En Israel, la marihuana es cosa seria

La producción y el uso de cannabis con fines médicos es legal en Israel. Crédito: mista stagga lee/CC-BY-2.0
La producción y el uso de cannabis con fines médicos es legal en Israel. Crédito: mista stagga lee/CC-BY-2.0

Con las manos temblorosas, el octogenario Moshe Roth apenas si puede volcar el polvo verde dentro de su pipa. Sentado en una silla de ruedas, murmura con vos trémula: «Hasta el aroma es rico».

Roth sobrevivió al Holocausto y a una apoplejía hace dos años que casi le cuesta la movilidad de las manos, y el año pasado perdió a su esposa.

Pero la vida es un poco más fácil ahora gracias a la marihuana. "Sufrir la pérdida de un ser querido es más tolerable con una buena pipa en los labios", sonríe. "Cambió mi vida", sentencia.

"Imagino que caminamos de la mano, Oh, mi siempre joven y amada belleza", dice este israelí jubilado, que en sus ratos libres también es escritor y pintor, en un emotivo elogio frente a la fotografía en blanco y negro de su esposa.

Después de una fumada, Moshe puede pintar o escribir con su inspirada y segura mano. Él es uno de los 10.000 pacientes que fuman legal y libremente marihuana en Israel.
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En la residencia de ancianos Hadarim, el cannabis forma parte del tratamiento médico. De hecho, 19 pacientes de los 36 que hay consumen marihuana por prescripción médica.

"Sabemos cómo prolongar la vida, pero el dolor es enorme. En geriatría, el futuro ya no importa. Lo que importa es el ahora, cómo agregar calidad de vida a la longevidad", explica la encargada de enfermería Inbal Sikorin, mientras abre bolsas con polvo y flores.

Extraído con una jeringa y disuelto en yogur tres veces al día en dosis de medio gramo, el cannabis disminuye de forma drástica la necesidad de remedios, aseguran médicos, enfermeras y pacientes.

"¿Por qué usar calmantes? Me siento muy bien con cannabis", dice, por su parte, Rivka Haloup, de 85 años, con una artritis severa.

Pacientes con Parkinson inhalan el humo de un vaporizador seis veces al día, ayudados por una enfermera que lleva una máscara. Pero el efecto más potente se obtiene fumando un porro.

"El cannabis no cambia la realidad, pero hace que sea más fácil de aceptar", señala Sikorin. "A su edad es una bendición", añadió.

La "bendición" procede del pueblo de Birya, ubicado en las norteñas montañas de Galilea.

Mientras unas 200 millones de personas consumen cannabis de forma ilegal en el mundo, para Israel es cosa seria. La producción y el uso médico son legales en este país. Un fuerte sector de investigación supervisado por el gobierno hace de este país uno de los más afines a la marihuana en el mundo.

La industria local florece. En poco más de una hectárea, la plantación de Tikkum Olam es la mayor de los ocho viveros habilitados por el Ministerio de Salud para cultivar marihuana. Cientos de kilogramos se producen al año de forma legal.

"Tikkum Olam" significa "arreglando el mundo", con un preparado de marihuana médica. "Distribuimos cannabis a pacientes a través de nuestra cadena de tiendas", explicó el responsable de investigación y desarrollo Zach Klein.

La empresa tiene una sede en la avenida Ibn Gvirol en Tel Aviv. Un guardia y cámaras con circuito cerrado de televisión garantizan la seguridad del lugar. No hay carteles en el comercio y la persiana de metal está baja.

Pero una vez adentro emerge un mundo verde. El arbolado logo de la empresa menciona el salmo 118:23: "Obra del Señor es esto, maravilloso a nuestros ojos".

Los pacientes con neuralgia crónica dicen que el cannabis es el único fármaco cuyos efectos secundarios son bienvenidos. "Traté todos los analgésicos, sedantes y otros no opioides", dice uno de ellos. "Esto es lo que realmente me ha ayudado", asegura.

Pero Tel Aviv no es Ámsterdam, donde se tolera la marihuana.

La hierba viene en diversas formas, desde chocolate y torta pasando por chicle, caramelo, hasta miel y ungüento. En el mostrador, los clientes reciben asesoramiento sobre cómo obtener el mejor rendimiento.

Menachem Barabi tuvo cuatro apoplejías. Compra 60 gramos de cannabis al mes por 370 shéqueles (unos 100 dólares). "Tenía mucho dolor, no podía dormir", relata. "Por suerte tomo cannabis", añade.

"Tengo un linfoma", cuenta Guy Bar-Yosef. "Perdí el apetito y bajé 10 kilogramos. Comencé a fumar y luego volví a comer. Es sano, una panacea, una poción mágica", añade.

Las 12 cepas desarrolladas por los agrónomos de la compañía suelen llevar el nombre de pacientes.

El portavoz de Tikkum Olam, Shay Amir, señala las muestras prolijamente expuestas en los estantes.

"Este es nuestro principal producto, ‘Erez’, un gran analgésico, además estimula el apetito y el sueño. Lo tomas y trabaja sin que pierdas los sentidos. Este, el ‘fin de los tiempos’, es excelente para la esclerosis múltiple o la osteoporosis. Este otro es ‘Raphael’", añade.

Este lleva el nombre de Raphael Mechoulam, profesor de química médica de la Universidad Hebrea de Jerusalén, "el abuelo del cannabis", como lo llaman.

"Es un excelente fármaco para ciertas cosas. Nada es excelente para todos", indica Mechoulam.

El compuesto psicoactivo tetrahidrocannabinol (THC), es decir el principal elemento activo del cannabis, fue aislado por primera vez por Mechoulam en 1964.

Este año, una nueva cepa contiene cannabidiol (CBD) como compuesto activo, y no THC, que fue desarrollado para consumo de algunos pacientes, como niños y niñas con cáncer.

Hay estudios que muestran que el CBD alivia inflamaciones, convulsiones, ansiedad, depresión, desorden por estrés postraumático, esquizofrenia y náuseas, al tiempo que inhibe la multiplicación de células cancerígenas. Actualmente es utilizada por 500 de los 2.000 clientes de Tikkum Olam.

Israel encabeza las investigaciones sobre el uso médico del cannabis, indicó Mechoulam. "Las autoridades ven los resultados y no pueden decir que no", apuntó.

Aquí, como en la mayoría de los países, el uso recreativo de la marihuana está prohibido. "Cuando quieres pasarla bien, no vas al médico", observó Mechoulam.

Pero a veces, el límite entre el uso médico y el recreativo se vuelve borroso.

"Las personas enfermas están decaídas", indicó Klein, responsable de investigación y desarrollo de Tikkun Olam. "Cuando la gente consume THC, parece normal", añadió.

Investigadores y cultivadores se preparan para dar un paso más. El gobierno considera su distribución a través de farmacias a partir del año que viene, "como cualquier otro medicamento", indicó Mechoulam.

"Israel puede ser un ejemplo, pues ofrece alternativas al tratamiento convencional. Cannabis es una de ellas", explicó la directora de Tikkun Olam, Ma’ayan Weisberg. "Y es orgánico", observó.

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