Un nuevo sistema para calcular cuántos gases de efecto invernadero produce la deforestación de la Amazonia brasileña llega en un momento oportuno para medir las consecuencias que tendrá la reforma del Código Forestal.
El nuevo sistema de cálculo satelital optimiza el control estatal de los bosques.
Las emisiones de dióxido de carbono causadas por la deforestación de la Amazonia brasileña cayeron 57 por ciento entre 2004 y 2011, en virtud de la reducción de la tala, según datos divulgados el 10 de este mes por el Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (INPE, por sus siglas en portugués), con sede en São José dos Campos, en el sureño estado de São Paulo.
En el mismo período, la deforestación amazónica registró una caída de 78 por ciento.
La tala ilegal de la selva amazónica alcanzó su punto máximo en 2004, cuando se eliminaron 27.700 kilómetros cuadrados de bosques. Pero en 2011 solo se talaron 6.400 kilómetros cuadrados, según el gubernamental INPE, por el refuerzo de la vigilancia sobre los taladores, los incendios forestales y el uso inadecuado del suelo, entre otras causas.
[related_articles]
El año pasado, la región amazónica liberó 401 megatoneladas de dióxido de carbono frente a 953 en 2004. Esto representó una reducción de 552 megatoneladas de ese gas invernadero lanzadas a la atmósfera, indicó el INPE.
Los datos se obtuvieron a partir del sistema INPE-EM (Emission Model) que, según explicó a IPS el coautor del estudio, Jean Ometto, contempla nuevos elementos que hacen más "representativo" el cálculo.
El método considera una serie de procesos relacionados con la deforestación y las actividades posteriores a ella en las áreas taladas, como agricultura y pecuaria.
También toma en cuenta otros procesos vinculados a la eliminación de masa boscosa y a las emisiones de dióxido de carbono, como la explotación maderera, el fuego empleado para eliminar restos vegetales, la descomposición de la materia orgánica del suelo y el crecimiento de la vegetación secundaria, entre otros.
"Lo que cambia en este modelo es el hecho de considerar varios procesos asociados a la deforestación que interfieren en la cantidad de carbono emitido hacia la atmósfera", sintetizó.
La metodología utiliza informaciones de la literatura científica y mapas de biomasa y de ocupación del suelo.
Pero también se emplean los datos del Programa de Cálculo de la Deforestación de la Amazonia (Prodes), el más antiguo del INPE, basado en el análisis de los pixeles (la menor unidad homogénea en color de una imagen digital) de las fotografías satelitales, que permite determinar si el área representada está o no deforestada.
Según Ometto, los sistemas que no incluyen todos esos elementos para estimar las emisiones relativas a la deforestación arrojan valores mayores de reducción, considerando el mismo mapa de biomasa de la floresta.
Por el método anterior, por ejemplo, la reducción de emisiones de carbono entre 2004 y 2011 sería de 74 por ciento, en lugar del 57 por ciento medido ahora, explicó a IPS el coordinador del Instituto Democracia y Sustentabilidad, Bazileu Margarido.
El nuevo sistema es "confiable" y "representa una evolución", ya que el objetivo es evaluar reducciones o aumentos de la emisión de gases de efecto invernadero y no solamente el área deforestada, consideró.
La medición tradicional trata a toda la selva amazónica como si fuera homogénea, "mientras que en la realidad presenta variaciones importantes de una región a otra", dijo.
"Un área deforestada en el norte del estado de Pará (en el extremo septentrional) emitirá una cantidad de carbono muy diferente a un área similar en el estado de Mato Grosso (centro-oeste), porque la densidad de árboles, y por tanto de carbono capturado, es diferente en Pará y en Mato Grosso", ilustró.
Otro factor que incide en la degradación de las florestas son los incendios provocados en preparación del terreno para la agropecuaria, conocidos como "queimadas". "Aun sin aumentar el área deforestada, provocan grandes emisiones de carbono y se han incrementado de forma preocupante en los últimos años", destacó Margarido.
El físico Roberto Kishinami, especializado en cambio climático y uso sustentable de recursos naturales, opinó que esta metodología, publicada por la revista Global Change Biology, "es tan confiable como el Prodes, considerado internacionalmente un buen modelo".
"La cantidad de carbono varía de un lugar a otro y las dinámicas de emisión a la atmósfera cambian también en función del tipo de intervención, como corte, quema o limpieza", abundó.
Kishinami, consejero de la organización ActionAid International, espera que el sistema se perfeccione aun más, entre otras razones porque los próximos satélites del programa China-Brazil Earth Resources Satellite transportarán cámaras de mejor resolución. "Eso significa una mejor cobertura de la Amazonia".
La nueva metodología y los avances en el control de la deforestación se conocen mientras el Congreso legislativo analiza una medida provisoria y vetos a 12 artículos introducidos por la presidenta Dilma Rousseff al proyecto de nuevo Código Forestal.
La medición fina de la deforestación y de la consecuente emisión de gases invernadero será el mejor testigo de los efectos que tendrá la nueva norma en la selva.
Diferentes organizaciones ecologistas consideran que la reforma del Código Forestal, aprobada el 25 de abril por el parlamento, debilitará la protección de los bosques.
"Si el nuevo Código, más agropecuario que forestal, termina incorporando lo que está aprobando ahora la comisión mixta (parlamentaria) de la medida provisoria, como la eliminación de la protección de los ríos intermitentes, la deforestación va a volver a aumentar mucho en toda la Amazonia", sostuvo Kishinami.
El Código aún vigente prohíbe talar los bosques situados en nacientes y riberas de ríos permanentes e intermitentes.
"La mayor parte de los afluentes que alimentan a los grandes ríos son temporarios o intermitentes en toda la Amazonia", aclaró.
Para Margarido, los resultados fueron "muy positivos" en los últimos siete años porque la lucha contra la tala se basó en el Programa de Prevención y Control de la Deforestación en la Amazonia y en un marco institucional construido en las últimas tres décadas, "donde el Código Forestal de 1965 era una pieza clave".
"El desmantelamiento del Código, que está engendrando el Congreso con el beneplácito del gobierno, podrá provocar una reversión preocupante", lamentó.