La juventud no debe dejarse convencer por el discurso del «pragmatismo» y tiene que continuar «sosteniendo las utopías» a través de una militancia de nuevo cuño, «autoral», instó la activista Marina Silva, exministra de Ambiente de Brasil.
"A ustedes les tendieron una trampa, les hicieron creer que quien es soñador es ciudadano de segunda clase y que para madurar hay que ser realistas", dijo Silva ante unos 2.000 jóvenes.
"¡No sean pragmáticos! ¡Sean soñadores! ¡Continuemos siendo mantenedores de utopías!", exhortó la discípula del ambientalista brasileño Chico Mendes, asesinado en 1988 por enfrentarse a terratenientes responsables del constante avance depredador en la Amazonia.
"Chico Mendes escogió algo que todavía no existía en su época: defender la selva", dijo, arrancando aplausos y vivas de la populosa platea juvenil, convocada a la Cumbre de los Pueblos para discutir y adherir a la llamada "Carta de la Tierra", un documento de la sociedad civil de 2000 que contiene los principios éticos de la ecología.
"Vivimos una emergencia planetaria" por la depredación de los recursos naturales y la extinción cada vez más vertiginosa de especies, "1.000 veces más que 50 años atrás", advirtió Silva, quien fue ministra de Medio Ambiente de 2003 a 2008 en el gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva, cargo al que renunció por discrepancias con la política de desarrollo de entonces.
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Ante el desafío, convocó a los jóvenes a asumir la lucha ambiental desde un "nuevo tipo de militancia, es decir ya no en los partidos políticos, sindicatos, organizaciones no gubernamentales ni gobiernos, que era la que existía en mi época", sostuvo.
"Hoy la militancia es autoral. Ustedes deben ser los autores, movilizarse por sus principios y placer ( ) de manera creativa", exhortó Silva, quien también fue senadora del izquierdista Partido de los Trabajadores y finalmente, en 2010, candidata frustrada a la Presidencia de Brasil por el Partido Verde.
"Sus sueños son mayores que las urnas", dijo, en alusión a una de las consignas de la juventud española, así como también de los representantes de los gobiernos reunidos en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo Sostenible o Río+20.
La ambientalista se expresó de esa manera después de escuchar a la primera conferencista del plenario juvenil, la canadiense Severn Cullis-Suzuki, quien a los 12 años emocionó a una platea de la Organización de las Naciones Unidas en la primera cumbre mundial del ambiente conocida como Río 92.
Hoy, a los 32 años, bióloga ambiental y con dos pequeños hijos, está decepcionada por la nueva estrategia, "sin valores", diseñada para "transformar todo lo que viene de la naturaleza en lucro", que es fomentada por el "aumento del poder corporativo".
"Es inquietante oír el discurso de Cullis-Suzuki, que después de 20 años de haber hecho un llamado tan emotivo a los gobiernos, nos dice que no hicieron casi nada", lamentó Silva.
"Mi hija nació en esa época y yo tenía 34 años; ahora mejor no hacer las cuentas, pues han pasado 20 años y los líderes del mundo continúan evaluando si vienen o no" a la cumbre oficial de Río de Janeiro, dijo la activista al referirse a gobernantes de algunos países, como el estadounidense Barack Obama, que no se saben si asistirán.
A pesar de su decepción, Cullis-Suzuki consideró que la esperanza son los jóvenes y la lucha "intergeneracional" para defender una "nueva definición de progreso y bienestar humano"
"Aprendí en mis caminatas que el mundo está desesperado por tener voces de personas jóvenes", enfatizó.
Los discursos emocionaron a la audiencia juvenil angustiada con el actual sentido de emergencia del planeta, como Soraya Lima, de 21 años, una estudiante de pedagogía que dijo a TerraViva que se sintió identificada con el llamado a defender las utopías fuera de la política tradicional "organizados en grupos".
A su vez, Priscilia Rodrigues, alumna de 19 años de la carrera de ecología, sostuvo que hay que sostener las utopías "pero con los pies en el suelo", porque todavía hay muchos jóvenes que ni saben que es "Río+20" y "mucho menos Río 92".
Andre Girardi, de 20 años y estudiante administración de empresas, opinó que la alternativa de movilización son las redes sociales y otros instrumentos de Internet, a través de los cuales se comunican hoy los jóvenes.