El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, expresó su frustración por la falta de progresos sustanciales en las discusiones sobre un plan de acción a ser aprobado en la cumbre Río+20.
"Estoy decepcionado con las negociaciones. No están avanzando lo suficientemente rápido", se lamentó. El secretario general cree que la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo Sostenible, que se realizará del 20 al 22 de junio en Río de Janeiro, es el ámbito ideal para tratar los principales problemas económicos y ambientales del planeta.
"Tenemos un plan ambicioso para lograr un progreso real. Pero necesitamos un acuerdo en los temas más difíciles", dijo.
Ese acuerdo, sin embargo, sigue siendo difícil de alcanzar a pesar de varias rondas de negociaciones a puertas cerradas.
"Celebramos que Ban Ki-moon haya puesto el desarrollo sostenible como tema central de su segundo periodo" en el cargo, dijo a IPS el director político de Greenpeace Internacional, Daniel Mittler, quien ha seguido de cerca las negociaciones.
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"Compartimos esta decepción de que los gobiernos les den prioridad a los (países) que contaminan, flexibilicen sus compromisos y se pierdan en cientos de corchetes (indicadores de desacuerdos) en lugar de trabajar por el futuro que queremos: con cero deforestación, océanos saludables y energía para todos", sostuvo.
El secretario general debe seguir dejando en claro que de esta manera no se logrará nada, agregó Mittler.
Consultado sobre las posibilidades de que se concrete un documento positivo antes de que comience la cumbre, señaló: "Hasta ahora, lo que está sobre la mesa para Río+20 es vergonzosamente inadecuado".
Sostuvo que los gobiernos atienden los intereses de quienes contaminan y no del resto de las personas, y acusó específicamente a Canadá y Estados Unidos de "diluir sus compromisos".
El activista contó que, en una sesión de las negociaciones, la delegación estadounidense dijo que tenía "un problema con la palabra comprometer".
"Esto resume la situación en la que nos encontramos hoy, con gobiernos que vergonzosamente no están dispuestos a comprometerse ni a hacer las transformaciones que necesitamos", afirmó Mittler.
Río+20 hará una revisión de los pasos dados desde la Cumbre de la Tierra, celebrada en esa misma ciudad brasileña en 1992, que reafirmó la integración del ambiente a la agenda de desarrollo de la ONU (Organización de las Naciones Unidas).
Después de dos largas sesiones, el Comité Preparatorio (PrepCom) integrado por los 193 países miembro del foro mundial sigue fuertemente dividido.
Luego de una reunión el mes pasado, el PrepCom celebrará una nueva sesión el 29 de este mes, y otra final de tres días a mediados de junio en Brasil, justo antes de que comience la cumbre, para discutir el plan de acción propuesto, denominado "borrador cero".
Las negociaciones también incluyen cinco encuentros regionales.
Anticipándose a otro fracaso la próxima semana, el secretario general dijo que les solicitó a los gobiernos que concluyeran el borrador del plan de acción, titulado "El futuro que queremos", mucho antes del inicio de Río+20.
"No podemos esperar hasta que lleguen a Río", dijo, y añadió: "Un éxito significa que haya luz en lugares donde las personas antes vivían a oscuras, y alimentos para las familias que hoy están hambrientas".
Un acuerdo en Río debe además proteger los océanos y mejorar la vida en las ciudades, apuntó. "Permitirá avances en todo nuestro planeta", declaró.
Mientras, el portavoz de Ban, Martin Nesirky, dijo la semana pasada a periodistas que no debería sorprender a nadie que se trate de un proceso difícil.
"Es una conferencia grande e importante, y obviamente sus objetivos son también muy importantes para toda la humanidad", destacó.
Por tanto, "debe esperarse que las negociaciones preliminares sean complejas".
Ban dijo la semana pasada que se espera la participación de unas 70.000 personas en la cumbre, incluyendo más de 100 líderes mundiales, así como representantes de la sociedad civil, del sector privado y de los medios internacionales.
Mittler dijo a IPS que Río+20 debía lograr un acuerdo para detener la deforestación y propiciar una revolución energética basada en las fuentes renovables y en la eficiencia.
Por otra parte, hay un área en la que los gobiernos aún pueden lograr verdaderos pasos: la protección del mar, indicó.
Actualmente, más de 60 por ciento de los océanos son explotados y no hay forma legal de crear áreas protegidas en alta mar, que no se encuentran bajo ninguna jurisdicción nacional en particular.
Muchos gobiernos, científicos y organizaciones no gubernamentales presionan para que al término de Río+20 se concrete el Acuerdo sobre Biodiversidad en Alta Mar.
Por el momento, dijo Mittler, ese acuerdo todavía está siendo negociado.
"Dependiendo de si los gobiernos se comprometen o no, se verá claramente a quién están escuchando, si al pueblo o a los que contaminan", declaró.