La 'columna ecológica' de Tanzania se seca

Avelina Elias Mkenda, una agricultora de 52 años en el distrito de Mbarali, en la sudoccidental región tanzana de Mbeya, percibe un cambio en su entorno.

Residente de la cuenca del río Gran Ruaha, nunca había tenido problemas para irrigar sus cultivos y dar de beber a sus animales.

Pero en los últimos años, el río brinda cada vez menos agua. Las pasturas otrora exuberantes ahora son escasas, dejando al ganado hambriento, mientras que la producción de café, principal cultivo de la región, se ha desplomado.

Conocido como la "columna ecológica" de Tanzania, el río Gran Ruaha se origina en las montañas de Kipengere y se extiende a lo largo de unos 84.000 kilómetros, fluyendo a través de los pantanos del valle de Usangu y del Parque Nacional Ruaha, para desembocar en el río Rufiji.

El área de captación de su cuenca irriga una enorme extensión de la zona rural del país. Alrededor de un millón de pequeños agricultores producen una porción significativa de los alimentos nacionales sobre los verdes suelos de la cuenca del Ruaha, que también aporta 70 por ciento de la energía hidroeléctrica de Tanzania, según fuentes del gobierno.
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Pero funcionarios de la Oficina de la Cuenca Hídrica del Rufiji, que administra la cuenca del Ruaha, junto con académicos de la Universidad Sokoine de Agricultura, advierten que el río está bajo una presión alarmante.

"El río se ha estado secando durante prolongados períodos de tres meses, que antes eran de tres semanas", dijo a IPS el economista agrícola Damian Gabagambi, de ese centro de estudios.

Según él, la crisis se debe ampliamente a que cada vez más agricultores desvían el río con fines de irrigación.

"Antes de 1993, el río nunca estaba seco", dijo a IPS el profesor Andrew Temu, de la Universidad, agregando que los períodos secos de tres meses se iniciaron en 1999. En este lapso, los habitantes de la cuenca pasaron de tres a seis millones.

"Al aumentar la población, aumenta correlativamente la demanda de agua", señaló. El pastoreo intensivo y la deforestación también han contribuido con la crisis.

Gabagambi agregó que, además, la falta de una adecuada infraestructura para la irrigación significa que buena parte del agua se desperdicie.

David Muginya, funcionario de desarrollo comunitario de la Oficina de la Cuenca Hídrica del Rufiji, dijo a IPS que proyectos agrícolas, tanto de grandes como de pequeños productores, no han logrado cumplir con la Ley de Manejo de Recursos Hídricos de 2009, que obliga a todos los usuarios a desplegar una infraestructura apropiada para evitar el derroche.

Un estudio de la Universidad de Dar es Salaam divulgado en julio del año pasado, titulado "Vulnerability of People’s Livelihoods to Water Resources Availability in Semi Arid Areas of Tanzania" (La vulnerabilidad de los medios de sustento de la población a la disponibilidad de recursos hídricos en áreas semiáridas de Tanzania), concluyó que el despilfarro de agua también hace que un millón de personas que dependen del río Gran Ruaha sean más vulnerables a una severa escasez del líquido.

Todo sugiere que el actual manejo de los recursos naturales es insostenible y que podría causar daños irreparables al ambiente.

"La situación pone en peligro las vidas de millones de personas en el sur y centro de Tanzania, que están en riesgo de volverse más pobres si el ambiente queda en un estado de dilapidación", advirtió Gabagambi.

Varios expertos creen que el impacto sobre la agricultura y la producción alimentaria se extenderá mucho más allá de la cuenca, afectando a una enorme porción de los 46 millones de habitantes de Tanzania.

Mientras, funcionarios de la Oficina de la Cuenca Hídrica del Rufiji muestran preocupación por el futuro del suministro hidroeléctrico del país.

¿A quién culpar?

Los grandes agricultores de la región, que dicen tener planes de construir una adecuada infraestructura de irrigación, denuncian que quienes producen a menor escala acceden ilegalmente a canales de agua y deberían pagar por ello.

El director gerente de la Compañía Azucarera Kilombero Limitada, Don Carter Brown, dijo a IPS que los pequeños agricultores "presionan los recursos hídricos porque todos cultivan y extraen agua ilegalmente sin pagar por estos derechos".

Pero pequeños cultivadores como Mkenda, del distrito de Mbarali, dicen no tener opción.

Con los cambiantes patrones meteorológicos, un sol más intenso y, ahora, escasez de agua en el río, sus cafetales se han visto afectados, derivando en un ingreso aún menor para ella. "No tenemos dinero para instalar" infraestructura de irrigación, se lamentó.

Irónicamente, son estos pequeños agricultores quienes resultarán más perjudicados por la escasez de agua, mientras se esfuerzan por ganarse la vida junto a un río agonizante.

Otros expertos, como Bariki Kaale, especialista en ambiente y energía del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), culpó del problema a "la destrucción de las fuentes hídricas" a manos de "la humanidad".

Según él, la cuenca del Ruaha tenía aguas abundantes hasta que fueron talados todos los árboles.

Su opinión es sustanciada por las conclusiones de un informe presentado al capítulo tanzano del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) sobre las causas de la pérdida de biodiversidad en el área de captación de Ruaha. El estudio señala que los habitantes del distrito de Makete "creen que las plantaciones de árboles (especialmente varias especies de cipreses y eucaliptos) están asociadas con la degradación ambiental que tiene lugar en esta área".

"Debido a la excesiva tala de árboles para obtener madera, algunas de las áreas han sido despejadas y expuestas a agentes erosivos", lo que también ha contribuido "con una deforestación generalizada en el área que causa erosión del suelo y sedimentación en los ríos", agrega el reporte.

"Ahora no tenemos agua para (obtener energía) hidroeléctrica, (y) en el futuro cercano no la tendremos para beber", advirtió el experto del PNUD.

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