El titular de un periódico de Nueva York en marzo pasado capturó la esencia de una posible amenaza a la estabilidad mundial: «Informe de Estados Unidos prevé tensiones por el agua».
El estudio, una suma de reportes de inteligencia estadounidenses, alertaba que en los próximos 10 años muchos países "casi seguramente experimentarán problemas relacionados con el agua, por escasez, mala calidad o inundaciones, que podrían generar inestabilidad y fallas en los estados, incrementando las tensiones regionales".
Pero a pesar de estas advertencias, hay temores de que el plan de acción que se espera sea acordado en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo Sostenible, conocida como Río+20, del 20 al 22 de este mes en Río de Janeiro, deje afuera el asunto clave del agua y el saneamiento.
"Muchos están perdiendo su fe en el sistema de Naciones Unidas, y un resultado débil de Río+20 contribuirá a esa desconfianza", alertó Karin Lexen, del Instituto Internacional del Agua de Estocolmo.
"Por supuesto, nos gustaría ver un resultado contundente, con compromisos concretos y con visión de futuro", dijo Lexen a IPS.
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El experto señaló además que sería importante que los líderes reunidos en Río de Janeiro acordaran nuevas metas de desarrollo sostenible.
Como elemento clave de la economía, el agua claramente debe ser tema de una de las metas, pero también ha de estar incluida en otras referidas a sectores como la energía y la alimentación, añadió.
La conferencia, a la que asistirán más de 120 jefes de Estado y de gobierno, se realizará 20 años después de la Cumbre de la Tierra, también celebrada en Río de Janeiro.
El secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Ban Ki-moon, dijo que la cumbre debe lograr progresos en los elementos fundamentales de la sostenibilidad: energía, agua, alimentación, ciudades, océanos, empleo y empoderamiento de las mujeres.
Por su parte, la reportera especial de la ONU sobre el derecho humano al agua y al saneamiento, Catarina de Albuquerque, instó a los estados miembros a contemplar este tema en Río+20.
En una carta abierta a los gobiernos que discuten el documento final del encuentro, De Albuquerque expresó su preocupación por la posibilidad de que se excluya del texto un expreso reconocimiento del derecho humano al agua y al saneamiento, luego de que fracasaran en este aspecto tres rondas de negociaciones en Nueva York.
"Algunos países sugirieron un lenguaje alternativo que no hace explícita mención del derecho humano al agua y al saneamiento. Otros intentaron reinterpretarlo e incluso diluir el contenido de este derecho", señaló.
De Albuquerque subrayó que el acceso al agua ya ha sido reconocido como derecho humano tanto por la Asamblea General de la ONU como por el Consejo de Derechos Humanos del foro mundial en 2010.
Cuando fijen metas sobre acceso a agua potable, los líderes reunidos en Río+20 deberán integrar el concepto de ese recurso como derecho humano, insistió.
El agua debe estar disponible en cantidades suficientes para proteger la salud y la dignidad humanas, en especial para los más marginados, señaló.
En tanto, Lexen dijo a IPS que en Río+20 era clave acordar "una gestión sabia y sostenible del agua".
Si todo sigue como está, la demanda mundial de agua podría superar a la oferta en 40 por ciento para 2030.
Esto, alertó, pondrá en riesgo también a la energía y a la alimentación, incrementará los costos de la salud pública, limitará el desarrollo económico, desatará tensiones sociales y geopolíticas y causará daños ambientales duraderos.
"Por lo tanto, los fundamentos de una economía verde eficiente deben ser construidos sobre el agua, la energía y la seguridad alimentaria, y esos temas tienen que ser encarados de forma integrada y global, además de quedar reflejados" en el documento final de Río, sostuvo.
Lexen opinó que las conferencias internacionales aún no le han dado al agua el lugar prominente que merece, considerando su rol fundamental para la vida y el desarrollo, además de ser herramienta para la cooperación pero también posible motivo de conflictos.
Aunque el agua es mencionada en el borrador de la declaración de Río+20, está excluida cuando se refiere a otras áreas relacionadas.
Las delegaciones siguen debatiendo sobre el concepto del acceso al agua y al saneamiento como derecho humano, cuando faltan pocos días para que comience la cumbre.
"Tenemos mucho trabajo en la última semana que queda por delante, y en la misma cumbre, para asegurar que haya concretos compromisos y un resultado contundente", afirmó Lexen.