ECONOMÍA-MALAWI: Gobierno pone coto a comerciantes chinos

Todos los negocios chinos fuera de las cuatro principales ciudades de Malawi tendrán que cerrar. Crédito: Claire Ngozo/IPS
Todos los negocios chinos fuera de las cuatro principales ciudades de Malawi tendrán que cerrar. Crédito: Claire Ngozo/IPS

Organizaciones de derechos humanos condenaron la decisión de clausurar todos los negocios chinos fuera de las cuatro principales ciudades de Malawi. Una nueva ordenanza prohíbe a extranjeros comercializar en las áreas rurales y periféricas.

La Ley de Promoción de Inversiones y Exportaciones exige a los comerciantes extranjeros que se trasladen a la cuatro mayores ciudades de este país de África austral: Lilongwe, Blantyre, Mzuzu y Zomba.

La ley es un intento de proteger los pequeños negocios locales de la competencia extranjera.

Dos prominentes organizaciones de los derechos civiles, el Centro para el Desarrollo del Pueblo y el Centro para la Rehabilitación de los Derechos Humanos (CHRR, por sus siglas en inglés), advirtieron al gobierno malauí que de esta forma se estaba estigmatizando a los extranjeros.

"Estamos preocupados por los crecientes sentimientos de xenofobia y los ataques a los extranjeros que hacen negocios legales en el país", dijo a IPS el director ejecutivo del CHRR, Undule Mwakasungula.
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El activista señaló que la forma en que estaban siendo tratados los comerciantes chinos constituía una violación a los derechos humanos.

"Malawi no debe perpetrar ataques xenófobos a ciudadanos extranjeros bajo el pretexto de proteger los negocios locales", afirmó.

La nueva ley entró en vigor el 31 de julio, luego de que comerciantes malauíes se agruparon en mayo y presionaron al gobierno para que expulsara a los comerciantes chinos.

Las protestas comenzaron en Karonga, una ajetreada localidad en el norte, fronteriza con Tanzania, y luego se propagaron a los 28 distritos del país.

Aunque todavía no hay cálculos oficiales de cuántos extranjeros serían afectados por la nueva ley, IPS pudo confirmar que los comerciantes chinos en siete de los 28 distritos cerraron sus negocios.

Ahora deberán solicitar nuevas licencias en las cuatro ciudades específicas. Pero muchos podrían no ser autorizados, ya que la nueva legislación requiere que los inversores depositen un mínimo de 250.000 dólares en el Banco Central de Malawi como capital inicial.

El ministro de Comercio, John Bande, dijo que la norma tenía el objetivo de regular la inversión extranjera.

"La nueva ley subraya claramente el tipo de negocios en los que podrán trabajar los inversores extranjeros. No aceptaremos que extranjeros vengan de lugares como China, abran pequeños comercios en las áreas rurales de este país y compitan con comerciantes locales", dijo Bande a IPS.

Pero Mwakasungula señaló que el principal desafío que afrontaban los negocios locales era la falta de capacidad financiera y técnica para competir con los extranjeros.

Opinó que el gobierno no tenía razones para recurrir a tan "drástica decisión".

"Es poco realista la idea del gobierno de que impidiendo que comerciantes extranjeros hagan negocios aquí podrá impulsar los negocios locales", dijo.

No hay cifras oficiales del número total de extranjeros que poseen empresas en Malawi, pero es evidente la propagación de comercios, restaurantes y hoteles propiedad de chinos en todo el país desde 2007, cuando Lilongwe estableció relaciones diplomáticas con Beijing.

Este país africano abandonó así 41 años de relaciones con Taiwán por acercarse al gigante de Asia.

China se convirtió en el mayor socio económico de Malawi desde entonces. Según estadísticas del Ministerio de Comercio malauí, el intercambio bilateral se incrementó 400 por ciento entre 2010 y 2011, sumando 100 millones de dólares el año pasado.

Los dos países firmaron en 2008 un memorando de entendimiento sobre temas de industria, comercio e inversiones. El documento compromete a China a incrementar la capacidad productiva de Malawi en tabaco, algodón, minería, silvicultura y producción de fertilizantes, entre otras cosas.

China también le dio a este país 260 millones de dólares en préstamos bajo condiciones favorables, donaciones y ayuda al desarrollo.

Este año abrió en Malawi el primer hotel cinco estrellas del país, que incluye 14 opulentas suites presidenciales y modernos centros de conferencias. Fue construido por el gobierno de China.

En abril pasado, las inversiones directas chinas en África superaron los 15.400 millones de dólares, según datos de la embajada de China en Malawi.

Pero muchos malauíes parecen no estar contentos con esta situación.

Ellen Mwagomba, quien ha estado a la vanguardia de las protestas contra los comerciantes chinos en Karonga, era dueña de una tienda de comestibles desde 2003. Dijo a IPS que las ventas en su comercio cayeron en picada en 2008, cuando inversores chinos comenzaron a llegar a la zona.

"Este lugar es una colmena de actividad, ya que está en la frontera. Los negocios solían ser buenos hasta que los chinos nos invadieron, trayendo artículos baratos y sacándonos nuestros clientes", dijo Mwagomba.

"Los productos que yo tengo son de la industria local y de Sudáfrica, y son de muy buena calidad, aunque no son muy baratos. Pero la gente prefiere ir por los productos chinos", dijo Mwagomba.

Explicó que los consumidores preferían comprar artículos chinos para maximizar su poder de compra. Setenta y cuatro por ciento de la población en Malawi vive con menos de 1,25 dólares diarios.

Mwagomba y otros comerciantes convencieron a la asamblea local para que expulsara a los chinos de su distrito.

"Comenzaron a irse en junio, y el negocio comenzó a remontar para nosotros, incluso antes de que la nueva ley entrara en vigor. Ahora hago unos 500 dólares diarios en ventas. Apenas hacía unos 100 dólares al día cuando los comerciantes chinos estaban aquí", dijo Mwagomba a IPS.

Muchos chinos creen que están siendo tratados en forma injusta.

Fu-han Chao tenía un restaurante en el distrito de Mzimba, en el norte de Malawi. Pero se vio obligado a cerrarlo por una ordenanza de las autoridades locales, luego de que comerciantes locales se quejaron de que sus pares chinos vendían a precios bajos.

Los malauíes "no trabajan tan duro como nosotros. Abrimos las puertas de nuestros comercios mucho antes y las cerramos mucho después. Abrimos los domingos, cuando la mayoría de los negocios cierran, y somos odiados por eso. Hemos sido tratados muy injustamente, y estoy muy molesto. La mayoría de las veces me siento amenazado", dijo Chao a IPS.

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