Para muchos ciudadanos de Túnez, el disenso se volvió algo natural, pese a que este país todavía sufre el impacto de la agitación social y política causada por el asesinato del dirigente de la oposición Chokri Belaid, que llevó a una de las mayores protestas populares después del levantamiento de 2011.
Belaid, abogado y fundador del izquierdista Movimiento de Patriotas Demócratas, fue asesinado el 6 de febrero en la capital.
Hay un amplio consenso en este país en que la libertad de expresión es uno los logros más significativos de la revuelta que puso fin al régimen de Zine El Abidine Ben Ali (1987-2011).
El periodista tunecino de gran trayectoria Sofiane Ben Hamida contó que el miedo a expresar la opinión personal en voz alta fue moneda corriente durante mucho tiempo.
"En el régimen anterior, una persona sentada en un café tenía miedo de expresar en voz alta su opinión política. Ahora eso es historia", señaló
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Pero la transición todavía no ha terminado. Hubo varios incidentes en los que periodistas sufrieron el robo de sus cámaras fotográficas o hasta fueron golpeados. Otros recibieron amenazas de muerte por expresar su opinión.
El periodista Taoufik Ben Brck, conocida figura pública de Túnez, fue acosado por su propio periódico, Dhed Assolta ("Contra el poder", en árabe). Fue acusado de agredir a una mujer durante el régimen de Ben Ali y hace poco la policía le confiscó ejemplares de una revista que publica.
"Se necesita mejor protección para los periodistas", remarcó Fathi Zabaar, un consultor independiente y exintegrante de Freedom House Túnez.
"Hubo avances significativos hacia una sociedad más libre, pero los periodistas y la población no deberían ser acosados, y en caso de que eso ocurra, el gobierno debería proteger a los ciudadanos", añadió.
Los medios tunecinos son libres, pero esta libertad no está consagrada en la legislación, indicó Hichem Snoussi, de la organización no gubernamental internacional Article 19.
Varios decretos se están redactando y se debaten con el fin de ofrecer una estructura legal a los medios, así como acceso a la información.
Article 19, dedicada a salvaguardar la libertad de expresión, también brindó un análisis legal detallado sobre el proyecto de nueva Constitución. Además, presiona a la Asamblea Nacional Constituyente para que profundice el borrador inicial con el fin de asegurar que se consideren los estándares internacionales.
Gran parte del debate circula en Internet. En un país donde alrededor de una de cada tres personas tiene cuenta de Facebook, las redes sociales se explotan al máximo. Según Zabaar, algo similar a unas milicias cibernéticas también propagan rumores y discursos de odio, en especial a través de Facebook.
"También se puede ver un patrón en la lengua empleada", observó. "Los grupos de derecha suelen expresarse en árabe, mientras los de izquierda suelen hacerlo en francés", explicó.
La gama de nuevos medios está totalmente explorada en Túnez. Los partidarios del llamado "periodismo digital" pueden conectarse a Fhimt.com, cuyo enfoque apunta a la interpretación de acontecimientos sobre la base de análisis de datos geográficos y gráficos comparativos.
Además, las personas interesadas en cuestiones de seguridad y vigilancia participan en encuentros dedicados a la criptografía, y la organización de hacktivistas (piratas informáticos que usan herramientas digitales con fines políticos) Anonymous también goza de buena salud en Túnez.
También está la versión tunecina de Telecomix, que se define como grupo de amantes de Internet que luchan por proteger, mejorar y defender el libre flujo de información.
Nader Yamun, empresario tunecino y defensor de la apertura de datos, creó un portal contra la corrupción que promueve el flujo de información en este país.
"En este sentido, Túnez puede jactarse de avances reales. La primera plataforma de datos abierta fue creada en Estados Unidos en 2009, le siguió Francia en 2011 y nosotros tuvimos una en 2012", remarcó.
Está claro que queda mucho por hacer al respecto, pero Zabaar evalúa la situación actual en Túnez, de transición hacia una sociedad libre, como una etapa de crecimiento en que se suma a las filas de otras democracias que funcionan, aunque con fallas.
"Independientemente de lo que digan, ahora tenemos una base fuerte para dotarnos de una democracia sólida", añadió.