Mientras el gobierno de Swazilandia se esfuerza por garantizar un sistema nacional de enseñanza primaria gratuita, discute con los directores escolares si lo que obstaculiza su éxito es que faltan fondos o que abunda la corrupción.
El gobierno pidió a los directores de escuelas primarias públicas que devolvieran el pago anual extra que les habían estado cobrando a sus alumnos, sin que mediara una orden del gobierno, desde que en 2009 se creó el Programa de Educación Primaria Gratuita.
Algunos directores se negaron a este pedido, argumentando que eso podría llevar a la bancarrota a muchos centros educativos en este país de África austral. Uno de los jerarcas, que pidió mantener su identidad en reserva, dijo a IPS que no era viable devolver el dinero a los padres porque esos fondos ya se habían usado para pagarles a proveedores. La asociación nacional de directores comparte ese punto de vista.
"Dirigiremos las escuelas mientras el gobierno quiera que lo hagamos. Si colapsan por falta de fondos, no es nuestro problema", dijo a IPS el presidente de la Asociación de Directores de Swazilandia, Mduzuzi Bhembe.
Agregó que los directores estaban frustrados por la actitud del gobierno, pero no se definió en torno a la fecha exacta en que intentarán devolver el dinero a los padres.
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Las escuelas deben a los padres una cifra no revelada, que se estima en millones de emalangenis (10 emalangenis equivalen a un dólar) por concepto de lo que la mayoría de las 558 escuelas primarias del país cobran a sus estudiantes como tarifa extra.
Aunque la suma adicional varía de una escuela a otra, algunos padres pagan hasta 76 dólares por niño anualmente. Se considera un monto enorme, dado que 63 por ciento de los habitantes del país viven bajo la línea de pobreza de dos dólares diarios.
Las escuelas cobran estas tarifas además de los 62 dólares anuales por niño que el gobierno paga por alumnos desde el primer al quinto grado. El programa de subsidios del gobierno a niños huérfanos y vulnerables, aparte, paga a los centros de estudio una suma más alta, de entre 219 y 280 dólares, por estudiantes inscritos en la enseñanza secundaria.
Pero los directores sostienen que el dinero destinado al programa de educación primaria gratuita no cubrió sus costos administrativos.
Según el ministro de Educación y Capacitación, Wilson Ntshangase, el dinero alcanzó para pagar artículos de papelería, libros de texto, programas de alimentación y salarios de maestros. Su cartera está determinada a librarse de las cuotas extra, dijo a IPS, dado que encarecen de un modo excepcional las escuelas.
Ahora "hay muchos niños que están ociosos en sus casas aunque el gobierno pagó sus cuotas, porque no pueden pagar las tarifas extra", señaló Ntshangase.
"El gobierno subsidia fuertemente la educación, pero el costo de la enseñanza en este país está escalando", dijo a IPS la directora de la organización Save the Children, Dumisani Mnisi.
Algunas escuelas operan de modo eficiente con el dinero que reciben del gobierno, reconoció.
Los nietos de Regina Masuku asisten a una de las pocas escuelas primarias del país que no cobra tarifas adicionales.
"No tengo nada de qué quejarme, excepto que en la escuela comen frijoles todos los días", dijo Masuku a IPS sobre la Escuela Primaria de Mnyokane, en el nororiente de Swazilandia.
Corrupción
Mientras, Ntshangase admitió que la corrupción abunda en las escuelas públicas. El gobierno suspendió a dos directores en diciembre y enero, tras acusaciones de fraude por 680.000 dólares.
"Cada vez que pedimos a los directores declaraciones financieras para justificar el gasto en escuelas, no nos las dan", dijo.
"Los directores sostienen que redactan sus presupuestos junto con los padres, pero la realidad es que los padres solo escuchan lo que los directores les dicen, porque la mayoría de ellos no recibieron educación", añadió.
Los padres ven con buenos ojos la medida del gobierno.
Thandi Mntshali*, madre de tres hijos, se siente aliviada de que ya no tendrá que recibir microcréditos para pagar las cuotas extra anuales.
"El director me dijo que si me negaba a pagarlas, echaría a mis hijos de la escuela", relató.
Mntshali, quien vende frutas y golosinas en la escuela a la que asisten sus hijos, tuvo que pagar 228 dólares de dinero extra por los tres.
"Fue difícil juntar el dinero, pero no tuve otra opción, porque no quiero que mis hijos se queden sin educación como yo", explicó.
Sin embargo, algunos calificaron al intento de descartar las tarifas adicionales no autorizadas como un ardid político de parte de Ntshangase.
Con Swazilandia gobernada por el monarca absoluto, rey Mswati III, los votantes acudirán a las urnas este año, en una fecha todavía no determinada, para elegir a los parlamentarios. Los partidos políticos son ilegales en este país, y no está permitido postularse a las elecciones.
Muchos también se preguntan por qué a Ntshangase le llevó tres años ordenar a los directores que abandonaran la práctica y devolvieran el dinero ya recabado.
"¿Por qué se mantuvo en silencio sobre esto desde 2009, cuando asumió el cargo?", preguntó un director que prefirió el anonimato.
Ntshangase negó las acusaciones de que la medida fuera política, diciendo que previamente el gobierno había advertido a los directores que dejaran de cobrar ese dinero extra.
"Este año decidimos formalizarlo", señaló.