El presidente del Banco Mundial, Jim Yong Kim, reveló este martes 2 nuevas metas institucionales destinadas a liquidar la pobreza extrema en 2030 y promover una «prosperidad compartida», aumentando los ingresos del 40 por ciento más pobre de cada país y haciendo énfasis en el cambio climático.
En un discurso titulado "Una meta a nuestro alcance: Un mundo sin pobreza", que brindó en la Universidad de Georgetown, Kim desarrolló temas a los que se había referido por primera vez en el otoño boreal pasado, delineando una visión para que el Banco Mundial evolucione y siga siendo relevante e influyente en las próximas décadas.
Con un presupuesto anual de unos 30.000 millones de dólares para préstamos, el banco con sede en Washington es una de las instituciones de desarrollo más grandes del mundo.
"Nos hallamos en un auspicioso momento histórico, en que se combinan los éxitos de décadas pasadas con perspectivas económicas mundiales cada vez más propicias para dar a los países en desarrollo una oportunidad la primera que jamás hayan tenido de poner fin a la pobreza extrema en el curso de una sola generación", dijo.
Mientras quienes vivían con menos de 1,25 dólares por día representaban 43 por ciento del mundo en desarrollo en 1990, para 2010 esa proporción había caído a 21 por ciento. El nuevo plan se propone reducirla a tres por ciento para 2030.
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Kim advirtió que los nuevos objetivos son extremadamente ambiciosos y requerirán una acción mundial concertada "a una escala sin precedentes".
Mientras el primer Objetivo de Desarrollo del Milenio requería reducir la pobreza extrema a la mitad en 25 años, la meta de 2030 exige abatir los niveles de indigencia a "la mitad una vez, luego a la mitad otra vez y después a la mitad por tercera vez", todo en menos de una generación.
"Si los países pueden lograr esto, la pobreza absoluta se reducirá a menos de tres por ciento", señaló Kim.
"Nuestros economistas fijan la meta en este nivel porque cuando se llegue" a él, la naturaleza del desafío de la pobreza cambiará de modo fundamental en gran parte del mundo, agregó. "De centrar la atención en medidas estructurales generales se pasará a hacerlo en la solución del problema de la pobreza esporádica en grupos vulnerables específicos".
El discurso fue muy bienvenido por agencias de desarrollo y medios académicos.
"Es refrescante ver a un dirigente mundial establecer una visión osada, concentrada y medible", dijo a IPS el director en funciones de la oficina de la agencia humanitaria Oxfam en Washington, Didier Jacobs.
"Oxfam aplaude el viraje del Banco Mundial hacia la erradicación de la pobreza extrema, al tiempo de reducir la desigualdad y frenar el cambio climático", señaló.
De hecho, el cambio climático y la desigualdad constituirán ahora un objetivo primario de todos los proyectos del Banco Mundial. Sobre el primer asunto, Kim declaró que actualmente la entidad explora mecanismos para establecer mercados de carbono y eliminar los subsidios a los combustibles fósiles, entre otras iniciativas.
En cuanto al segundo, el funcionario urgió a los países a "romper el tabú del silencio" en torno a la desigualdad, advirtiendo que alrededor de 1.300 millones de personas continúan viviendo en la pobreza extrema pese a los enormes avances económicos de la última década.
Con todo, hay quienes ven con preocupación que centrarse en el 40 por ciento más pobre de cada país no resulte suficiente para reducir esa desigualdad.
"El objetivo de la prosperidad compartida carece de una meta", dijo Jacobs, de Oxfam.
"No es suficiente aumentar la renta del 40 por ciento más pobre de cada país. Los ingresos de los pobres deberían crecer más rápidamente que el promedio, y la brecha entre los muy ricos y los pobres debería reducirse", agregó.
A medida que el Banco Mundial empiece a aplicar estas nuevas prioridades, reclamó Jacobs, debe comprometer políticas específicas en materia de inversión, que incluyan salud y educación públicas universales, impuestos más justos y el reemplazo de los subsidios a combustibles fósiles por programas que construyan la resiliencia de los pobres ante el cambio climático.
Implementación Sur-Sur
La nueva estrategia de Kim para el Banco Mundial aparece en medio de dos hitos.
Primero, esta semana se cumplen 1.000 días de la cuenta regresiva hasta 2015, plazo fijado para el cumplimiento de los Objetivos del Milenio.
Aunque Kim dijo que se ha avanzado de modo notorio pero desparejo hacia esas metas, también destacó que muchas economías en desarrollo han capeado la crisis internacional mejor que las industrializadas.
Los pronósticos del Banco Mundial indican que los países en desarrollo en su totalidad crecerán 5,5 por ciento este año, seguidos de aumentos graduales en los dos años siguientes.
Segundo, el discurso de este martes tuvo lugar apenas días después de que el bloque de potencias emergentes BRICS Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica expusiera sus planes de crear una banca de desarrollo, cuyo capital inicial será de unos 4,5 billones de dólares y que operará en concierto, pero también en competencia, con el Banco Mundial.
A raíz de esta y otras dinámicas, son muchas las voces que sugieren que el Banco Mundial está obligado a adoptar nuevos modelos para mantener su influencia.
Este martes, Kim anunció un nuevo énfasis institucional en lo que llamó la "ciencia de la implementación para el desarrollo", que colocará a la institución en posición de facilitar redes de apoyo a los profesionales del desarrollo en los países pobres.
"La transferencia de conocimiento de nuevos modelos de trabajo desde abajo, que requieren un enfoque más afín a la empresa social que a la estatal, esto es lo nuevo e interesante de las formas de colaboración Sur-Sur que tienen lugar actualmente", dijo a IPS el director de comunicaciones de BRAC, una organización internacional de desarrollo con sede en Bangladesh, Asif Saleh.
"A gran escala, la forma en que pongamos de relieve esas asociaciones determinará el éxito o el fracaso de nuestra lucha contra la pobreza mundial", planteó.
Aunque otros sugieren que las cuestiones de implementación del desarrollo son más un arte que una ciencia, la iniciativa en general parece marcar un nuevo rumbo para el Banco Mundial.
"Hablar de 'ciencia' indica que estos mecanismos funcionan del mismo modo en todo el mundo, cuando la implementación del desarrollo es totalmente dependiente del contexto", explicó a IPS el técnico Charles Kenny, del Centro para el Desarrollo Global, un grupo de expertos con sede en Washington.
"No obstante, ayudar a cada socio a aprender del otro es, claramente, un gran rol futuro para el banco. Esto parece sugerir que la entidad se está apartando del modelo de talle único y se dirige hacia otro que admita que el funcionamiento del desarrollo depende de las circunstancias nacionales y del aprendizaje conjunto", añadió.
Pese al alcance de los nuevos objetivos presentados este martes, Kenny hizo notar que el discurso de Kim plantea con realismo la reducida escala que tendrá el rol del Banco Mundial a largo plazo.
"Si la pobreza absoluta desaparece para 2030, el banco necesitará algo que hacer, así que esta es una visión sobre el papel del banco en un mundo más rico", sostuvo.
Proponer que "el banco se centre en pequeños subconjuntos de población y en la provisión de bienes públicos mundiales, en vez de intentar hacerlo todo en materia de desarrollo, es un enfoque muy pragmático", opinó. "Que el banco se dedique a aquello en lo que puede tener mayor impacto los remanentes de pobreza absoluta y el aprendizaje entre países parece muy sensato".