COLUMNA: Mujeres hablan en voz alta

Los esfuerzos mundiales por alcanzar los «tres ceros» para las mujeres y niñas -cero nuevas infecciones de VIH, cero discriminación y cero muertes relacionadas con el sida- ganan impulso.

Gran parte del progreso que hemos constatado está respaldado por el trabajo de mujeres que viven con VIH (virus de inmunodeficiencia humana, causante del sida).

Entre las mujeres adultas en países con ingresos bajos y medios, la tasa de infecciones de VIH cayó más de 50 por ciento en la última década. Las muertes relacionadas con el sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida) en mujeres disminuyeron 27 por ciento entre 2005 y 2011, contra una caída de 23 por ciento en los hombres

Más mujeres con VIH acceden a tratamiento: para fines de 2011, la cobertura de la terapia antirretroviral se mantuvo en 68 por ciento entre las mujeres, contra 47 por ciento entre los hombres.

El ritmo de los progresos se acelera. En 21 países prioritarios de África subsahariana –la región más afectada por la epidemia- casi la mitad de las mujeres embarazadas VIH positivas recibieron terapia para su propia salud en 2011, contra apenas 16 por ciento dos años atrás.
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Conforme se expande la profilaxis antirretroviral, hay una drástica caída en el número de nuevas infecciones de VIH entre niños y niñas. En África subsahariana, los nuevos contagios entre menores de edad cayeron casi 25 por ciento entre 2009 y 2011.

Pero, pese a esos logros, nuestros esfuerzos por las mujeres y las niñas siguen siendo inadecuados. Ese es el mensaje que ha sido amplificado por mujeres con VIH de todo el mundo en el nuevo informe "Mujeres en voz alta".

Según el documento, presentado el martes 11 por Onusida y ONU Mujeres, casi dos tercios de las embarazadas no conocen su estatus de VIH.

En muchos contextos, el miedo a la violencia y a la discriminación sigue jugando un importante papel en su renuencia a someterse a exámenes de VIH o, si son VIH positivas, a recibir tratamiento.

El informe revela que el VIH continúa pasando la misma elevada factura a las jóvenes: las tasas de infección entre mujeres de entre 15 y 24 años son el doble que las de sus pares hombres.

Esta disparidad es más pronunciada en África subsahariana, donde 3,1 por ciento de las mujeres jóvenes viven con VIH, contra 1,3 por ciento de los hombres jóvenes.

Las trabajadoras sexuales son particularmente vulnerables al VIH. Según una revisión que se acaba de hacer a la información provista por 50 países, las trabajadoras sexuales tienen 13,5 veces más probabilidades de ser VIH positivas que las mujeres que no realizan trabajo sexual.

Claramente, nuestro viaje está lejos de terminar. Llegar a cero requerirá de una acción acelerada para mujeres y niñas en varias áreas clave.

En primer lugar, las mujeres y las niñas, en toda su diversidad, deben estar equipadas con el conocimiento y el poder para protegerse del VIH y de la violencia.

En la búsqueda de ese fin, la igualdad de género, el empoderamiento económico y los derechos de las mujeres -en particular, sus derechos sexuales y reproductivos- son elementos no negociables de las respuestas efectivas al VIH.

En segundo lugar, una completa educación sexual es clave para todos los jóvenes, sobre todo para las mujeres con VIH, que pueden afrontar especiales desafíos en las relaciones íntimas.

En tercer lugar, es nuestra responsabilidad colectiva abogar por cambios en las leyes, en las políticas y en las prácticas –con base en la realidad- para proteger a las mujeres y a las niñas del estigma y de la discriminación, salvaguardar sus derechos humanos y escudarlas de agresiones como las violaciones y la violencia de género.

Finalmente, hombres y niños deben involucrarse plenamente en este movimiento para crear un ambiente propicio a nivel familiar, comunitario y nacional.

Como testifica nuestro informe, el activismo de las mujeres que viven con VIH es crucial. El mundo necesita el liderazgo de las mujeres, capacidad de resistencia y buenas prácticas para transformar a nuestras sociedades y comunidades. Y necesitamos un apoyo más fuerte para su plena participación en las respuestas al sida.

"A pesar de décadas de defensa y evidencias, las voces de las mujeres y niñas siguen al margen", observaron activistas de tres rincones del globo en un editorial conjunto para "Mujeres en voz alta".

Cuando las mujeres con VIH se expresan, debemos escuchar atentamente y actuar en solidaridad para transformar sus palabras en acción.

*Michelle Bachelet es directora ejecutiva de la Entidad de las Naciones Unidas para la Igualdad de Género y el Empoderamiento de la Mujer (ONU Mujeres). Michel Sidibé es el director ejecutivo del Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/Sida (Onusida). Jennifer Gatsi Mallet es directora ejecutiva de la Red por la Salud de las Mujeres en Namibia.

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