dijo.

Pero lo más importante, destacó Maila, es que el Departamento almacenó varias cantidades de CDF “para aliviar la escasez cuando ocurra”.

Múltiples beneficios

El gobierno sudafricano también espera que la introducción de la CDF reduzca significativamente los costos de su plan de tratamientos contra el VIH/sida.

El régimen anterior costaba alrededor de 120 rands (13,4 dólares) por persona al mes, mientras que el sistema con la CDF cuesta 93 rands (10,38 dólares).

El ahorro de tres dólares por persona es significativo, si se tiene en cuenta que 1,9 millones de pacientes reciben tratamiento antirretroviral de los servicios estatales.

“Tener a los tres agentes en pastillas de una sola dosis es lo mejor que tenemos actualmente. También está demostrado que reducir el número de pastillas y la dosis diarias es clave para que los pacientes respeten el régimen de tratamiento”, dijo Rebe.

Para Mbana, lo más importante es tener siempre sus medicamentos. “No me importa si tengo que ingerir una pastilla al día o más, siempre y cuando tenga algo para tomar”, dijo.

* Su primer nombre fue cambiado.

 

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