Limitar el recalentamiento planetario a dos grados no será suficiente para salvar a la mayoría de los arrecifes de coral del mundo.
Alrededor de 70 por ciento de estos sufrirán una degradación de largo plazo para 2030 si las temperaturas globales promedio aumentan al menos dos grados, según un artículo de investigación científica publicado el fin de semana en Nature Climate Change.
Y el planeta se recalentará más de dos grados si los gobiernos no adoptan compromisos más ambiciosos para reducir sus emisiones de gases invernadero, causantes del cambio climático, principalmente de la quema de petróleo, gas y carbón.
La humanidad va en camino de recalentar la atmósfera a un promedio de tres o cuatro grados, según el observatorio científico internacional Climate Action Tracker. La mayoría de los expertos alertan que esos niveles de temperatura serán "catastróficos".
Las temperaturas mundiales crecieron un promedio de 0,8 grados hasta ahora, y eso ha sido suficiente para derretir gran parte del Ártico y generar eventos climáticos extremos en todo el planeta.
Mantener el recalentamiento por debajo de los dos grados es solamente un asunto de "voluntad política", y no de tecnología, sostuvo Bill Hare, director de Climate Analytics, una de las organizaciones asociadas a Climate Action Tracker.
Si la humanidad quiere mantener al menos la mitad de los arrecifes de coral remanentes, las temperaturas globales no deberían superar los 1,5 grados. "Limitar el recalentamiento planetario a dos grados probablemente no salvará a la mayoría de los corales", subraya el estudio.
"Debemos darnos cuenta de lo que está en juego con el aumento de las temperaturas mundiales", dijo Malte Meinshausen, coautor de la investigación y miembro de la Escuela de Ciencias de la Tierra en la australiana Universidad de Melbourne.
"Los países deben ser lo más ambiciosos que puedan en materia de reducción de emisiones para darles una oportunidad a los corales", señaló a IPS.
Muchos científicos consideran que los arrecifes coralinos son esenciales para la supervivencia humana. Para más de 2.600 millones de personas, los mariscos son la principal fuente de proteínas.
Los corales funcionan además como hábitat de muchos tipos de peces, y son vitales para más de 33 por ciento de todas las especies marinas, según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza.
Los arrecifes también protegen las costas de las tormentas. Sin ellos, por ejemplo, Belize sufriría daños por 240 millones de dólares a causa de las tormentas, según una estimación.
El estudio utilizó los últimos modelos climáticos y los aplicó a la creciente información científica sobre los impactos del aumento de las temperaturas y de los niveles de acidificación proyectados para las próximas décadas, indicó el biólogo marino y climatólogo Simon Donner, coautor del informe, de la canadiense Universidad de Columbia Británica.
La acidificación de los océanos reduce la tolerancia térmica de los corales, explicó. Los corales tropicales pueden desarrollarse dentro de un rango de temperaturas más estrecho. Cuando el agua se calienta apenas dos o tres grados, se blanquean.
Si la presión del calor persiste durante mucho tiempo, pueden morir en grandes cantidades, como ocurrió en 1998, cuando se perdieron 16 por ciento de los corales tropicales del planeta.
Las emisiones de gases invernadero no solo recalientan los océanos, sino que también los han hecho 30 por ciento más ácidos. Los océanos y la atmósfera están íntimamente conectados. Cuando se libera dióxido de carbono (CO2) a la atmósfera por la quema de combustibles fósiles, parte de ese gas se combina con iones de carbonato en el agua marina, formando ácido carbónico.
Este cambio en la química de los océanos no había ocurrido en millones de años, y está comenzando a disolver los arrecifes de coral.
Algunos corales sin duda sobrevivirán y se adaptarán a las nuevas condiciones, aunque los cambios serán más rápidos de lo que hayan sufrido jamás, indicó Donner.
"La humanidad perderá los servicios que los corales han provisto por miles de años", alertó.
Aún con un recalentamiento de 1,5 grados, solo la mitad de los corales sobrevivirán, calcula el estudio.
Todo esto añade peso científico al llamado de pequeños estados insulares y otras naciones a que las temperaturas globales no aumenten más de 1,5 grados.
En la 16 Conferencia de las Partes (COP 16) de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, celebrada en la ciudad mexicana de Cancún en 2010, los gobiernos se comprometieron oficialmente a no permitir un recalentamiento global superior a dos grados.
Una alianza de pequeños estados insulares y africanos presionaron sin éxito para que el límite fuera 1,5 grados, debido a los daños que se sufrirán si las temperaturas mundiales superan esa marca.
Para cualquiera de ambas metas, las emisiones de dióxido de carbono deben comenzar a disminuir esta década, así que el debate por ahora es vano, según Meinshausen.
Una vez que las liberaciones de CO2 hayan caído significativamente, entonces el ritmo y el nivel de los posteriores recortes de emisiones tendrán relevancia en el objetivo final, señaló.
"Yo temo que vamos a perder nuestra única oportunidad de poner un límite a las emisiones esta década", lamentó.
Esos temores se incrementaron el mes pasado en una conferencia sobre cambio climático celebrada en Bangkok por la Organización de las Naciones Unidas, en la representantes de Estados Unidos sugirieron la necesidad de flexibilizar la meta de dos grados centígrados.
Diversos estudios demuestran que esa meta podría alcanzarse con costos modestos y generando varios beneficios, como menos contaminación aérea.
"Es muy importante motivar a las personas a que hagan su parte", dijo Meinshausen. "Un sólido acuerdo internacional es esencial si queremos tener alguna esperanza de reducir las emisiones".